Argentina: La lucha contin�a
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El destino de un peso pesado bonaerense
Scioli al gobierno �Fern�ndez al poder?
Bolet�n quincenal N�68
Prensa de Frente
Fue en plena campa�a porte�a cuando el quilme�o manifest� seguir siendo amigo
del ex presidente Carlos Menem. La declaraci�n, hecha con un Kirchner en plena
campa�a pre ballotage, fustigando fuerte contra la d�cada del '90, pas�
extra�amente desapercibida. El poder acumulado por el actual ministro del
Interior An�bal Fern�ndez, en los �ltimos cuatro a�os, lo convierten en un peso
pesado en la pol�tica bonaerense. Pese a los intentos del matrimionio Kirchner
de arrebatarle su sue�o de ser gobernador, el poder de An�bal definir� buena
parte de la suerte de quien seguramente gobierne la provincia, el ex motonauta
Daniel Scioli.
En 1994, debi� abandonar su sue�o reeleccionario al frente de la intendencia de
su pago chico, Quilmes, dejando una deuda de 11 millones de d�lares y con una
denuncia de malversaci�n de fondos nunca aclarada pes�ndole sobre los hombros,
por la cual estuvo pr�fugo. El auxilio de Eduardo Duahlde, los fueros obtenidos
con una banca en la legislatura provincial y el bajo perfil temporal elegido
hicieron que el tema perdiera la trascendencia nacional que hab�a logrado. La
causa en Quilmes se resolvi� con un repentino ascenso para el juez que lo
investigaba. Fue reci�n durante el Gobierno de Carlos Ruckauf, como secretario y
ministro de Trabajo bonaerense, cuando Fern�ndez comenz� a levantar cabeza y a
tejer su fama de conocedor de las organizaciones piqueteras, fen�meno que se
trasladaba del interior pa�s al conurbano y jaqueaba el manejo pol�tico
clientelar del PJ en el territorio. Cuando, tras la pueblada de fines de 2001,
Duhalde lleg� a la presidencia de la mano de numerosos caudillos bonaerenses,
An�bal ocup� el cargo de secretario de la presidencia.
Una vez en el ejecutivo nacional, Fernandez cumpli� el rol siendo uno de los
principales voceros del gobierno de transici�n, mientras se capeaba el temporal
de cacerolas y piquetes. Supo, como ning�n otro, quedar p�blicamente al margen
del armado que trajo el final de varios cuadillos bonaerenses en el ejecutivo
nacional: la Masacre de Avellaneda, cuando como resultado de un plan de los
"duros" funcionarios nacionales, un comisario de la bonarerense fusil� a Dar�o
Santill�n y Maximiliano Kosteki. An�bal gambete� el golpe que min� buena parte
de la carrera de sus antiguos amigos de la provincia. Tanto es as� que se
encontraba fuera del pa�s al momento de la represi�n en Avellaneda.
A caballo de sus conocimientos de la profundidad del agitado conurbano, la
llegada al gobierno nacional de Nest�r Kirchner, en Mayo de 2003, le depar� a
Fern�ndez hacerse cargo del ministerio del Interior. Fue, de los pol�ticos
bonaerenses con dominio territorial en la provincia, el �nico que incremento su
poder durante el kirchnerismo. Desde su cartera mantiene con las estructuras
policiales y de inteligencia una relaci�n acietada. "Nadie como �l para manejar
con soga corta a la bonaerense" habr� pensado Kirchner.
El actual presidente le encomend� el trabajo de "ablande" de las organizaciones
sociales en la calle. Trabajo no menor: dos movilizaciones marcaron el fin de
gobiernos que lo antecedieron. Los jefes de los escuadrones especiales de
Gendarmer�a y Prefectura, cuyo millonario, moderno y cinematogr�fico
equipamiento gestion� el ministro en persona frente al estado Israel�, fueron
formados con extrema minuciosidad sobre las internas y las caracter�sticas de
los diferentes grupos que bloqueaban los accesos a Capital Federal. Mientras el
oficialismo de desga�itaba en discursos tolerantes y progresistas, Fern�ndez,
apelando a la estrategia de inteligencia y sobre las organizaciones y
movilizaciones, a la saturaci�n de efectivos y al casi nulo di�logo en la
negociaci�n, asegur� operativos econ�micamente costosos pero con riesgo pol�tico
cero en Puente Pueyrred�n frente a los piqueteros y en Capital, para impedir el
acesso de una masiva movilizaci�n de estudiantes a Plaza de Mayo. El ministro
prefiri� que fueran las fuerzas a su cargo las que cortaran calles y puentes,
antes de dejarle la iniciativa al "enemigo". Las experiencias previa en cuanto a
la contenci�n de la protesta social y el alto consenso del actual gobierno
colocaban al quilme�o un paso adelante que sus pares en el asunto. La
desaparici�n de Jorge Julio L�pez y las denuncias de secuestros, golpizas y
amedrentamiento de militantes, son contracara en la eficiencia del ministro.
Durante el juicio por la Masacre de Avellaneda, el comisario Fanchiotti y su
patota contaron con los servicios de costosos abogados. Todos ellos, residentes
en Quilmes. Fern�ndez fue uno de los pocos funcionarios de renombre que se
acerc� a los tribunales de Lomas de Zamora en calidad de testigo. Lleg� al lugar
en helic�ptero en medio de un fastuoso operativo de "sus fuerzas".
Corri�ndola de las movilizaciones, Fern�ndez dej� v�a libre para que la polic�a
se haga cargo, �nicamente, de "administrar" el territorio del conurbano, donde
mejor funciona una estructura corrupta, a quien nadie quiso depurar
eficientemente desde 1983 a la fecha. Su ciudad natal, Quilmes, cuenta
actualmente con la mayor cantidad de laboratorios clandestinos de fabricaci�n de
droga de la provincia, y el de mayor �ndice de consumo de pasta base. La
gendarmer�a creci� como fuerza operativa ministro frente a la conflictividad
social: la militarizaci�n en Santa Cruz, el cerrojo de la Fuerte Apache, de yapa
en los �ltimos seis meses dos protestas de vecinos en Quilmes fueron reprimidas
por los hombres de verde.
Su excelente relaci�n con el titular de la Asociaci�n del Futb�l Argentino (AFA),
a quien accedi� de la mano de Jos� Luis Meiszner, titular del Quilmes Atletico
Club y segundo de la asociaci�n de futb�l, le permite negociar directamente los
operativos en los estadios del pa�s en beneficio de las c�pulas policiales. El
hijo de Meiszner, Andr�s, es el titular del Registro Nacional de Armas (RENAR),
que pas� a orbita del ministerio del Interior durante la gesti�n de Fern�ndez,
desde el cual se administra y autoriza lo atinente al negocio de las armas.
Actualmente, el ministro entabla p�blicas pol�micas respecto de la lucha contra
el narcotr�fico, una vieja bandera Duhaldista, tras los enormes "negocios" que
trae aparejada.
El capital pol�tico del ministro radica en la relaci�n con las fuerzas de
seguridad e inteligencia, las cuales manejan buena parte del "negocio sucio" de
la provincia en alianza con los Intendentes. "Voy a gobernar la provincia" fue
el tempranero anuncio de Fern�ndez. El presidente y su mujer prefirieron a
Daniel Scioli para suceder a Felipe Sol�. El futuro incierto del Fern�ndez no
dilapida su poder acumulado, quien si no encuentra justa correspondencia en la
estructura ping�ina, buscar� por fuera al primer resbal�n.