Argentina: La lucha continúa
|
Ya basta. ¡Carajo!
Hugo Alberto de Pedro
Pido disculpas por la expresión del título, pero hay momentos que uno no encuentran otras palabras para manifestar la bronca que producen determinados acontecimientos. En mi querida Santa Cruz está sucediendo lo que muchos pensábamos que iba a pasar: Represión al pueblo.
El Gobierno Provincial, acéfalo e inmoral, es responsable de cada uno de los atropellos humanitarios que se están realizando contra la población pacífica de Santa Cruz. Su inacción, o bien su acción en pos de agudizar la confrontación lo ha colocado al margen institucional y, por supuesto, demasiado lejos de la vida democrática. Por eso que la policía provincial actúa reprimiendo al compás de las mentiras del poder.
El Gobierno Nacional, mentor y hacedor de la inmoralidad tanto como generador de la acefalía, es el responsable de que las fuerzas militares estén intimidando, golpeando y reprimiendo a los trabajadores como hace 87 años atrás en la misma provincia, o bien como cuando el actual Presidente era Intendente de la Ciudad de Río Gallegos y mandó a reprimir a los trabajadores municipales del corralón. Como, asimismo, cuando siendo Gobernador se encargó de apalear a los asambleístas. Siempre lo mismo.
No caben dudas que la cuestión está llegando a los mismos límites que imponen la inmoralidad y el quiebre de la representación de un Estado Provincial enfermo de poder, de corrupción y de mentiras. Está agonizando el sistema de opresión kirchnerista en la propia y mismísima cueva que lo vio nacer. De eso todos estamos seguros.
Pero la cuestión está centrada en conocer cuál será el costo que la sociedad santacruceña deberá pagar.
Para el Poder poco interesa que sean mujeres y niños los que participan de las movilizaciones a la hora que deciden gatillar y apalear, porque es desde ese miedo que tienen que no les permite advertir que en ésta oportunidad tienen los días contados. Porque sea de la forma que sea se van a tener que ir. El pueblo tiene siempre las herramientas necesarias para terminar con las opresiones y solamente es necesario que así lo decida más temprano que tarde.
Ellos, los diseñadores, ejecutantes y cómplices del actual estado de cosas, lo saben muy bien. Como también saben que ya han dejado de ser simples ciudadanos al servicio de la sociedad para haberse convertido en simplotes personajes de la opresión y el castigo hacia quienes pretenden vivir con dignidad y en libertad.
Solamente nos resta esperar lo inevitable, mientras que cada día debemos
redoblar nuestras fuerzas y nuestro compromiso para refundar una nueva Santa
Cruz.