Argentina: La lucha continúa
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El ferrocarril una cuestión nacional
Ferrocarriles argentinos un balance necesario (Parte II)
No podemos obviar estas apreciaciones contundentes, son voces
de alerta que vienen de la entraña no dependiente del gobierno, es dable de
tenerla en cuenta.
Estas valoraciones corresponden al transporte automotor en general. Con respecto
a lo territorial, señalan como nosotros, el MO.Na.Re.FA., con fuerza, la
catastrófica ausencia del ferrocarril por toda la geografía nacional. Esa
retirada trajo consigo que el ferrocarril dejara de ser un elemento integrador y
vertebrador de las economías regionales, comunicación y cultura, privación grave
que ha generado una despoblación nacional, cuestión graficada en casi 870
pueblos fantasmas. Pero lo que no se puede cuantificar ni graficar son los
padeceres y angustias que sufren sus pobladores al abandonar sus hogares y
afectos, sus cementerios y sus muertos, plazas, casas, animales…el paisaje y
esas cosas de cada uno, es decir, los afectos del terruño.
La falta de comunicación zonal es una cuestión significante, profunda. La
comunidad al comprobar la ausencia de este medio de transporte le genera un
vacío, un hueco, una oquedad que no es taponada por nada, el habitante migra
junto al otro, buscando la integralidad con el otro, se marchan del lugar. Estos
antiguos habitantes del territorio se transforman en extraños expatriados dentro
de su propia patria. Ese abandono ha contribuido a la disgregación nacional.
Para el gobierno esa manifestación, es secundaria. No tiene importancia ni
incidencia electoral, no la tiene en cuenta. Más precisamente, es ignorada, no
es que les pase desapercibida a sus ojos, no se las tiene en cuenta a pesar de
tenerla contabilizada. Al no tenerla en cuenta, no interviene para enmendar ese
aislacionismo comunicacional, al no tenerla en cuenta, es no tener en cuenta al
Ser de ese lugar, lo abandona, al no tenerla en cuenta este administrador del
Estado, manifiesta que padece una enfermedad de clase que se llama
insensibilidad social, es decir de clase.
Este desastre nacional conformó los que podríamos llamarle: El Tren de las
Congojas, o El tren Ausente, o El tren de las Angustias, o el Tren de los
Abandonos… ¡Cuánto silencio,…cuánto! ¡Cuan dañino y rapaz es este silencio!
Que el capitalismo se rectifica para fortalecer su verdadera naturaleza no es
novedad. El arco completo de su historia es una sucesión de modificaciones. Se
sabe, el capitalismo cambia sus maneras de comportamiento, pero no su sustancia
esencial, que es la de su reproducción. Materia que se logra a través de la
ganancia máxima, que no es otra cosa que la multiplicación del capital a través
del beneficio pleno y la explotación de los trabajadores. En la reproducción del
capital está su dinámica, y ella, va produciendo las alteraciones y
modificaciones en el sistema capitalista, variables afanosas que alimentan la
constante de las utilidades. El capitalismo cambia, se integra a las nuevas
circunstancias que el mismo ha generado.
Las crisis económicas generales siempre han sido una poderosa condensación de
energías orientadas al cambio en el sistema capitalista. Nosotros, como país
dependiente, no somos ni tributarios ni receptores, sólo absorbemos los
coletazos de una crisis que no generamos.
"Si lo que hoy se llama globalización, es el reinado de Kartels según
territorios económicos de distintos capitales financieros (petróleo, acero,
alimentos, transporte, etc.) los que monopolizando el mercado mundial y
apropiado de espacios nacionales, establecen redes articuladas a un centro
único. Su manifestación a nivel político es la creación de marcas, espacios,
colectoras, etc. etc. Bajo el mando de un comando único que dirige desde fuera y
el gobierno ejecuta". "Si el proceso de transnacionalización comenzó en la
década del ’60 a nivel mundial y ahora en su realización se apropia de espacios
con toda su organización, ¿qué implicancias tiene la hegemonía alcanzada por el
capital financiero? Si bien tiene caracteres de rentístico, la gran industria
forma parte de él, por lo que, ¿se encuentra en su más alto momento de
descomposición? En relación a todo esto. ¿Cuántos interrogantes se nos
plantean?¨ Beba C. Balvé - Ejercicio exploratorio para los hechos sociales de
2001.
