Argentina: La lucha continúa
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Argentina
Fútbol callejero y nacional
Nacho Levy
Unas treinta organizaciones barriales se unieron en un proyecto común con la pelota como excusa para el desarrollo, la red nacional es la expresión de las organizaciones que se aliaron para afianzar un proyecto colectivo de transformación social.
La utopía del frente común de militantes latinoamericanos está regando una
interminable enredadera que nació en los pibes, en los barrios. Casi cien
agrupaciones comunitarias argentinas, dentro de un marco sudamericano y mundial,
se aliaron en la primera asociación nacional de fútbol callejero para afianzar
una identidad política y fomentar el potrero de todos, que tanto tiene que ver
con Boca y tan poco tiene que ver con Macri.
Lejos de los tradicionales proyectos pobres para los barrios pobres,
organizaciones sociales de todo el mundo han consolidado y potenciado su fuerza
en los cimientos de una estructura común, regulada por Street Football World,
una entidad alemana que acompaña a diferentes emprendimientos que utilizan al
fútbol como herramienta para el desarrollo. Tal movimiento despertó hace tres
años el interés de Jürguen Klinsmann, por entonces técnico de la selección de
Alemania, cuyo aporte facilitó que el Parlamento alemán aprobara el fútbol
callejero, oriundo de Moreno, en el conurbano bonaerense, como Proyecto Oficial
para la Promoción de la Diversidad Cultural durante el Mundial FIFA 2006. Y
dentro de ese abanico de diversidad cultural, donde Israel y Palestina conforman
un solo equipo, donde Afganistán ha ganado su vacante mundialista y donde Kenia
se adjudicó la última Copa del Mundo, la columna más sólida radica en
Latinoamérica.
Así como existe una Confederación Sudamericana en la órbita de la FIFA, el
Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI), de Paraguay, coordina la
metodología en el continente, mientras que una elección nacional consagró
recientemente como líder argentino, por unanimidad, a Defensores del Chaco, la
fundación madre del fútbol callejero, que convirtió un basural de Paso del Rey
en un polideportivo lleno de flores. Comandante de esa lucha, Fabián Ferraro
también ocupa desde ahora el rol de "enlace sudamericano" con Street Football
World, analizando y respaldando procesos de distintas comunidades.
La responsabilidad del crecimiento de la metodología todavía recae en cada país
sobre una organización referente, a excepción de Argentina, que acaba de dar un
paso inédito. Defensores del Chaco decidió abrir el juego a otras organizaciones
barriales para fundar la Red Nacional, un movimiento de transformación social,
jugando a los pases. Como la AFA, pero con valores, con fines solidarios y con
intereses humanitarios.
El fútbol callejero gestiona y necesita el apoyo económico, pero la construcción
es colectiva y soberana, adentro y afuera de la cancha. Si un insulto es tiro
libre para el rival, o si vale barrerse, son reglas que surgen de los pibes. Del
mismo modo, a nivel dirigencial, las necesidades las determinan solamente
quienes conocen cada barrio y su diversidad, no los movimientos de la Bolsa, ni
las estrategias de marketing. Entonces, los promotores de las agrupaciones son
siempre vecinos de la comunidad, aunque algunos recursos, o herramientas,
provengan de otra organización, como sucederá esta temporada en Luján, donde la
Fundación LuCaS (Luján Camino Solidario), dirigida por el delantero de Vélez
Lucas Castromán, respaldará el desarrollo de tres equipos de los barrios más
humildes de la región.
Tras las huellas de Bolívar, el movimiento avanza hoy conjuntamente en Chile,
Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador.
Incluso, la innovación surgida en Moreno para la educación popular ha tenido
gran incidencia en la educación formal europea. "Hay grandes riñas entre los
chicos, y esta metodología cumple hoy un rol fundamental", explica Florian,
militante de la organización alemana Kick Forward, que ha logrado este año la
incorporación del fútbol callejero en todas las escuelas de Stuttgart. Al
respecto, como contraposición a las limitaciones que ha encontrado
históricamente el fútbol callejero en su incorporación al plan educativo en la
Argentina, Marcelo Chames, subsecretario de Deporte Social de la Nación,
manifestó a inicios del ciclo lectivo, en un seminario frente a los jugadores de
todo el país, que "esto tendría que llevarse a nuestras escuelas".
Tanto realismo mágico vivió sus horas más vibrantes en el último Encuentro
Nacional realizado en Bariloche, donde San Martín de los Andes se coronó
campeón, mientras las 30 organizaciones más experimentadas en escuelas con arcos
fundaban un sueño, sin muchas cámaras de televisión. Ahí, donde 220 pibes de
sectores marginados compartieron vivencias y un paisaje paradisíaco, no sobraron
los flashes de los multimedios. Los dirigentes sociales decidieron hacerle
frente al capital, comprometiéndose a no concesionar jamás la política de la Red
Nacional.
Pionero en constituir una unidad federal, dentro de la red mundial, Defensores
demostró que compartir no divide, multiplica: los organismos que apoyan de
verdad el desarrollo de la región, u otros, que pretendan destinar a una causa
social parte de su presupuesto para el Laverrap de la imagen, no acompañarán
aquí a una sola organización, sino al crecimiento de todas las que componen la
red. Por eso, se crearán tres comités de Política, Comunicación y Gestión del
conocimiento, integrados por militantes de todo el país. En paralelo, se
eligieron cuatro agrupaciones que coordinarán las ligas regionales: el Club
Alumni, de Jujuy, en el Norte; el Centro Cultural Crearte, de Patagonia, en el
Sur; la asociación Asem, de Mendoza, en Cuyo; y la organización social La
Poderosa, junto al Club 25 de Mayo, de Buenos Aires, en la zona Centro.
Consecuencia de la integración, se jugará cada año un Encuentro Nacional en
diferentes rincones de la Argentina, y ya no serán los chicos de una sola
institución quienes cumplan el sueño de ponerse la celeste y blanca, sino que se
conformará una selección nacional, que participará en el Sudamericano de
Paraguay, en noviembre, y en el Mundial de Sudáfrica, en el 2010.
Oscuro, entre todas estas luces, desentona el pobre acompañamiento que tanta
fuerza organizada encuentra en casi todos los medios masivos de comunicación,
donde Boca, River y Europa siguen siendo los productos exclusivos para la
vidriera del fútbol de mercado. Tarde o temprano, está demostrado, crecen las
flores en el basural. Y mientras tanto, tal vez sea mejor así, que quienes
debieran preocuparse de semejante movimiento social, latinoamericano y popular,
sigan creyendo que el fútbol callejero apenas se trata de jugar a la pelota en
la calle.