Argentina: La lucha continúa
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Asesinato del maestro: Carta abierta al fiscal Richard Trincheri
(AW) El neuquino Fernando Lizarraga publicó el pasado 9 de
octubre en el blog http://alephalsur.blogspot.com,
la siguiente carta abierta al fiscal de la causa del asesinato de maestro Carlos
fuentealba, Richard Tricheri. Este fiscal sería parte de la red de complicidades
armada para exculpar al gobernador Jorge Sosbich y a todos los responsables del
brutal crimen.
Neuquén, 9 de octubre de 2007 (Fernando Lizárraga) Es evidente que los
expedientes te molestan, te fastidian, te resultan insoportables. Estamos de
acuerdo: la verdad no puede depender de un expediente, por lindo y prolijito que
sea. A mí también me hartan los papeles, los papeleos, los papelones y las
papeleras. Tal vez tengas razón cuando proponés una reforma que consagre el
principio "dentro del juicio, todo; fuera del juicio, nada". Sin embargo,
Richard, hasta que tus colegas de la corporación judicial y los legisladores se
dignen a seguir tus sabios consejos, no tenés más remedio que soportar el
expediente. Y más aun, tenés la obligación de armar un buen expediente, uno que
se parezca a la verdad. Pero me da la sensación de que, por lo menos en el caso
del asesinato de Carlos Fuentealba, te dejaste llevar por tu aversión al
teclado, al papel tamaño oficio y los clips de colores. Intentando curarme el
insomnio, se me ocurrió leer detalladamente el requerimiento que le hiciste al
juez hace un par de meses. Me había llegado por los diarios algo de lo que
habías escrito, pero nunca imaginé que hubieses sido tan, digamos, desprolijo
para fundamentar el pedido de indagatoria a Pascuarelli, Salazar y los otros
sicarios del régimen del bigote asesino. Vayamos por partes, o por fojas.
Imputarles al ex subsecretario de Seguridad, Raúl Pascuarelli y al ex jefe de
Policía, Carlos Salazar, una mera "negligencia" contraría el más puro sentido
común. Y lo que es más grave todavía, esta acusación los exime alegremente de su
responsabilidad como actores que premeditaron minuciosamente la represión,
siguiendo las explícitas órdenes del gobernador ciento por ciento (¡si hasta los
jefes policiales admiten que la orden vino de Sobisch!). Como dije en otro
artículo que publiqué en este mismo blog ("El Carancho"), no hace falta
encontrar órdenes escritas, con membrete, sello y autógrafo; alcanza con revisar
las declaraciones de estos funcionarios y del propio gobernador para constatar
que aquí no hubo negligencia, que hubo órdenes bien claras, que todo se hizo
según lo previsto, que se habían sopesado "consecuencias muchísimo más
difíciles" (Sobisch dixit). Pero como descartás de antemano cualquier
premeditación, cualquier plan represivo, te contentás con la negligencia.
Otra de tus clamorosas "desprolijidades" se advierte cuando decís que el
procedimiento policial fue dispuesto "aparentemente" para impedir el corte de
ruta decidido por ATEN. ¿Por qué "aparentemente"? Hasta un tonto sabe que los
grupos especiales de la policía no fueron a Arroyito a cazar lechuzas con sus
Itakas. Vos mismo decís que el operativo, después de haber "logrado el fin que
se pretendía cumplir", derivó en represión. De esto se sigue que el
"aparentemente" es una calificación demasiado generosa para el gobierno
provincial, una calificación que deja abierta infinitas ventanas para que
Sobisch se escape. Además, es curioso que vos entiendas que la represión comenzó
recién después de haber cumplido sus fines, esto es, despejar la ruta, como si
los primeros gases y balas no hubiesen sido parte de la represión.
También es sorprendente (o no tanto) que digas que dicho procedimiento "devino
en un desmesurado, descontrolado y anárquico operativo de represión policial".
Las palabras, lo sabés, nunca son inocentes, y mucho menos en un expediente.
Detengámonos en "devenir". Según el diccionario de la Real Academia, como verbo,
"devenir" significa "sobrevenir, suceder, acaecer, llegar a ser". Como
sustantivo significa "la realidad entendida como proceso o cambio que a veces se
opone a ser" o "proceso mediante el cual algo se hace o llega a ser". No voy a
demorarme en las distintas interpretaciones del devenir en la historia de la
filosofía, pero debo recordarte que, por lo general, quienes hacen del devenir
el centro de sus especulaciones tienden a negar cualquier tipo de agencia
humana; en otras palabras, los filósofos del devenir piensan que las cosas
devienen por sus propias cualidades sin intervención de decisiones humanas. Así,
según tu filosofía, la represión devino porque sí, porque estaba inscripta en la
naturaleza de las cosas, como deviene un ventarrón en el desierto en una tarde
de sol. Entonces, si el operativo "devino" en represión, según tus palabras,
Sobisch, Pascuarelli, Salazar y todos los demás no tuvieron nada que ver.
