Kirchner en Venezuela...
¿Qué unidad latinoamericana necesitamos?
Miguel Lamas
El Socialista - Izquierda Socialista
La visita del presidente Néstor Kirchner a Puerto Ordaz, Venezuela, y su foto
junto a Hugo Chávez en la inauguración conjunta de un pozo de explotación de
PDVSA y Enarsa, volvió a poner en debate el potencial de la unidad
latinoamericana para enfrentar al imperialismo y la necesidad de aplicar
políticas que beneficien a los trabajadores y los pueblos del continente.
Sin embargo, el eje de la visita, así como de la relación argentino-venezolana,
se está configurando alrededor de los grandes negociados. Así, Kirchner estuvo
acompañado de más de 70 empresarios dispuestos a hacer de la "relación
bolivariana" una buena millonada de dólares para sus bolsillos. De esa forma se
culminó el acuerdo con Sancor, con 135 millones de dólares en juego, a cambio de
10.000 toneladas anuales de leche en polvo. Los empresarios de maquinaria
agrícola estuvieron de parabienes, así como Aldo Roggio, acostumbrado a hacer
negociados con la obra pública argentina, ahora "invitado" a participar en
planes de construcción de viviendas populares. Y la lista sigue: negocios para
los dueños de frigoríficos, transformación de vehículos a GNC y compra de
autobuses. El enviado del diario La Nación ilustró gráficamente el ambiente al
preguntarle a un alto empresario: "¿Tienen miedo de que el presidente venezolano
tome alguna medida drástica en su contra?". "No, para nada", fue la respuesta,
"el prometió que a las empresas argentinas las iba a respetar".
Seguramente muchos compañeros se preguntarán si al menos la asociación con PDVSA
para el negocio petrolero, es positiva. Siempre dijimos que estábamos a favor de
una gran petrolera sudamericana que uniera las potencialidades de gas y petróleo
de la región, con PDVSA, Petrobrás, la YPF boliviana, los ecuatorianos,
etcétera. Pero sucede que en nuestro país todo el negocio del petróleo está en
manos de los grandes pulpos, empezando por la española YPF Repsol. La presencia
de Enarsa es testimonial. De hecho, en la exploración conjunta del Proyecto
Orinoco Magna -el programa que inauguraron Chávez y Kirchnerparticipan otras
empresas mucho más poderosas como Petrobrás o la propia Repsol. Si hasta la
uruguaya Ancap tiene más capacidad que Enarsa, ya que al menos tiene refinerías
propias. Las nacionalizaciones de Evo Morales y Chávez son parciales, no del
100%, y pagando indemnizaciones, por eso las criticamos. Pero Kirchner ni
siquiera se anima a esas medidas. La prueba es que va a abrir un pozo en
Venezuela en vez de recuperar los pozos petroleros y la refinerías del país,
reestatizando YPF-Repsol.
El otro gran tema fue el anuncio de la conformación del Banco del Sur. ¡Qué
fabulosa herramienta sería si los países latinoamericanas nacionalizaran sus
bancas y las unieran en un banco único, que potenciara las reservas y fuera
capaz de volcar el ahorro popular continental a grandes proyectos de
desarrollo!. Pero se trata justamente de lo contrario: hasta ahora Venezuela ha
servido de gran financista de la Argentina, ya que le lleva prestados 4.000
millones de dólares con los que el gobierno de Kirchner paga puntualmente los
vencimientos de deuda externa. En cuanto al futuro banco, el perfil lo expresó
con claridad Felisa Miceli. "Imaginamos un banco que financie a empresas y obras
de infraestructura". Como lo dijo el propio Chávez, el primer proyecto serían
1.000 millones de dólares para parte del gasoducto del sur. Ya se ve ahí anotado
en primera fila a Techint.
Los medios destacaron el discurso de Kirchner. "Mucho se ha dicho en los últimos
tiempos que había países que teníamos que contener a otros países, como en el
caso del Presidente Lula o de nosotros que teníamos que contener al presidente
Chávez. Error absoluto. Nosotros construimos con el presidente Chávez el espacio
de América del Sur para la felicidad de nuestros pueblos". ¿Se trata de un
"giro" kirchnerista hacia una mayor distancia con los yanquis? La respuesta la
dio el propio Departamento de Estado, dejando trascender que "con el presidente
Kirchner tenemos visiones diferentes sobre Venezuela. El cree que Chávez puede
ser moderado y nosotros creemos que pone en riesgo la democracia venezolana".
Fuentes del gobierno dejaron trascender que en la reunión privada de Kirchner
con Chávez, el santacruceño fue frontal: "Hugo, dejate de joder con el
Socialismo. Esas son cosas añejas, del pasado, que ya no existen en el mundo"
(citado por Marcelo Bonelli, Clarín, 23-02)
Por supuesto que Chávez no es Kirchner. Ha avanzado, aunque muy parcialmente, en
la estatización de varias empresas importantes; se plantea combatir la inflación
reduciendo el IVA y amenaza con expropiar a frigoríficos y supermercadistas que
violen el control de precios. Nada de esto pasa siquiera por la cabeza del
santacruceño. Pero lamentablemente también Chávez ha aportado a que la relación
Argentina-Venezuela esté realizándose "a medida" de los grandes monopolios. El
caso más grave es el de Sidor, la acería más importante del país, propiedad del
grupo Techint. Los trabajadores de la empresa han reclamado reiteradamente su
estatización. La firma ha sido acusada de vender el mineral de hierro que extrae
del suelo venezolano hasta un 44% por debajo del valor del mercado a su casa
matriz, Techint. Alguna vez Chávez amagó con comprar el 60% de las acciones de
la multinacional de origen argentino, pero ahí intercedió Kirchner y nunca más
se volvió a mencionar el tema. En la Cumbre de Mar del Plata de noviembre
pasado, se reunieron los dos presidentes con Paolo Rocca, el presidente de
Techint, y ahí se definió el "acuerdo estratégico de la siderurgia", que
significaba básicamente que "Sidor no se toca". Lo más triste de la reunión de
Puerto Ordaz fue la visita a la planta, con el propio Paolo Rocca como anfitrión
y la sobreactuación de Chávez preguntando: "¿dónde está Paolo Rocca? ¡Paolo, ven
para aquí que no te veo!"
Somos fanáticos de la unidad latinoamericana. Pero la necesitamos con un
programa que nos fortalezca frente al imperialismo y sirva para resolver la
miseria y el subdesarrollo de nuestros pueblos. Una unidad que en vez de aportar
dinero para pagar la deuda externa, conforme un frente de deudores para
repudiarla. Que expropie a las multinacionales. Que cree empresas públicas
latinoamericanas a partir de la estatización de las privatizadas y todos los
recursos naturales de los distintos países, hoy en manos de los pulpos
imperialistas. Que avance en la reforma agraria continental, contra las
multinacionales de la soja. Una unidad, en síntesis, al servicio de los
trabajadores y el pueblo, no de los grandes negociados, por la que habrá que
luchar en cada país y en todo el continente, para conquistar de verdad la
Segunda y definitiva Independencia.