Argentina: La lucha continúa
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La verdad contra el régimen
Agustín Valdés
Desde las leyes de obediencia debida y punto final y los indultos a los
genocidas, los años de la dictadura militar parecían una historia remota, y los
asesinos que causaron la desaparición de 30 mil luchadores populares gozaron de
una impunidad absoluta. Sin embargo como parte del proceso democrático abierto
en el argentinazo, se produjeron dos hechos de importante relevancia que dieron
inicio a un nuevo capítulo en la lucha por la verdad y la justicia. Por un lado
la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final y por otro la
sentencia por genocidio a Etchecolatz. Es preciso entender la relevancia y
dinámica de este proceso para realizar una apuesta a largo plazo desde una
perspectiva socialista y anticapitalista.
La lucha contra la impunidad como una lucha estratégica contra el régimen de
dominio
La Argentina no es el caso extremo de la impunidad y, debido al enorme
movimiento democrático de masas de lucha contra la dictadura y que continuó
exigiendo el juicio y el castigo durante la década del ´80, no ha seguido el
modelo chileno. Aún así, los partidos tradicionales, tanto la UCR como el PJ,
han contenido los reclamos, salvando a los militares en pos de la
"reconciliación"; de allí la claudicación a Rico y la leyes de impunidad de
1987, que Alfonsín pagó con una caída estrepitosa de su popularidad. Luego
seguiría Carlos Menem con los Indultos. La cobertura teórica de esas medidas fue
la "teoría de los dos demonios" que considera a los luchadores populares como un
bando terrorista. Esta operación salvó no sólo a los militares, sino que estuvo
destinada a lavar la ropa de esos mismos partidos, que apoyaron las leyes de
aniquilación a la subversión de Luder en 1975 y a la triple A, organizada por el
propio peronismo en el poder y con el apoyo entusiasta de la UCR (recordemos el
llamado de Balbín a "aniquilar a la guerrilla fabril"). De esta manera se
aseguraron un pacto tácito con las fuerzas represivas, en la medida en que no se
tocaron sus intereses y sus personajes, a cambio de integrarse en las
necesidades del nuevo régimen político y contribuir a su estabilidad.
Con las leyes de impunidad las fuerzas represivas a la salida de la dictadura
militar continuaron albergando a los genocidas. Evidencia que hace irrefutable
esta aseveración son las recientes declaraciones de Arslanian ante un pedido de
la querella en la causa por la desaparición de López que se sustancia en la
justicia federal: sólo en la Bonaerense continúan en función 9.026 policías que
ingresaron durante la dictadura militar ¡el 20% del total! y muchos de ellos
participaron activamente de la represión. Se calcula que en la dictadura militar
participaron 30 mil genocidas en las fuerzas armadas, y cerca de 10 mil civiles
(empresarios, políticos, jueces, curas, etc) que fueron cómplices directos de la
dictadura, como la empresa Ford que entregaba los Ford Falcon verdes por
centenares con los números de motores borrados o cambiados de fabrica. Es decir,
cerca de un total de 40 mil de genocidas. Si calculamos que alrededor de 30 mil
continúan vivos, siguen mayoritariamente gozando de una absoluta impunidad, ya
que la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final permitió abrir
200 nuevas causas y actualmente existen cerca de 200 juzgados de los cuales la
mayoría goza de prisión domiciliaria.
La supervivencia de estos genocidas, la continuidad de los mismos grupos
económicos que fueron cómplices de la dictadura, hace que la lucha por la verdad
y la justicia sea una lucha abiertamente contra el actual régimen de dominio, es
decir, contra las fuerzas represivas y contra sectores de la burguesía. Aquí
entra la importancia histórica y la relevancia del fallo a Etchecolatz. Mientras
que en la condena al Turco Julián se reivindica la teoría de los dos demonios,
en la del juicio a Etchecolatz, al contrario, en primer lugar se reconoce la
existencia de un genocidio y además en la sentencia se habla del objetivo del
genocidio de imponer un plan económico. El precedente que implica este fallo
podría sentar las bases no sólo para condenar a los asesinos en las próximas
causas de los juicios por la verdad que comienzan en febrero, sino también para
derogar los indultos a los asesinos -recordemos que, según todos los tratados
internacionales, los crímenes contra la humanidad no prescriben ni pueden ser
amnistiados- y para enjuiciar y encarcelar no sólo al conjunto de militares
implicados en la dictadura militar, sino también a los cómplices, empezando por
los empresarios y los curas que colaboraron con el genocidio. Es decir que
habría que investigar a los 9 mil policías de la bonaerense que fueron parte de
la dictadura, a los miles y miles de policías y militares en todo el país que
fueron parte de las fuerzas represivas en aquel entonces, a todos los
empresarios que colaboraron, como Ernestina de Noble, Amalita Fortabat, etc. a
los curas, los periodistas como Mariano Grondona, y cientos y cientos de
empresarios y grupos económicos.