Veamos ahora tus adjetivos predilectos: "desmesurado, descontrolado y
anárquico". Este trío de palabras mueve al asombro. En primer lugar, decir que
un operativo de represión fue "desmesurado" supone la posibilidad de una
represión "mesurada". ¿Es posible que un fiscal como vos, elogiado por su
independencia por el diario Río Negro, ignore que toda represión, para ser tal,
debe ser "desmesurada"? En segundo lugar, y he aquí el meollo de la cuestión,
decir que la represión en Arrroyito fue "descontrolada" es el camino más directo
para exculpar a Sobisch, Pascuarelli, Salazar y todos los demás. Me pregunto:
¿por qué no recurriste aquí ese ambiguo "aparentemente" que no tuviste empacho
en utilizar respecto de los fines del operativo? ¿Por qué afirmás sin más
vueltas que el operativo fue descontrolado? ¿Por qué no decís que fue
"aparentemente descontrolado"? Las consecuencias del adjetivo "descontrolado"
son atroces: vos mismo, como fiscal, te abstenés de suponer que hubo orden de
reprimir hasta matar, clausurás convenientemente todo un universo de
posibilidades, dejás todo en manos del devenir y el frenesí de un carnicero
profesional como el cabo Darío Poblete, autor del tiro que mató a Fuentealba. ¿Y
qué decir de lo "anárquico" del operativo? Esto es, como diría Borges, apenas un
énfasis, que refuerza tu argumento de que todo fue meramente un problema de
descontrol.
Si todo esto no bastara para ilustrar la blandura de tu acusación, cuando
describís la tercera fase de la represión, la cacería en la ruta, no trepidás en
sostener que fue "irracional" y que "los comportamientos negligentes que se
reprochan [tuvieron] directa relación causal con la muerte registrada, en tanto
constituyeron una circunstancia que evidentemente incrementó el riesgo más allá
del límite razonable permitido para que se produjeran afectaciones a los bienes
jurídicos". ¿Por qué irracional y no fríamente calculada? ¿Cuál es la medida de
la racionalidad? Al decir que fue "irracional", nuevamente, estás excusando a
los autores, como si fuesen simples dementes que se excedieron en sus funciones
o que dejaron de hacer lo que debían. Tanto el "exceso" como la "negligencia"
son calificaciones a todas luces insatisfactorias. Más aún, según tu argumento
acusador, la negligencia de Pascuarelli y sus secuaces sólo tuvo "directa
relación causal" en tanto aumentó el riesgo más allá de lo razonable. Es
llamativo que la única vez que hablás de "causalidad" lo hagas en relación con
la edulcorada negligencia. ¿No hay acaso causalidad directa entre la orden del
gobernador y las órdenes que, con toda seguridad, se dieron durante el operativo
de represión? Si no encontraste órdenes escritas, esto no significa que no hubo
órdenes. De nuevo: ¿por qué suponer que el operativo se salió de control y no
suponer que, en realidad todo estuvo bajo control, en todo momento? ¿Qué
evidencia tenés para eliminar la hipótesis de que la represión haya sido
perfectamente concebida para acabar tal como acabó?
Sigamos un poco más con tus bonitos adjetivos. Cuando hablás de los episodios
inmediatos al asesinato de Fuentealba, decís que la represión fue "descomunal e
injustificada". Según el diccionario de la RAE , "descomunal" significa
"extraordinario, monstruoso, enorme, muy distante de lo común en su línea". ¿Fue
realmente así? No lo creo; los antecedentes de la policía neuquina permiten
afirmar todo lo contrario; para los herederos del fusilador Staub lo
extraordinario, monstruoso, enorme y distante de lo común es la norma, no la
excepción. Parece que te olvidaste de Cutral Co y el asesinato de Teresa
Rodríguez, por sólo mencionar una de las muchas monstruosidades que son la norma
en Neuquén; parece que no escuchaste que el actual jefe de policía dijo que
Pobrete era un "referente" de la institución. ¿Injustificada? ¿Injustificada
para quién? Se nota que no mirás la tele ni leés los diarios, porque Sobisch se
ocupó de "justificar" la represión y el asesinato de Carlos Fuentealba. Hay
justificaciones que en sí mismas son un crimen, ¿no? Pero al decir que fue
"injustificada" le sacás del sayo a Sobisch, y todo vuelve al vaporoso mundo del
devenir, donde las cosas ocurren por arte de magia, donde no hay intenciones, ni
causas eficientes, ni nada.
En una de esas tenés suerte y te agradecen estas acusaciones (y omisiones)
aprobando tu pliego de camarista en la Legislatura. Así, te habrás sacado de
encima un problema y volverás a luchar contra los fatigosos expedientes.
Mientras tanto, si querés refutarme con hechos, bien podrías añadir nuevas
acusaciones, ampliar y precisar tus fundamentos y, sobre todo, requerir que
Sobisch preste declaración testimonial. Algunos andan apurándose y exigiendo que
pidas su indagatoria. Pero eso sería un error gravísimo, lo sabés. En la
testimonial, el bigote no podría negarse a declarar y, al menos formalmente,
tendría la obligación de decir la verdad, bajo juramento. Después, si querés,
podrías imputarlo y llamarlo a indagatoria (¿o me equivoco?). ¿Qué te impide
solicitar estas simples medidas procesales? ¿Qué estás esperando? ¡Ah, ya sé!;
estás esperando que todo devenga naturalmente, porque las cosas fluyen así
porque sí; todo deviene, nada es; no hay verdad, sólo hay opinión; no hay
sujetos, apenas meros títeres de fuerzas incontrolables. ¡Pucha que habías sido
posmoderno!
Fernando Lizárraga
E-mail: falizarraga@yahoo.com.ar
Fuente: lafogata.org