Ni estrella de la bandera yanki ni perla de las coronas europeas
Puede ser que los grupos dominantes y sus gerenciadores, los políticos
profesionales, se la pasen invitando virreyes, funcionarios yankis o empleados
del rey de España para que les digan cómo pelearse con el demoníaco Irán o
amigarse con el vecino Uruguay. Puede ser que Ellos conciban el Poder desde la
óptica de la sumisión a los imperialistas. Lo mismo es que la tilinga que
tenemos de primera dama elija París para presentarse internacionalmente como
presidenciable y no Caracas o La Habana. Cada gesto habla de lo que son; pobre
señora, París ni se enteró!
Pero en América Latina se viene manifestando una tendencia histórica
irreductible que más temprano que tarde terminará por imponerse también a
comandar los destinos políticos e históricos de nuestra Argentina.
Las masas despojadas, saqueadas, abandonadas y proscritas de la política, de la
economía y de la historia irrumpen con violencia a reformular los términos de
los estados-nación; a construir una nacionalidad que los incluya; a desmoronar
las democracias "representativas" para construir democracias donde son los
Pueblos mismos los que deciden su propio destino.
Así con Cuba Socialista como ejemplo, la Venezuela Bolivariana, Bolivia
insurgente, Ecuador rebelde, van planteando desde el ejercicio propio del poder
del Estado, que han alcanzado merced a la lucha, la construcción de democracias
populares de masas, de estados que se ajusten a estos conceptos, a recuperar el
capital social y poner los recursos al servicio de su Pueblo. Hablamos de las
masas populares imponiendo u orientando las políticas de Estado.
Decíamos es una tendencia histórica y claro que encuentra grandes hostilidades y
fuerzas oscuras que intentan aniquilarla, así está el gobierno nacionalista de
Bolivia y su Pueblo enfrentando las intenciones de secesión territorial, los
ataques de la vieja burguesía, las operaciones más desenfadadas de los yankis.
Lo mismo en Ecuador donde desde el vamos el Pueblo sabía que iba a enfrentar la
reacción de los gorilas y ahí está a días de asumir el nuevo gobierno sufriendo
atentados y boicots, ahí el Pueblo yendo a conquistar la nueva política
corriendo a pedradas y palazos a la vieja política. Venezuela soportando
diariamente los arteros ataques imperialistas, construyendo y consolidando su
fortaleza en el Poder del Pueblo con la Misión Miranda para defender con las
armas las conquistas, con las múltiples organizaciones populares que han
desatado un proceso de reconstrucción nacional que integre a todos los
venezolanos.
Larga es la lista que podemos reseñar para afianzar esta idea, las luchas de los
peruanos, el heroico campesinado paraguayo, los colombianos, pero también
debemos asumir que esta tendencia no tenemos que esperar que madure en nuestra
tierra, ya se ha manifestado y con creces en las jornadas de diciembre de 2001 y
en toda la lucha contra el neoliberalismo. Sólo hace falta ofrecer un cauce
orgánico a esta tendencia histórica y prepararse para disputar el poder, para
ejercerlo y para poner nuestra Argentina en Latinoamérica, al servicio de los
Pueblos.
Hay que ponerse a militar la Unidad
Puede resultar remanido y por lo mismo hueco; pero lo cierto es que hay tareas
políticas que si bien las hemos enunciado una y otra vez nosotros y otros
compañeros, los argentinos estamos aún debiéndonos el ponernos a construir una
verdadera alternativa política. No estamos hablando, claro, del montaje tramposo
de las elecciones de 2007; lo hemos dicho también, se trata de una trampa con
resultados absolutamente previsibles y donde los argentinos de la Argentina
profunda están proscritos, tan es el nivel de proscripción que ni siquiera los
cuentan a la hora de validar sufragios.
Estamos hablando de ser capaces de construir una alternativa política que nuclee
al conjunto de argentinos que planteamos un país para todos. Una expresión
orgánica que tenga los atributos necesarios para derrotar la infamia y la
crueldad de los que mandan. Una expresión que de cuenta de esta tendencia
histórica de la que hablamos, la expresión política de la intención y vocación
de millones de argentinos de construir una Patria Justa, Libre y Soberana. Que
demuestre su fortaleza, su temple y su sagacidad, como también su vocación
patriótica. Que sea una referencia ineludible de los argentinos a la hora de
pensar otro país, no esta porquería que nos ofrecen los Kirchner, los Macri o
los Lavagna.
Queda nuestra capacidad de comprender que para construir semejante Encuentro
Patriótico debemos asumir que partimos de un terrible desencuentro que surge a
partir de este travestismo perverso del gobierno que pretende arrebatarnos
históricas banderas para convertirlas en banderines de cotillón y no en
estandartes de lucha.
Pero la urgencia ya no es declamativa sino real, están saqueando la patria,
están secando el suelo, están aniquilando el futuro. Es hora de actuar, ayer era
hora de actuar.
Mientras, ellos estarán enfrascados en quién administrara la perla de la corona,
mientras los escribas orgánicos se la pasen inventando debates y construyendo
irrealidades de economías en crecimiento, de promisorias posibilidades, etc.,
los patriotas tendremos la enorme responsabilidad de poner las cosas en su
lugar, el petróleo en nuestras manos, los recursos naturales en nuestra tierra,
los enemigos afuera.
Apostilla
Nos dicen los diarios que el degenerado de Bush no quiere venir a la Argentina
durante su gira del Cono Sur por temor a que se reproduzca lo de Mar del Plata,
aclarando que cuando dicen "lo de Mar de Plata" se refieren a los supuestos
desplantes de Kirchner.
Como sea no hay rincón del planeta que no lo desprecie y repudie, aún su propia
metrópoli que ya lo está vomitando.
En Uruguay, en Paraguay o donde se le ocurra pisar habrá miles de patriotas para
expresarle nuestro odio. Auguramos masivas movilizaciones de repudio,
descontamos crisis en los propios gobiernos que no podrán tolerar, aún y a pesar
de su pleitesía, a semejante degenerado.
Bush, no dudes que habrá quien te ahorque, pero no para silenciar tus sucios
negociados sino para reivindicar a los pobres de siempre, a los vencedores de
mañana.