El gobierno de Kirchner y la verdad
Innegablemente este gobierno ha tomado ciertas medidas de carácter progresista
en relación a los derechos humanos. Por ejemplo el remover del ejército a los
militares que participan públicamente de actos de la ultraderecha, el discurso y
el perfil que ha tenido en ciertas oportunidades, como la creación del museo en
la ESMA, y por sobre todas las cosas haber aprobado en el Parlamento la
derogación de la ley de obediencia debida y punto final a partir de la
iniciativa de la diputada Patricia Walsh. Sin embargo no ha adoptado ninguna
medida que vaya a fondo en desmantelar el aparato represivo que continúa desde
la época de la dictadura. Ni siquiera ante las desapariciónes de López, de Geréz
y las diversas amenazas, aprietes e intimidaciones de la ultraderecha. Por el
contrario, en el discurso pronunciado en cadena nacional horas antes de la
aparición de Geréz reconoció el operar de la ultraderecha fascista al decir:
"Todo hace pensar que en ambos casos ha actuado lo que se conocía como mano
de obra desocupada, es decir elementos paramilitares o parapoliciales, que
quieren amedrentar y lograr su objetivo de mantener la impunidad. Se trata de la
misma metodología que utilizaron tras el histórico juicio a las juntas
militares: extorsionar para obtener impunidad. En aquel momento fueron las leyes
de obediencia debida y punto final. Los actores son diferentes pero los
beneficiarios del objetivo de impunidad siguen siendo los mismos.",
pero no adoptó ninguna medida que se corresponda con semejante situación de
inseguridad y de accionar mafioso y terrorista ¿Por qué si no se niega a anular
los indultos? ¿Por qué no impulsa un juicio político a los jueces de la
dictadura o no exonera a los integrantes de las fuerzas de seguridad que
tuvieron que ver con la represión? ¿Por qué no entregan a los organismos de
derechos humanos y la justicia las listas de aquellos 9 mil policías de la
bonaerense para que se los investigue y se los juzgue? ¿Por qué el gobierno a 4
meses de la desaparición de López no ha tomado medidas de fondo contra la
ultraderecha? Si Kirchner tomase alguna de estas medidas sería elemental que
todos vayamos a Plaza de Mayo a apoyarlas para enfrentar a los genocidas, pero
sin embargo el gobierno se muestra timorato y no va a fondo. Y se debe
justamente a su carácter de defensor y parte de un régimen corrupto y
descompuesto, un régimen que tiene una pata en los genocidas, como también en
las mafias policiales, la vieja política, los viejos gobernadores y funcionarios
menemistas, la corrupción y las empresas que saquean el patrimonio nacional y
los recursos naturales. Tomar medidas de fondo contra los genocidas significa ir
en contra del régimen de dominio y de sectores de la propia clase dominante
sobre los cuáles se sostiene el kirchnerismo.
Contra la Impunidad, construir una Nueva Izquierda
Tanto el nacionalismo de Kirchner como las diversas variantes radicales,
centroizquierdistas, peronistas han demostrado ser partícipes de un régimen de
impunidad al cual no combaten ya que se asientan sobre esas mismas bases. Sin
embargo la izquierda revolucionaria y los movimientos populares de lucha sufren
un profundo aislamiento con respecto al movimiento de masas que tiene fuertes
expectativas en el crecimiento económico, la esperanza en una mejora de la
calidad de vida y en que los problemas políticos como la impunidad los solucione
Kirchner por arriba. De lo que se trata entonces es de postular una nueva
izquierda anticapitalista y socialista que pueda dialogar con el conjunto de la
población para construir un movimiento democrático de masas. Ni siquiera el
programa más "puro" en abstracto puede resolver por medio de la agitación la
experiencia práctica-concreta que las masas tienen que realizar con el
nacionalismo burgués. Sólo en la lucha de clases y en el proceso de
experimentación política las propias masas pueden comenzar a cuestionar las
bases de dominación del régimen. Lejos de tener que recitar la dictadura del
proletariado y los límites del nacionalismo burgués todos los días para
"instruir" a las masas, la tarea de una nueva izquierda en Argentina debe ser la
de acompañarlas pacientemente partiendo de los fuertes sentimientos democráticos
que les son propios, ser parte de los procesos reales y partir de la conciencia
y el nivel de subjetividad, lucha y organización actuales de las más amplias
capas de la población para lograr romper el aislamiento.
En ese sentido, el Espacio Memoria, Verdad y Justicia y las diversas
multisectoriales que existen a nivel nacional impulsadas por los organismos
independientes del gobierno, los movimientos sociales y la izquierda han
cumplido un importante papel en la movilización por la aparición con vida de
Julio López y la exigencia al gobierno nacional de que tome medidas al respecto.
Desde este espacio se ha denunciado reiteradas veces lo mal que fue llevada
adelante la investigación del secuestro de Julio López, como evidencian las
escandalosas declaraciones del fiscal Martini -a cargo hasta hace unas semanas
de la investigación en la justicia provincial- que fue claro como el agua al
decir "no hay vigilancia permanente frente a la casa de la familia López, porque
no se está investigando ningún delito". Gracias al propio accionar de este
sector de los organismos de derechos humanos es que han logrado llevarse
adelante partes importantes de los juicios y la investigación a los genocidas y
gracias a la lucha histórica es que se asegurará la continuidad de los juicios.
Pero de lo que se trata es de hacer una "apuesta" a la largo plazo, es ese
sentido es preciso llegar a las más amplias capas de la población en forma
unitaria con todos los sectores que estén dispuestos a realizar una gran campaña
nacional contra la impunidad. En las calles, los barrios, las escuelas,
universidades, lugares de trabajo, proponiendo puntos democráticos elementales
como la derogación de los indultos, el juicio único y la cárcel común a todos
los genocidas, la aparición con vida de Julio, la condena a los sectores de la
ultraderecha que están operando y que se garantice la posibilidad de continuar
con los juicios por la verdad. Sólo de esta manera podremos dialogar con las más
amplias masas y mediante la agitación política, la movilización, la lucha y las
elecciones la izquierda podrá convertirse en un factor de peso y en una
alternativa democrática para millones en todo el país.
Agustin Franchella es miembro de Corriente Praxis