Argentina: La lucha continúa
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IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional
Sudamericana)
Una polémica iniciativa
Los megaproyectos en infraestructura -que muchos lo consideran como
apéndices del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)- plantean el debate
sobre qué modelo de desarrollo y de sociedad se pretende construir. Por eso, en
la ciudad de Rosario y organizado por la Central de Trabajadores de la Argentina
(CTA), se realizó el viernes pasado la jornada "iniciativa IIRSA" para analizar
los alcances y derivaciones que estos planes pueden producirán en región.
Mariano Vázquez
Enredando
En el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Rosario, comenzó en horas de la mañana el encuentro "Iniciativa
IIRSA". Al comienzo, Jorge Acedo, secretario general de la CTA Rosario; Adolfo
Aguirre, secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Nacional; y Hugo
Perosa, integrante de esa secretaria hicieron una presentación del tema; luego,
se inició el trabajo en tres comisiones: infraestructura y transportes,
agronegocios, y energía. La jornada fue organizada por la secretaría de
Relaciones Internacionales de la Central, la CTA Rosario y su Instituto de
Estudios y Formación; y por el Grupo de Estudiantes Independientes (GEI).
También participaron delegaciones del Brasil y Paraguay. En cuanto a los
proyectos que se han priorizado se destacan: la consolidación de los corredores
biocéanicos (sentido Este-Oeste) y de los corredores viales verticales (sentido
Norte-Sur; mejoras en la red vial y caminos rurales; desarrollo del transporte
fluvial. Además, la iniciativa señala que existen diez ejes de integración y
desarrollo en Sudamerica; una "cartera" de 335 proyectos de infraestructura que
se requieren para poner en funcionamiento estos ejes, que representan una
demanda de 37 mil millones de dólares en América del Sur. La Iniciativa para la
Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) es un programa
de los 12 países de América del Sur para la integración física en las áreas de
transporte, comunicaciones y energía, que se originó en la primera reunión de
presidentes de América del Sur realizada en el año 2000, en Brasilia. Según sus
promotores "es un compromiso de los gobiernos sudamericanos con la modernización
y la integración de la infraestructura regional" cuya financiación correrá por
cuenta de tres agencias multilaterales: la Corporación Andina de Fomento (CAF),
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Financiero para el
Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA). Al respecto, Perosa señaló que "IIRSA,
pese a presentarse como un mecanismo completo de alcance regional, no es un plan
estratégico de infraestructura para la región sino que constituye, según sus
promotores, una `cartera de proyectos’; es decir, una programación de obras de
infraestructura presentadas por los gobiernos y seleccionadas según los
criterios y prioridades fijados por los organismos financieros de la región".
Apuntó que esta propuesta "se asienta sobre una de las regiones más ricas del
planeta en gas, petróleo, minería, tierras fértiles, agua, lo que refuerza el
carácter estratégico del modelo de infraestructura elegido y demuestra que este
no es un concepto neutral". Y señaló que los proyectos presentados por los
gobiernos y aprobados por los organismos financieros para IIRSA "no son el
resultado de la participación de la sociedad civil y sus entidades
representativas" Por su parte, Acedo dijo: "Estamos en el centro del lugar de
donde salen la mayoría de las riquezas de nuestro país; Rosario se ha
transformado en el centro agroexportador más importante del mundo". "Cuando uno
sabe -asentó- que en estos proyectos están los organismos de crédito
internacional, las multinacionales, la Bolsa de Comercio de Rosario, uno
instintivamente sabe que eso va en contra de los sectores populares; y el
desafío es encontrar alternativas a esta propuesta de concentración económica".