Podemos colegir entonces, que en nuestro país dependiente y colonizado nada ha
cambiado para bien en este período transcurrido, y que todo lo divulgado desde
los despachos oficiales, sólo es apariencia. Al contrario, la realidad señala
que se ha ahondado la expoliación al pueblo, y que la consolidación de los
grupos económicos parasitarios abarca todo nuestro territorio. El caso que nos
ocupa, que es el modo de transporte ferroviario, afirmamos que se ha
profundizado el sistema de concesiones. Esto por un lado, por el otro, ha nacido
todo un engendro: que es la cartelización de los concesionarios ferroviarios.
Luego de un proceso de cambios y recambios organizacionales, éstos, se han
posicionado para poder parasitar más y mejor a este Estado que raptan y liberan
según sus conveniencias de lucro.
Podemos decir con certeza que el modelo perverso concesionarista impuesto por el
imperio colonizador en la década de los 90, después de más de tres décadas de
resistencia obrera, no solamente continúa sino que se ha ahondado de la manera
más siniestra a través de los mismos personajes concurrencistas. La aparición,
de esta corporación extorsiva, fue para incrementar, entre otros quehaceres, los
desvalijamientos y pillajes sobre los restos de la empresa ferroviaria: Como el
vaciamiento de sus talleres y almacenes, la desaparición de máquinas y
herramientas, materiales y repuestos de sus almacenes generales y regionales y
la venta a precio vil de sus bienes muebles e inmuebles, o estaciones, es decir:
El Ferrocidio, éste, se perpetúa. Ahora vienen por las conquistas de las tierras
ferroviarias.
Todos los concesionarios, mal llamados industriales nacionales, poseen la misma
naturaleza parasitaria. Todos están colonizados, los de adentro y los de afuera
del aparato del estado.
El afán de lucro los ha llevado a cartelizarse. Esta congregación parasitaria no
tiene nada que ver con el desarrollo del capitalismo en la Argentina, al
contrario, lo obstruyen. No es mi intención entonar un canto gregoriano sobre el
sistema capitalista, al contrario, pero debemos hacer un esfuerzo por ver la
verdadera naturaleza de estos concesionarios vividores.
Max Weber, en su libro la Etica protestante y el espíritu del capitalismo nos
dice: "Afán de lucro, tendencia a enriquecerse, sobre todo a enriquecerse
monetariamente en el mayor grado posible, son cosas que nada tiene que ver con
el capitalismo. Son tendencias que se encuentran por igual en los camareros, los
médicos, los cocheros, los artistas… los funcionarios corruptibles, los
jugadores, los mendigos, los soldados, los ladrones, los cruzados… en todas las
épocas y en todos los lugares de la tierra, en toda circunstancia que ofrezca
una posibilidad de lograr una finalidad de lucro. Es preciso, por lo tanto
abandonar para siempre un concepto tan elemental e ingenuo del capitalismo, con
el que nada tiene que ver (y mucho menos con su "espíritu") la ambición, por
ilimitada que ésta sea, por el contrario del capitalismo debería considerarse
precisamente como el freno o, por lo menos, como la moderación racional de ese
impulso irracional lucrativo. Ciertamente, el capitalismo se identifica con la
aspiración de la ganancia lograda con el trabajo capitalista incesante y
racional, la ganancia siempre renovada a la rentabilidad. Y así tiene que ser,
dentro de una ordenación capitalista de la economía, todo esfuerzo individual no
enderezado a la probabilidad de conseguir rentabilidad está condenado al
fracaso"…"Cuando se aspira de modo racional al lucro de tipo capitalista, la
actividad correspondiente se basa en el cálculo del capital, es decir, se
integra en una serie planificada de prestaciones útiles reales o personales"…"En
ese sentido, capitalismo con empresas capitalistas".
Quiero señalar con esta larga cita de Max Weber la diferencia entre los
concesionarios ferroviarios subsidiados, con un profundo afán de lucro, y las
empresas capitalistas reales.
Por eso, su cartelización no deja de ser una organización integrada por una
cofradía colonizada, dependiente, con la particularidad de poseer una naturaleza
no productiva, es decir parasitaria, no produce, su único objetivo es el afán de
lucro.
