Argentina: La lucha continúa
|
Construir poder popular contra el saqueo y la impunidad
Frente Darío Santillán
Si uno se guía por las noticias de la tele y los diarios, parece que no existieron los días de paro en los hospitales de la provincia de Buenos Aires, y que en Santa Cruz no pasa nada, que debe ser mentira eso de que los trabajadores de la educación encabezaron una movilización de casi 6 mil personas (en una ciudad de 80 mil habitantes) que fue hasta la residencia del matrimonio Kirchner buscando respuestas a sus reclamos salariales
O que en Salta ocho maestros siguen con la huelga de hambre que iniciaron el
5 de marzo reclamando un sueldo básico de 1.200 pesos. Porque, en las pantallas
del Gran Hermano (en todos y cada uno de los canales televisivos) y las páginas
de los distintos medios de la derecha o los renovados Diarios de Yrigoyen
(versiones de la realidad escritas para satisfacer al poder), estos conflictos
no existen, como tampoco existe para ellos el hecho intimidatorio que los
docentes santacruceños sufrieron cuando "serviciales" desconocidos incendiaron
un auto frente al sindicato docente la noche posterior a la movilización.
Métodos alternativos de represión a la protesta social que, mientras el gobierno
se hace el que mira para otro lado, se suceden con mayor frecuencia: ¿cómo
entender sino el secuestro por siete horas, el interrogatorio y el simulacro de
fusilamiento a nuestro compañero Carlos Leiva?
Tampoco salen en los medios las luchas de nuestros compañeros de Tucumán, que
ocuparon tierras y forzaron al poder provincial a aceptar un plan de viviendas
para las cooperativas que la COBA tiene organizadas, ni la movilización que
semanas atrás realizamos con otras organizaciones al Ministerio y a la
Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Pero, aunque se esfuercen por acallarlas, las
luchas populares ahí están. Con menos intensidad que años atrás, es cierto,
alternadas en cambio con procesos más silenciosos de resistencia y organización.
Mientras tanto, la "partidocracia" de siempre prepara sus continuidades y
recambios electorales al margen de las reales necesidades del pueblo.
De las elecciones próximas el kirchnerismo saldrá
bien parado, tal vez fortalecido, pero ¿quién puede creer honestamente que con
Scioli en Buenos Aires, el pichón de Busti que acaba de ganar en Entre Ríos y
toda la caterva de gobernadores y legisladores que acompañan al gobierno, algo
vaya a cambiar para bien del pueblo? En este
río revuelto, Kirchner se apoya en la popularidad de Chávez, que se consolida
como un claro referente latinoamericano antiimperialista mucho más allá de las
fronteras de su país. Fue importante el acto "anti Bush" en Ferro, pero, a nivel
local, bueno sería no confundir esa sana corriente latinoamericana que avanza en
la búsqueda de profundizar cambios estructurales -también en Bolivia y Ecuador-
en nombre de una convocatoria difusa pero expectante a construir el "socialismo
del siglo XXI", con un kirchnerismo que pone un ojo en los acuerdos económicos
con Venezuela y mantiene el otro en la Casa Blanca de Washington.
A días de cumplirse un nuevo aniversario del
Golpe genocida del `76, son diversas las actividades y movilizaciones que,
organizadas centralmente desde el Espacio Memoria, Verdad y Justicia, del que
venimos participando, pondrán el eje en que la impunidad de ayer se prolonga en
la impunidad de hoy, y que el modelo económico que instaló la dictadura lejos de
estar derrotado mantiene a los mismos beneficiaros disfrutando del poder real en
nuestro país. Las transnacionales petroleras, mineras, sojeras, de servicios
públicos y comuniaciones, aliadas con los sectores del poder local que les son
funcionales, siguen siendo las grandes ganadoras del modelo K. El saqueo
económico de recursos naturales no renovables continúa. En Caracas, Kirchner
anunció la explotación por parte del Estado argentino de petróleo en tierras
venezolanas, sin embargo, en la Patagonia, Repsol y Meridian Gold siguen
llevándose lo que es nuestro con la complicidad oficial.
Por nuestra parte, además de criticar a las
viejas formas de la política, la mayor deuda pendiente en esta etapa es la
dispersión de nuestras fuerzas, o dicho más claramente, la falta de unidad. Si
creemos posible construir una perspectiva sólida de transformación social más
allá de los dobles discursos del kirchnerismo, debemos ser más, estar más
organizados, luchar mejor: superar la falta de unidad. En el encuentro militante
que en abril se realizará en Rosario volcaremos una vez más nuestro espíritu de
confluencia y nuestra búsqueda de síntesis cada vez más aglutinantes.
Necesitamos construir una alternativa social, política y cultural transformadora
con posibilidades reales de disputar el poder.