Argentina: La lucha continúa
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Década tras década, por omisión o por engaño y siempre cubiertas de desinformación se escondió a decenas de genocidas y a sus lógicas consecuencias. Lo hicieron ultrajando el lenguaje, llamando “Nobles Almirantes” a monstruosos criminales, llamando conquistas a impiadosas matanza. Los responsables de mantener esta mentira, hasta hacerla historia y cultura, los mismos de siempre y ya llevan 515 años.
Por Fernando Borroni
Hace pocas horas atrás la Justicia Argentina condenó al ex Capellán de la Policía Bonaerense Christian Von Wernich a Reclusión Perpetua por 7 homicidios, 31 casos de tortura y 42 privaciones ilegales de la libertad. A buena hora, y una vez más, como lo había hecho ya hace algo más de un año al condenar a Miguel Etchecolatz.
Y esta justicia, por la que tanto se luchó, vuelve a escribir en sus folios la palabra genocidio. Así la historia comienza a poner la cosas en su lugar, llamando a cada cual por su nombre. Sin embargo demasiados personajes se refugian bajo el manto “cómplice” de esta historia que hasta hoy ha escrito el poder con sus distintos rostros: el económico, el político, el eclesiástico, entre otros. Pese a esto todo indica que los pueblos han tomado la pluma en sus manos con la clara convicción de hacer lo que por “derecho natural” le pertenece: escribirla. Es que se ha mentido tan impunemente, tan sin derecho que el tiempo inevitablemente comienza a derretir las caretas de seda para dar luz a los verdaderos rostros.
Fue así que década tras década, por omisión o por engaño y siempre cubiertas de desinformación se escondió a otros tantos genocidas y a sus lógicas consecuencias. Lo hicieron ultrajando el lenguaje, llamando “nobles almirantes” a monstruosos genocidas, llamando conquistas a lo que fueron salvajes matanzas. Casos existen a montones. Responsables de mantener esta mentira, hasta hacerla historia y cultura, los mismos de siempre: Los poderes económicos y políticos imperiales que imponen una educación pobre y maliciosa que busca mantener a sus receptores en la lógica del modelo, convenciendo acerca de seres superiores e inferiores, avanzados o bárbaros. La Iglesia Católica Apostólica Romana sometiendo a los pueblos mediante nefastos “mandatos mesiánicos” que anulan sus libertades individuales, no solo de acción, sino de conciencia. Dividiendo a un mundo entre pecadores y santos. La perfecta conjunción de estos ha sido la Colonización de América. intencionalmente mal llamada Descubrimiento de América.
En 1492 Europa descubre América para el comercio y para la explotación y robo de sus recursos naturales. El capitalismo clava sus garras por primera vez en el continente, de la misma manera que lo hace en la actualidad; imponiendo religiones que maniatan a comunidades enteras con promesas en una “mejor vida en el más allá”. “El premio en el cielo y no en la tierra”, tan solo porque en ella solo hay lugar para que ellos la exploten y usufructúen en todas su magnitud a costa de lo que sea.
Eso hizo ni más ni menos Cristóbal Colon y toda la lista de ladrones y asesinos que le siguieron. Bajo las órdenes de los Reyes de España, con el apoyo y la complicidad de la Iglesia y con la sola ambición económica e imperial exterminaron comunidades indígenas enteras. Se calcula que más de 90 millones de indios fueron asesinados. No solo los mataron a mansalva, sino que exterminaron su cultura, denigraron sus costumbres y sus creencias, pero además dejaron decenas de epidemias como la viruela, el sarampión, la gripe, el tifus, la peste bubónica y otras enfermedades infecciosas endémicas. A raíz de esto algunos investigadores arrojaron algunos datos. El investigador norteamericano H. F. Dobyns ha calculado que un 95% de la población total indígena de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón. Por su parte, Cook y Borah, de la Universidad de Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que, por ejemplo, la población en México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623. México recién recuperaría la población que poseía en el siglo XV, en la década del 60 del siglo XX.
El historiador peruano Villanueva Sotomayor sostiene que El Tahuantinsuyo (Cuzco-Perú) tenía quince millones de habitantes. En los tiempos de la Colonia la población indígena disminuyó drásticamente. En 1620 la población llegaba sólo a los 600 mil habitantes. De 1532 a 1620, había 14.400.000 habitantes menos, en apenas 88 años.
De esta manera, solamente en el periodo de la conquista (1500-1524) cayo un tercio de la población indígena y cada cuarto de siglo la mitad del resto de la población.
Pese a esto muchos en la actualidad buscan afirmar la hipótesis que los españoles solo se defendieron del salvajismo indígena. Sin embargo el tiempo ha dejado escrito algunos rastros de los hechos. Una de ellas es la llamada tesis homicida, pronunciada, por el clérigo Fray Bartolomé de las Casas en su insigne libro “Brevísima relación de la destrucción de las indias”, el cual considera como causa principal de la caída demográfica, las continuadas torturas, abusos, asesinatos, trabajos forzados, y carencias higiénicas y alimenticias que sufrieron los indígenas desde la llegada de los occidentales.