Valga un ejemplo. La colonización de nuestra industria a través de los cárteles
internacionales no cesa. La compra del paquete de acciones de Acindar por el
trust del acero mundial ArcelorMittal, por un valor de 542 millones de dólares,
descoloca y desmiente eso del papel de los industriales nacionales. Estos dueños
del acero mundial no arriban a nuestras tierras por factores emocionales o
porque la predica, casi ruego, de la invitación a los capitales internacionales
a invertir patrióticamente en la Argentina. Somos una colonia y el país se ha
convertido en una de las economías más transnacionalizadas del mundo, es decir,
en una colonieta. Factoría cuya decadencia se muestra desnuda en los ámbitos
intelectuales y universitarios, entre otros, todos sujetos decadentes que tienen
como meta el ser "exitosos" a través del enriquecimiento, a como de lugar. Este
espécimen de mal llamados empresarios capitalistas aventureros ha existido en
todas las partes del mundo y en todos los tiempos.
Este gobierno, lo mismo que los anteriores han insertando a la Argentina en el
mercado mundial como una factoría tercerizada, tecnológicamente subalterna
Por otro lado, con la compra de siete canales de cable, el grupo estadounidense
Turner se expande en la Argentina, además adquirió el paquete de Claxson que
incluye I-Sat, Space, Much Music, Retro, Fashion TV, HTV e Infinit, por 234
millones de dólares. Con esta operación, el conglomerado de la compañía asciende
a 13 señales en el país.
Estas señales se unen a las que la compañía posee en la región: CNN
International, TNT, Cartoon Network, Boomerang, CNN en Español y TCM Classic
Hollywood, con lo cual el conglomerado abarca ahora 13 canales. El cártel de las
comunicaciones se apodera de la red comunicacional de la Argentina. Pregunto, y
¿la soberanía nacional? En las factorías no existen esas categorías, exiten
colonizados y cipayos.
Los brasileños nos colonizan en seis sectores
En julio de 2002 Petrobras compró 58% de Pérez Companc, la segunda petrolera de
la Argentina, por U$S 754,6 millones en efectivo, bonos por otros U$S 370
millones y U$S 2.200 millones de deudas. En total, U$S 3.381 millones. En abril
de 2005 el grupo Camargo Correa adquirió Loma Negra a Amalita Fortabat, en U$S
1.025 millones. Pasó a controlar 47% del cemento argentino y el FFCC del Sud.
Desde 2005, el grupo JBS-Friboi compró el Swift, el ex-CEPA, Consignaciones
Ganaderas y Col Car. Otra brasileña, Marfrig, adquirió el Quickfood, Estancias
del Sur y Maryí. Habría más novedades tras las elecciones.
En 2002 el grupo InBev (ex-AmBev, ex-Brahma) inició la compra de Quilmes
Industrial, dueña del 60% del mercado cervecero y de Baesa, la dueña local de
Pepsi. Entre 2002 y 2006, InBev pagó U$S 1.900 millones.
Belgo Minheira fue comprando Acindar, productora de acero para la construcción,
desde fines de los '90. Ahora quiere comprar el 35% restante en U$S 542
millones. El control de Acindar, hoy en Brasil, pasará a España.
Santista Textil, de Camargo Correa, compró Grafa y luego vendió una parte
(sábanas y guardapolvos) a Coteminas. Ahora Camargo también adquirió Alpargatas,
desde su controlada Alpargatas paulista.
Estos montos, obtenidos por las ventas a los grandes grupos internacionales, no
se vuelven a reinvertir en el país, es decir, no retornan. Lo que significa un
vaciamiento del capital nacional. Este gobierno ni los anteriores no han
esbozado, tan sólo, un intento hipócrita para impedir que el volumen de esas
ventas retornen y se reinviertan nuevamente en un sector productivo y de
desarrollo. Eso sí, este gobierno y los gurúes que simulan ser opositores,
reclaman a los gritos inversiones extranjeras. No podemos decir como algunos
intelectuales, candidatos múltiples, que es preferible que sean capitales
brasileros y no americanos o europeos, como si el capital financiero tuviera
patria. Toda una puerilidad.
"La colonización fabrica colonizados, del mismo modo que fabrica colonizadores"
Albert Memmi en su libro Retrato del Colonizado
Juan Carlos Cena es miembro fundadador del MO.Na.Re.FA. - Movimiento Nacional
por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
Fuente: lafogata.org