Argentina: La lucha continúa
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Reflexiones sobre el salario docente
¿Quién le cree a Filmus y Yasky?
Daniel Cadabón
Con una canasta básica de pobreza que ronda los 914 pesos, de acuerdo a los
mañosos índices del increíble e intervenido INDEC, el gobierno nacional salió
con bombos y platillos a anunciar un incremento en los salarios docentes que
llevarían el sueldo mínimo, para quien recién se inicia, a 1040 pesos.
El anuncio en cuestión se realizó por intermedio del ministro de la cartera
educativa, Daniel Filmus, a quien acompañaba, entre otros dirigentes del
magisterio, Hugo Yasky, el que, aun no poseyendo cartera ministerial, se
desempeña como funcionario de carrera en el gobierno kirchnerista.
La mayor parte de los medios nacionales tomaron esta noticia en dos sentidos. El
primero fue anunciarla como si se tratara del famoso salariazo educativo que, de
acuerdo a las palabras de la tándem Filmus-Yasky "...viene a terminar con la
inequidad y la abismal diferencia salarial que existen entre las diversas
provincias de nuestro territorio", constituyéndose, para Yasky, "en un episodio
histórico" en la lucha por las reivindicaciones salariales de los
maestros.
El segundo, que se trata de un anuncio electoral, donde Filmus, candidato a
disputar la dirección del mayor negociado inmobiliario argentino, intenta con
esto reacomodar sus fichas en relación al adelantamiento en las elecciones
porteñas.
Todo esto es una media verdad.
Desde hace un largo tiempo hablar del salario docente es una cosa borrosa e
indefinida. Tanto la burocracia gremial, como la ministerial educativa han hecho
del concepto salarial un eufemismo, o mejor, un engaña pichanga destinada
a generar confusión tanto entre la sociedad como entre los mismos educadores. Se
habla de: salario inicial, salario mínimo y salario básico en forma indistinta
como si se tratara de la misma cosa. Una transfugueada más, de la que nos tienen
acostumbrados los avivados.
El salario docente está compuesto, aproximadamente, por más de un 50 por ciento
de montos en negro, es decir, no remunerativos: garantías salariales,
incentivos, bonificaciones, etc. integran el salario conformado que, ni siquiera
se pagan en todos los casos; por ejemplo: si un docente trabaja 3 cargos (cosa
que es más común de lo que se piensa) se le bonifican sólo 2, entendiendo al
tercero como no bonificable porque supera un cierto máximo salarial. El salario
docente, entonces no sólo tiene un mínimo, curiosamente también tiene un máximo.
El estado no sólo es el mayor explotador de trabajadores en negro con básicos
intolerables, sino que obliga a sus empleados, condenados por sueldos
miserables, a trabajar más... cobrando menos.
Nunca como entre los maestros se cumple la ley marxista del salario: la magnitud
del salario docente está determinada por el valor de los medios de subsistencia
de este y de su familia, vale decir, por el precio de aquellos bienes que el
estado considera que el docente y su familia deben consumir para subsistir.
Veamos: Hoy por hoy el sueldo básico de un trabajador de la educación es de 414
pesos, es decir de acuerdo a los índices truchos del INDEC (intervenido para
adaptar la realidad a los índices, ya que los índices no se adaptan a la
realidad) por debajo de la línea de la indigencia. Este índice trucho es el que
marca lo que el gobierno considera subsistencia para un maestro, 13 pesos por
día!!!
El salario mínimo tan aplaudido por la burocracia de los gremios docentes, en
definitiva, coloca en debate la propia existencia salarial. Filmus anuncia un
incremento de lo que llama "salario inicial"; el cual se formaría, en su mayor
parte, con montos en negro y que alcanzaría a docentes nacionales recién
ingresados al sistema, no a todos, con el objeto de descomprimir la tensión que
viene recorriendo las escuelas y que puede concluir en un no inicio de clases el
5 de marzo; de hecho más de diez gremios provinciales ya se han pronunciado en
este sentido si no hay un aumento salarial.
En provincia de Buenos Aires la situación es similar. La primera propuesta que
el gobierno de Solá acercó a la mesa paritaria de un aumento de 30 pesos en
marzo y 30 en setiembre despertó la indignación de la mayoría de los
educadores y todo tipo de ironías. "Nos dan la alpargata izquierda en abril y la
derecha en octubre". Antes de los anuncios de Nación, el ministro de Economía,
Gerardo Otero y otros funcionarios de Felipe Solá intentaban un acuerdo
para lograr la financiación de esa medida o bajar el piso a $ 960. "Pero, una
vez confirmada la novedad, a los bonaerenses sólo les quedaba un camino: lograr
el financiamiento de Nación que permita hacer frente a una erogación del orden
de los 4 mil millones de pesos anuales. De hecho, pasadas las 17.30, los
referentes de los gremios docentes del ámbito nacional estaban listos para
suscribir el acuerdo con Filmus, pero aguardaban la respuesta de los
funcionarios de Solá que deliberaban en La Plata sobre cuál era la alternativa
para garantizar el sueldo mínimo de $ 1.040. Buenos Aires tiene un importancia
estratégica: en suelo bonaerense hay 250 mil docentes y 4,5 millones de alumnos"
(diario Hoy)
En Buenos Aires la situación es explosiva y eso es lo que ha trabado la
reuniones paritarias entre el gobierno y los gremios, que van de cuarto
intermedio en cuarto intermedio desde hace semanas. Parece extraño considerando
el grado de colaboracionismo, conseguido por el gobierno provincial, durante
todos estos años de parte de las burocracias sindicales de los gremios de
docentes y estatales (que como se recordará arreglaban la cantidad de paros
anuales con Solá). Pero, en este caso, la situación parece tener un desenlace
incierto.
