Argentina: La lucha contin�a
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Una v�ctima de la pol�tica del garrote
El gobernador de Neuqu�n, Jorge Sobisch, admiti� que dio la orden de reprimir la protesta docente, pero no le pidi� la renuncia a ning�n miembro del gabinete. Los docentes fueron nuevamente gaseados. La CTA y la CGT coincidir�n en una medida de fuerza de repudio.
Nora Veiras
"Asesino, asesino" fue el grito que acos� ayer al gobernador de Neuqu�n,
Jorge Sobisch. Despu�s de veinticinco horas de silencio, tras el disparo que
conden� a muerte al profesor Carlos Fuentealba, el gobernador asumi� en rueda de
prensa que �l dio la orden de montar el operativo policial que reprimi� a los
docentes. Fue lo �nico que asumi�.
No le pidi� la renuncia a ninguno de los responsables directos ni identific� al
agente que tir� el cartucho de gas lacrim�geno. La indignaci�n de los maestros
que se fueron reuniendo al frente de la gobernaci�n termin� en otra andanada de
gases. La bronca mut� en una tristeza absoluta cuando al anochecer se confirm�
la muerte de Fuentealba. El repudio a la represi�n motiv� la convocatoria a un
paro nacional y movilizaci�n de la Central de Trabajadores Argentinos y a una
in�dita coincidencia de la CGT que se sumar� al paro general durante una hora.
Desde El Calafate, el presidente N�stor Kirchner manifest� su pesar y rechaz�
"la violencia y represi�n como forma para enfrentar las protestas".
"Es muy posible que haya sido un error policial. El efectivo que dispar� la
granada de gas lacrim�geno pudo haber hecho algo que no est� permitido para la
polic�a: pudo haber tropezado, lo pueden haber empujado o puede haber recibido
un proyectil", hab�a dicho anteayer el subsecretario de Seguridad de Neuqu�n,
Ra�l Pascuarelli. La pobre explicaci�n gener� el rechazo de los docentes que
llevan un mes de paro, cortes de ruta y marchas. Cuando el parte m�dico ya hab�a
dado cuenta de la virtual muerte cerebral de Fuentealba, las palabras del
gobernador alimentaron la protesta. Dijo que orden� el operativo policial con el
prop�sito de "evitar el corte" de la ruta 22, precis� que el autor del disparo
"va a ser identificado en las pr�ximas horas entre dos o tres agentes
antimotines de los 12 que participaron del operativo" y adelant� que "le va a
caer todo el peso de la ley". Ante los micr�fonos de todo el pa�s, el gobernador
y candidato a presidente se neg� a dar su opini�n sobre la violencia policial
porque "est� en plena investigaci�n de la Justicia".
La tensi�n hab�a trepado otra vez. M�s de mil docentes se fueron amontonando en
las puertas de la Casa de Gobierno para gritarle "asesino" a Sobisch y
reclamarle su renuncia y la de todos los responsables de la balacera de gases,
palos y corridas en la ruta. La ministra de Seguridad y Trabajo, Susana Ar�valo,
de viaje en Francia, es se�alada como responsable del desmadre. Las puertas
fueron selladas con barras de hierro y se dispuso el ingreso de efectivos
antimotines. Los cronistas quedaron como virtuales rehenes. Un concejal del
Movimiento Popular Neuquino, el oficialismo provincial, fue identificado y
agredido por los manifestantes. Una combi policial lleg� en auxilio de los
funcionarios que no sab�an c�mo salir de la gobernaci�n. El periodista Fabi�n
Bergero pudo ver cuando a Sobisch lo sacaban con una m�scara y cubierto con una
especie de sac�n. Otra andanada de gases complet� el operativo de disuasi�n.
Los docentes permanecieron repartiendo cr�ticas a diestra y siniestra.