Luego, realizó críticas al sistema actual: "No están planteando que hay un
capitalismo serio, cuando sabemos que el capitalismo es la capacidad de
quitarnos las riquezas para dejarnos sin nada. Cuando uno ve lo que pasa con el
petróleo, el agua, la energía, vemos que el ALCA está más vivo que nunca y el
objetivo es quitarnos nuestros recursos, nuestro futuro, por eso estos
encuentros sirven para mostrar que hay una alternativa distinta". El cierre de
las disertaciones introductorias al tema estuvo a cargo de Aguirre, quien afirmó
que "desde la CTA pensamos que a mayor información podremos tomar mejores
decisiones en torno al esquema de recursos naturales, atado a un modelo
productivo que tenga que ver con la distribución de la riqueza y no con la
concentración de la riqueza", al respecto planteó como necesario que se
articulen "miles de hombres y mujeres realmente convencidos que se puede y se
debe construir un modelo alternativo". El secretario de Relaciones
Internacionales también habló de las enseñanzas que dejó la lucha del pueblo de
Gualeguaychú: "El nivel de visibilidad que Gualeguaychú le puso a la
problemática ambiental nos permite amplificar muchísimo más esta temática y
sacarla de los lugares de estudio y ampliarlo a temas como IIRSA, la situación
minera, la propiedad de la tierra, la forestación en el litoral argentino y su
relación con las pasteras", sostuvo. Y completó: "Entonces, desembocamos en el
nivel de saqueo que hay en la Argentina y en la región; el rol de las
transnacionales, que tienen un plan muy detallado y una estructura muy adecuada
para el saqueo y el modelo productivo acorde a esa iniciativa". Debate en
comisiones El debate en tres comisiones de trabajo, permitió extraer
conclusiones en temáticas como la infraestructura, el transporte, la energía y
los agronegocios. Al respecto, Carina Maloberti, delgada de la Junta Interna de
ATE Senasa y flamante secretaria de Organización electa de ese gremio estatal a
nivel nacional esbozó la necesidad de consolidar "un ámbito político que empiece
a explicitar los objetivos y estrategias en acciones concretas que definamos
entre todos". En ese sentido, afirmó que hace falta "una herramienta que
articule la cantidad de saberes y acciones que sean definidas por los
movimientos sociales, como hoy, aquí, en Rosario, que estamos discutiendo en
torno al modelo de desarrollo que queremos". En esa línea, Carlos Loza, de ATE,
explicó que "en forma casi imperceptible se viene impulsando desde el 2000 una
serie de megaproyectos que se integran sistemáticamente en la estrategia de los
grupos económicos internacionales vinculados al modelo
primario-extractivo-exportador"; agregó que "los principales objetivos del plan
IIRSA se basan en la consolidación de una importante red de comunicaciones y
transportes (fluviales, marítimos y terrestres) que permitan la eficiente
circulación de mercaderías, información y energía, que se materializan a través
10 ejes de integración o desarrollo"; y completó marcando que para materializar
este proyecto "nuestra América del Sur ha sido arbitrariamente seccionada en 10
ejes horizontales de norte a sur: Andino, Escudo Guayanés, Amazonas, Andino del
Sur, Interoceánico Central, Capricornio, Perú-Brasil-Bolivia, Mercosur-Chile,
Sur, e Hidrovía Paraná-Paraguay" Durante los debates y las posteriores
conclusiones del encuentro también se manifestó que estos reproyectos de
infraestructura se asientan en zonas territoriales de extrema vulnerabilidad:
bosques que serán deforestados; cursos de agua que serán contaminados o
transitados con mayor asiduidad o impactados por la construcción de grandes
represas; zonas mineras sobreexplotadas y abandonadas; tierras fértiles
contaminadas y degradadas en su capacidad; centros urbanos sobredimensionados
con altísimos peligros para la calidad de vida de las personas y para la vida
misma. En ese marco es que se trazó la consecuencias que el neoliberalismo
-hegemónico en los `90- dejó en el continente que hacen más vulnerables a sus
países frente a estos mega propósitos. Uno de los puntos que más preocupación
generó es la falta de controles por parte del Estado, que se muestra vulnerable
frente a la presión generada por las empresas transnacionales y la ausencia de
una planificación económica para otro modelo de desarrollo.