En este sentido, son bastante explicitas las narraciones de las atrocidades cometidas por los colonizadores en América, narradas al detalle en su libro, donde se pueden encontrar testimonios como estos:
“A todos los señores que eran mas de ciento y que tenían atados, mando el capitán quemar vivos en palos hincados en tierra.”
“Fue él y estando embebidos y seguros en sus bailes, dice Santiago y a ellos, y comienzan con las espadas desnudas a abrir aquellos cuerpos desnudos, a derramar aquella generosa sangre, que a uno no dejaron con vida”
“Hicieron ley los españoles, que todos cuantos indios de todo genero y edad tomasen a vida, echasen dentro en los hoyos y así las mujeres preñadas y niños y viejos a cuantos pudieron tomar, echaban en los hoyos hasta que los henchían traspasados por las estacas”
“Y así había en su real, solemnísima carnicería de carne humana, donde en su presencia se mataban los niños y se asaban y mataban el hombre, por solas las manos y los pies, que tenían por los mejores bocados” “Ponenlo en un cepo por los pies y el cuerpo extendido y atados por la manos a un madero, puesto un brasero junto a los pies y un muchacho con un hisopillo mojado en aceite, de cuando en cuando se los rociaba para tostarle bien, de una parte estaba un hombre cruel, que con una ballesta armada, apuntándole al corazón, de otra y de otra con un muy terrible perro bravo echándoselo que en un credo lo despedazara, y así lo torturaron para que descubriese los tesoros que pretendían”
“Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros que no la hiciesen pedazos, como hacían con otros, tomo una soga y atose al pie un niño que tenia de un año y ahorcase de una viga, y no lo hizo rápido, en tanto que llegaron los perros y despedazaron el niño”
“No obstante, todo esto, lo condenaron a quemarlo vivo, aunque después rogaron algunos al capitán que lo ahorcasen, y ahorcado, lo quemaron” “Y porque la casa tenia vigas en lo alto, subieronse en ellas mucha gente huyendo de las sangrientas manos de aquellos hombres, mando el infernal hombre pegar fuego a la casa, donde todos los que quedaron, fueron quemados vivos”
“Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies en la tierra, y de trece en trece a honor y reverencia de nuestro redentor, poniendo leña y fuego, los quemaron vivos” “Comúnmente, mataban a los señores y nobles de tal manera, que hacían parrillas de varas sobre horquetas y atabanlos en ellas, y ponianles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos desesperados, se les salían las almas” (Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias)
Estas son solo algunos fragmentos de las muchas y detalladas matanzas y torturas que Bartolomé de las Casas pudo ver y oír de las acciones de los castellanos. Sin embargo y muestra de la más despiadada y cruel de las enseñanzas aun hoy en los colegios públicos y privados se sigue enmascarando un genocidio como un inocente descubrimiento. El ímpetu de esta enseñanza hace que además se le de rasgos de solemne e incuestionable: “Primera etapa descubrimiento, segunda conquista y tercera colonización”. Cuando en verdad solo hubo una sola etapa: “Matar para robar”. Así el verdugo es solo un hombre desafiante y aventurero, al cual hasta deberíamos agradecerle un poco más el hecho de existir para el mundo.
La hipocresía que aun mantenemos en nuestro sistema educativo es indignante. La gran mayoría continúa nombrándolo y viviendo de un hecho festivo.
Aun hoy nuestros niños siguen dibujando entusiasmados las carabelas, inmersos en un engaño del cual los adultos somos conscientes, hecho que lo hace aún más cruel.
Como sociedad seguimos venerando una Iglesia criminal. La que bendijo la violación, el ultraje y la matanza de millones de indios, y la que en la actualidad cambio sus túnicas pero no sus desmedidas ambiciones. Y aquella es la misma que hoy apaña la matanza al pueblo palestino por parte de Israel, la misma que acuna a miles de Von Wernich y que esconde a decenas de Padre Grassi entre sus filas, y sin más, la misma que elige a un nazi como Papa. Claro está, es esta institución la que bendice la educación anteriormente citada.
Este 12 de Octubre es un día de duelo. El extermino de nuestros hermanos indígenas así nos lo gritan. Es un día para buscar respuesta a varias preguntas: ¿Qué religión que dice tener un Dios justo y misericordioso puede apoyar semejante genocidio? ¿Qué educación que se digne de tal, puede continuar mintiendo de la manera que lo hace? ¿Qué sociedad puede crecer si no decide llamar a cada cual por su nombre?
Es terriblemente dolorosa a 515 años tener que estar escribiendo estas líneas, sabidas por todos.
Nadie que se diga maestro puede continuar con esta trampa. Nadie que se diga “religioso” puede seguir manteniendo la impunidad del silencio. Nadie que se sepa ser humano puede ningunear estos hechos.
La Colonización de América fue el inicio de la decadencia, explotación y miseria de todo el continente americano. Sus heridas aún sangran. Los estados “modernos y democráticos” fomentan el robo de las tierras aborígenes y permiten que mueran de hambre en pleno Chaco argentino.
515 años conviviendo con libros manchados con sangre, escuchando voceros cómplices del poder y adorando dioses de cartón con espadas y mandamientos de acero. Cuanto más habrá que tolerar tanta mentira e impunidad.