Gabriela M�ndez, secretaria gremial de la seccional capital de la Asociaci�n
de Trabajadores de la Educaci�n de Neuqu�n (ATEN) dijo a P�gina/12 que "no s�lo
la polic�a reprime, hay represi�n ilegal de gente del MPN". Ayer, hubo asambleas
y ratificaron las medidas de fuerza. El asesinato de Fuentealba cohesion� la
protesta. Una marcha mutitudinaria por las calles c�ntricas unific� todos los
reclamos. El obispo Marcelo Melani responsabiliz� al gobierno provincial y dijo
que "no s�lo es responsable el que dispar� sino los que dieron las �rdenes".
La fiscal de Delitos de Suma Gravedad, Sandra Gonz�lez Taboada, les tom�
declaraci�n ayer a testigos del asesinato de Fuentealba. Gonzalo Arroyo, el
docente que manejaba el Fiat sobre el que impact� la carga de gas lacrim�geno
dio su testimonio. Estaba en estado de shock y durante varias horas permaneci�
desaparecido lo que sum� otro motivo de incertidumbre. A �ltima hora de la
noche, su padre inform� que lo hab�an encontrado. Para entonces, los docentes se
movilizaban nuevamente hacia el puente que une las ciudades de Neuqu�n y
Cipolletti y es la puerta de acceso a toda la zona tur�stica.
La profundizaci�n del conflicto en Neuqu�n tiene componentes locales que se
arrastran desde hace d�cadas. Un gobierno decidido a reprimir la protesta
social, marcar autoridad a riesgo de la vida de alg�n militante, y un gremio
docente enfrentado con la conducci�n nacional de la Ctera, a la que tacha de
"dialoguista" y "negociadora". Ayer, en la seccional capital se pidi�, incluso,
la renuncia de Hugo Yasky, el titular de la Central de Trabajadores Argentinos y
de la Ctera que ratific� la convocatoria a un paro nacional y movilizaci�n para
el lunes en rechazo a la feroz represi�n en la provincia.
El crescendo de la protesta pone en evidencia las limitaciones de la Naci�n para
intervenir en la soluci�n de conflictos provinciales cuando los gobernadores se
resisten. Tanto Neuqu�n como Salta, en manos del peronista antikirchnerista Juan
Carlos Romero, rechazaron la Ley de Financiamiento Educativo que habilita a la
Naci�n para fijar un piso salarial docente nacional y se resisten a cualquier
gesti�n para acercar posiciones. Consideran que es una violaci�n al federalismo
que la Naci�n incida en la pol�tica salarial. El contraste es notorio con gran
parte del resto de las jurisdicciones donde tambi�n estallaron conflictos.
Corrientes termin� sellando acuerdos esta semana en el Palacio Sarmiento y con
La Rioja hay una reuni�n prevista para el lunes. Parad�jicamente, en el caso de
Santa Cruz, la provincia del Presidente, por otros motivos que tienen m�s que
ver con una puja de fuerzas local, tampoco le allanan el camino a los
funcionarios del equipo de Daniel Filmus para encontrar caminos de di�logo.
La muerte de Fuentealba pas� a segundo plano el reclamo salarial y coloc� en el
centro del debate nuevamente la forma de enfrentar la demanda y, el
consiguiente, conflicto social. Neuqu�n es una de las provincias beneficiadas
por una coyuntura en la que el precio del petr�leo le permite disponer de
recursos para afrontar aumentos salariales. La puja est� planteada en el terreno
pol�tico. Sobisch fij� las elecciones para el 4 de junio. El hijo del ex senador
El�as Sapag, Jorge Sapag, quien renunci� en su momento como vicegobernador de
Sobisch, aspira a seguir al frente de una provincia donde el Movimiento Popular
Neuquino aparece como imbatible desde hace d�cadas.
Hoy ser� un d�a de duelo para los miles de docentes que ayer mantuvieron la
vigilia en el puente sobre la ruta 22. Por unas horas, el dolor, seguramente,
ceder� paso a la protesta pero el conflicto lleg� a un cl�max en el que nadie
arriesga c�mo encauzarlo.