Es que la disposición para aumentar salarios en la provincia más rica del
país está reglada por un feroz ajuste y el gobierno felipista no está dispuesto
a abrir la mano ahora; todo lo contrario, el Felipe Solá está impulsando una ley
que regimente las manifestaciones de sindicatos y movimientos populares, los
que, a partir de dicha reglamentación tendrían que solicitar permiso a las
autoridades para realizar manifestaciones, hacerse cargo de la seguridad y pagar
los costos de destrozos, si los hubiera, además de verse obligados a pagar un
seguro de responsabilidad civil. El gobernador Solá no aumenta los
sueldos, sacrifica la salud y la educación de los bonaerenses, contamina la
provincia con la basura del CEAMSE y encima quiere cobrarles un seguro a quienes
se manifiestan en contra de su política.
La crisis es mayúscula y las salidas son pocas. La experiencia realizada durante
estos años por los trabajadores del magisterio en relación a las políticas
salariales del gobierno nacional y provincial abren un cuadro de desconfianza.
La conciencia que se ha logrado sobre la necesidad de que los incrementos
salariales vayan al básico hacen que toda política destinada a engañar con sumas
en negro sea repudiada; es esto lo que hace que los burócratas de SUTEBA y FEB
"les advirtieran al ministro de Economía y a la titular de la cartera educativa
provincial, Adriana Puiggrós, que rechazarían cualquier propuesta salarial que
no incluya un aumento del básico. Es decir que, aun si Solá logra asegurar el
nuevo mínimo, no habría acuerdo y el inicio de las clases estará en riesgo, sin
la incorporación de los $ 225 al básico" (ídem)
Es que, en realidad detrás de la fachada del "histórico incremento del
salario mínimo" se esconde un fuerte mazazo a una reivindicación verdaderamente
histórica en un gremio en el cual no existe escalafón. Los salarios mínimos y/o
iniciales achatan en forma nefasta la pirámide salarial, en un gremio que sólo
se rige por el aumento de la antigüedad.
Las "históricas" garantías salariales de Filmus-Yasky-Baradel no sólo
mantienen a maestros y profesores bajo la línea de la pobreza, sino que, vienen
siendo financiadas por los docentes más antiguos, que al recibir sumas en negro
caen de la pirámide ampliando la masa salarial. Los campeones de la
"distribución de la riqueza" se han vuelto expertos en la distribución de la
pobreza.
Por último, la perfidia de Secretario General de Ctera y de la CTA debe
llamar la atención del conjunto de los trabajadores estatales. Hugo Yasky
pretende que el incremento anunciado de un mínimo de 1040 pesos coloca a los
docentes en el mejor de los mundos y asunto arreglado por el 2007. Pero, no
podemos dejar de desconocer que nos encontramos inmersos en el medio de una
escalada inflacionaria que afecta fundamentalmente a los productos de la canasta
básica y que nuestro salario en un 100% se usa para el consumo de esos
productos.
La canasta básica está cerca de los 2400 pesos; los 1040 pesos apenas superan un
40 % de la misma. Yasky, como todo buen funcionario del gobierno, se desvela
para buscarle la vuelta a esta situación de miseria salarial y la justifica como
desde hace años la vienen justificando todos y cada uno de los funcionarios de
turno. El secretario general de CTERA descubrió la "jornada simple", en lugar de
la jornada de trabajo docente, para argumentar a favor de un sueldo que
apenas cubre un poco más de un tercio de la canasta básica. ¿A que se refiere
Yasky con "jornada simple"? Simplemente a lo mismo que afirmó el gobernador Solá-Romero-Sobich
etc. cuando argumentan a favor de la miseria salarial a la que nos someten: "que
más quieren los maestros, por 4 horas de trabajo". Hugo Yasky debe saber que la
jornada de trabajo docente no es simple ni de 4 horas. Con este tipo de
declaraciones no hace más que despreciar el trabajo del maestro, de la misma
forma que desde hace años los burgueses de todo tipo y pelaje lo han
despreciado. Yasky se ha sumado a los corifeos antieducativos. Defendió las
leyes de destrucción de la educación pública, defiende el pago en negro a los
docentes, ahora discute sobre nuestra jornada de trabajo... ya muchos, antes que
él, hicieron lo mismo y así les fue.
Daniel Cadabón es Delegado de base- Suteba La Plata