Argentina: La lucha continúa
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Represión en Neuquén
No son los hombres, son las instituciones
Daniel Cadabón
Argenpress
Cuando el homicida de uniforme, rompió la luneta trasera del Fiat 147 con la culata de su itaka, para, con mayor facilidad, descerrajarle una bomba de gas lacrimógeno en la cara al compañero Carlos Fuentealba, seguramente desconocía que estaba inaugurando una nueva etapa.
El homicida carece de cabeza para realizar análisis políticos (en realidad no tiene cabeza más que para llevar el casco que le oculta la cara y le permite actuar en el anonimato); él, sólo funciona acorde a su formación, y esta le indica que el enemigo se encuentra entre los trabajadores que luchan.
El homicida debe pudrirse en la cárcel; pero, contrariamente, a lo que sostienen todo el tiempo los Blumberg y los Scioli, cuando se producen casos de gatillo fácil: 'no es el hombre; son las instituciones'.
El profesor, y colega, Carlos Fuentealba es víctima de un conjunto de instituciones, donde la policía de Neuquén es el brazo ejecutor de decisiones políticas que se toman en otros ámbitos.
Sobich, gobernador de la provincia, es responsable de esta decisión y debe ir preso.
El secretario de Seguridad de Neuquén, Raúl Pascuarelli, quien argumentó que la policía reprimió en cumplimiento del derecho 'según la ley 2081 de Policía (la cual indica que) no hace falta una orden judicial cuando se prevé algún tipo de delito que perturbe el orden público'; debe ir preso; así también, los diputados y senadores provinciales que votaron semejante ley y el jefe del operativo de represión sobre la ruta 22, que ordenó el atentado homicida.
Carlos Fuentealba, de 40 años está con muerte cerebral, de acuerdo a los partes médicos del hospital 'Castro Rendón' donde es atendido. Su vida depende de un respirador artificial y del tratamiento intensivo, que médicos y enfermeras puedan darle. A Carlos, lo acompañan: 20 heridos más, que fueron victimas de la feroz represión desatada en Arroyito; una vigilia que realizan compañeros docentes de Neuquén, que rodean hospital día y noche, y por sobretodo, el conjunto de los docentes del país que lo sentimos como un hermano.
Pero, la responsabilidad sobre el estado de salud de Carlos, no debemos encontrarla sólo en el asesino que efectuó el disparo, sino en todos aquellos que avalan la represión a los trabajadores, como un método sistemático para terminar con la 'indisciplina social' .
El ministro de Educación de la Nación, se declaró dolido por los sucesos que condujeron a la muerte cerebrar de Carlos Fuentealba. Daniel Filmus, sus dichos son hipócrita y cobarde.
Primero, porque él, forma parte del mismo gobierno que justifica el acto represivo, al evaluarlo como resultado de una marcha que buscó 'provocar' según expusieron los funcionarios progresistas de Balcarce 50: 'Lo de los maestros fue una locura. No pueden ir a cortar en un fin de semana largo', para finalizar diciendo: 'se trató de un grupo trotskista de no más de 150 personas que buscó generar el caos' (La Nación).
Según los socios de Filmus, el compañero Fuentealba, -que salió a la ruta en busca de un salario que le permitiera alimentar a sus dos hijos- 'buscó generar el caos', lo cual justifica que haya sido fusilado, por un asesino uniformado a las órdenes de Jorge Sobich.
Segundo, porque el ministro candidato, no denuncia que Santa Cruz, la provincia de su jefe Néstor Kirchner, está militarizada y los trabajadores de la educación provincial, en su quinta semana de lucha, vienen siendo objeto de atentados, amenazas y secuestros. El hijo de una docente santacruceña, fue objeto de un secuestro, por las bandas del kirchnerista Sancho; en un Polo gris que amenazaron su vida 'si no decís todo lo que sabes'.
Lo mismo pasa en Salta, donde el gobernador Romero ordenó reprimir a maestras y profesores que sitiaban la legislatura provincial el martes pasado; mientras sus grupos de tareas se infiltran entre los huelguistas para denunciarlos. El grupo D2 es una estructura que copia las metodologías del marino Astiz cuando se infiltraba entre las madres de desaparecidos.
¿Y Yasky?
El 'ministro' sin cartera, Hugo Yasky le puso precio a la vida de un docente. según él, un maestro casi muerto en una represión policial vale 24 horas de paro.
Yasky, pudo evitar que el compañero Fuentealba sufriera este atentado homicida, si en lugar de conciliar con el kirchnerismo, hubiera unificado la lucha nacional de los docentes por un salario digno desde hace 6 semanas.
Yasky a nivel nacional y Baradel en provincia de Buenos Aires, se jugaron por la candidatura de Filmus, y abandonaron a los docentes provinciales a su suerte.
El paro del próximo lunes 9 va a ser masivo, aunque ningún docente crea que la vida de un compañero se compense con 24 horas de paro.
Es necesario que la CTERA y la CTA convoquen a una huelga general indefinida, hasta que se vaya Sobich y todos los represores de Neuquén.
Que se vaya el kirchnerista Sancho y todos los represores de Santa Cruz.
Que se vaya Romero y todos los represores de Salta.
Que se cumplan los reclamos de los trabajadores de la educación en todo el país.
Es la única manera de que la lucha del compañero Carlos Fuentealba no sea en vano.
Compañero Carlos Fuentealba, te apoyamos y esperamos verte nuevamente en tu escuela enseñando los misterios de la química.