Argentina: La lucha continúa
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Denuncian y piden procesar al Fiscal Federal Emilio Ferrer
Marcos Taire
Una ex detenida-desaparecida denunció ante la Procuración General de la Nación
al fiscal federal de Tucumán, Emilio Eduardo Ferrer Collados. Lo acusa de haber
sido colaborador de la dictadura militar, mal desempeño de la función pública,
culpable de negligencia y desconocimiento del derecho, abuso de autoridad y
prevaricato.
La denuncia formulada ante el doctor Esteban Righi fue concretada por Leoni
Susana Auad, una ex detenida desaparecida que en diciembre de 2005 fue detenida
y procesada por la justicia federal de Tucumán, acusada por el fiscal Ferrer,
encarcelada por el ex juez federal Jorge Parache y mantenida en prisión durante
un año y medio, hasta que la Cámara Federal de Apelaciones revocó el fallo de
primera instancia y la liberó.
Auad recuerda en su denuncia que "Ferrer Collados fue nombrado por el dictador
militar Lino Montiel Forzano (…) en la Fiscalía terrorista del Ejecutivo
Provincial", que era "el órgano asesor" del gobierno tucumano y estaba
"encargada de armar e impulsar los expedientes acusatorios contra los
integrantes de las autoridades depuestas". Dice Auad que esas "investigaciones
fueron la pantalla que usaron los uniformados y sus asesores para encubrir o
disimular el manejo discrecional de fondos, (…) principalmente del Fondo
Patriótico Azucarero".
La ex detenida desaparecida afirma en su denuncia que "de la Fiscalía de Estado
partieron las bandas armadas que secuestraron a los "donantes" de los terrenos
sobre los que se montaron los pueblos Soldado Maldonado, Capitán Cáceres,
Sargento Moya y Teniente Berdina, (…) trasladados en ropa interior a la Casa de
Gobierno (…) a los fines de "convencerlos" de donar sus tierras para los
asentamientos". Esos cuatro pueblos fueron construidos por el genocida Bussi
copiando el armado de las aldeas estratégicas creadas por los norteamericanos
durante la guerra de Vietnam.
La denuncia recuerda que al frente de la Fiscalía de Estado tucumana en tiempos
de la dictadura se desempeñaba el capitán auditor Roberto Abbas, que "se paseaba
en uniforme de combate, casco, granadas al cinto y pistola" y decía que "en su
fiscalía no había abogados sino soldados de la patria". Al respecto, afirma que
"Abbas, ya retirado, mantiene en la provincia negocios inmobiliarios y el fiscal
Ferrer jamás lo acusó de nada", porque "es conocedor de éste y otros sujetos de
igual envergadura a quienes nunca encausó" (…) por el contrario, cuando actuó lo
hizo en contra de dos sobrevivientes". Auad alude así a la denuncia efectuada
por el fiscal contra ella y su ex novio, Osvaldo Pérez, ambos ex detenidos
desaparecidos que permanecieron secuestrados durante más de un año en el campo
de exterminio del Arsenal Miguel de Azcuénaga.
Tras recordar que durante su cautiverio se la sometió "al paso de corriente
eléctrica, azotes, quemaduras con cigarrillos y simulacros de fusilamiento",
Auad afirma que "Ferrer emplea la misma acusación que Von Wernich empleó para
descalificar el testimonio de Luis Velazco". En el auto de procesamiento, fue
acusada de haberse transformado, en el campo de concentración, en un
"funcionario público asimilado".
Auad dice que "Ferrer y Laura Figueroa, una abogada dedicada a los derechos
humanos cuando estos se transformaron en una cuestión rentable (…) fogonearon
este caso con el claro objeto de lograr una condena contra dos sobrevivientes de
la dictadura (…) y reunieron declaraciones sacadas a personas que nunca
estuvieron detenidas en el Arsenal, como son los casos de M.A.M. de R. y su
esposo". Auad anticipa en su denuncia que también querellará a la abogada.
Susana Auad recuerda que el Estado Nacional le reconoció su calidad de detenida
desaparecida y le otorgó la indemnización correspondiente, que fue embargada por
la justicia. También denuncia que durante ocho meses concurrió semanalmente a
averiguar a la fiscalía de Ferrer el porqué de dicho embargo. Además, señala que
"armaron durante dos años una causa en mi contra y el secretario del juzgado,
Norberto Véliz aprovechó mi presencia en su despacho para proceder a mi
detención, obviando la cédula citatoria". Sobre el particular, afirma que "el
secretario "me tendió una cama", como se dice en la jerga del hampa, no me dio
oportunidad de apersonarme con abogado (…) forma ilegal de actuar (…) y fue tal
mi sorpresa que recordé la noche de mi secuestro".
La ex detenida desaparecida destaca que "en las manos del denunciado (Ferrer) se
encuentran las más de 600 causas que en esta jurisdicción se siguen contra los
militares, (…) en ellas se encuentran nombres de civiles participantes de las
patotas, junto a gendarmes y demás personal de las fuerzas armadas. No obstante
se las ingenió para poner en el centro de su actuar este tramado judicial (la
acusación contra Auad y Osvaldo Pérez) y dejar a aquellos de lado".
Tras denunciar que "Ferrer cometió prevaricato al aplicarme una figura (delito
de lesa humanidad) a sabiendas que no fui jamás funcionaria pública (…) debe ser
separado del cargo y procesado por colaborador voluntario, partícipe necesario
de delitos de lesa humanidad llevados a cabo desde la Fiscalía de Estado de la
dictadura militar que lo tuvo a él de funcionario (…) y se le inicie el proceso
de enjuiciamiento previsto por ley y mientras tanto se lo separe del cargo".