Soja en Argentina
Todo un país en el medio del engaño
Silvana Buján www.eco-sitio.com.ar
El consumo de soja en Argentina se presenta como la solución al hambre. Se
promociona como el alimento perfecto.
Pero la dura realidad la revela como una trampa: los niños pequeños alimentados
a soja no podrán asimilar hierro, calcio o zinc, y su sistema hormonal será
desequilibrado. Su desarrollo intelectual será menor que el resto de los niños.
Las embarazadas que consumen soja como dieta base, tendrán problemas en el
sistema hormonal de su bebé y de ellas mismas.
Y los adultos, que creímos en el espejismo de la soja (transgénica o no)
incorporamos dosis hormonales fortísimas y nos exponemos a la baja de las
defensas y a complicaciones de alergias.
En verdad: somos las víctimas de la necesidad de las multinacionales de ubicar
la soja con la que el primer mundo alimenta al ganado. Un cultivo que avanza
imparable sobre el monte nativo y las producciones biodiversas.
Introducción
La soja ha desembarcado en Argentina hace década y media, de la mano de un
poderoso aparato de prensa, que la ubicó en el sitio del "alimento ideal".
Su cultivo implica un gravísimo problema ambiental para los ecosistemas en los
que se implanta, provocando la pérdida de biodiversidad, el empobrecimiento de
los suelos, la reducción del monte nativo, y el aumento de las escorrentías
debido a la falta de retén natural. Y que ha generado un histórico éxodo rural.
Dirá el Foro por la Tierra y la alimentación que se trata de "un modelo que ya
ha expulsado más 200.000 agricultores, trabajadores rurales y sus familias. Una
agricultura que es sólo un paso de mediación en la reproducción del capital
financiero, el cual invierte en el recurso tierra extrayéndole todo su potencial
rentable hasta agotarlo; expulsa a los agricultores, y se va hacia nuevos
destinos más lucrativos, dejando un desierto a sus espaldas".
Soja y salud
Darío Gianfelici es médico rural, y vive en Cerrito, comunidad de 5.000
habitantes del Departamento de Paraná, provincia de Entre Ríos, una de las zonas
más impactadas por el cultivo sojero. Consultado acerca de los cambios en su
comunidad señaló: "empezamos a notar que teníamos problemas con los recién
nacidos, trabajos de partos normales con chicos muertos, sin explicación
demasiado evidente. También una patología que se llama "embarazo anembrionado"
en la cual se produce un embarazo, una bolsa, pero no hay bebé." A partir de
estas primeras observaciones, Gianfelici buscó pareceres en el resto de los
médicos rurales de la región "y encontré un hecho que es cotidiano, pero que no
le prestamos la debida atención. Eso me llevó a investigar un poquito qué son
los efectos de esos productos que se usan para tratar los cultivos y me encontré
con la sorpresa de que varios de ellos son altamente tóxicos, que se están
vendiendo como si fueran inocuos. Esta situación la denuncié ante las
autoridades de Salud y las autoridades de Producción de la Provincia de Entre
Ríos, con una respuesta de total indiferencia".
Su trato con el productor rural es constante, sea por vecindad, sea a causa de
su profesión "uno verdaderamente se sorprende en la total indiferencia del
productor agropecuario que está manejando estos productos, ante su
peligrosidad."
Jorge Kaczewer, también es médico, vive en Buenos Aires, y se ha especializado
en el impacto de los herbicidas asociados a los transgénicos, señalando que
"resulta preocupante para los médicos el hecho de que los cultivos de soja
transgénica demandaron un 72% de aumento del uso de glifosato. Esto podría
incrementar en un 300% la cantidad de herbicida utilizada, ya que los
agricultores tienden a aplicarlo con mayor intensidad. Pero nadie ha incluido en
las determinaciones de riesgo un análisis de los efectos debidos al aumento del
uso de glifosato".
El endosulfán, por ejemplo, utilizado como surfactante en el herbicida asociado
a la soja transgénica, se incorpora al organismo que lo decodifica como si fuese
una hormona, actuando por ende sobre todo el sistema endócrino, "produciendo
alteraciones tremendas en la fertilidad, tanto de hombres como de mujeres. Lo
que pasa es que nos están haciendo creer, dado que la soja es barata y de alto
valor proteico, que puede reemplazar a la carne. No podemos reemplazar la leche
de vaca por leche de soja, porque evidentemente el valor cálcico de la leche de
soja no es el mismo que el de la leche de vaca" concluye Gianfelici.
El Dr. Jorge Kaczewer agrega "Un análisis de la soja glifosato-resistente,
realizado por Monsanto, reveló que ésta contiene concentraciones 28% mayores de
inhibidor de la tripsina Kunitz, un conocido anti-nutriente y alergeno que crea
una deficiencia de la vitamina B1. El ácido fítico se une a los minerales
impidiendo su absorción especialmente zinc, calcio y magnesio. Los que consumen
muchos productos con soja, tienen riesgo de sufrir deficiencias de estos
minerales. La soja es una fuente de proteínas incompleta y desequilibrada."
Y Gianfelici señala: "debemos repetir hasta el hartazgo, incansablemente, que la
leche de soja NO EXISTE. La composición y las propiedades del jugo de soja
difieren totalmente de la leche. Se está produciendo un daño muy difícil de
evaluar actualmente sobre el desarrollo físico y mental de esta generación. La
soja contiene sustancias que son de riesgo, llamadas anti nutrientes. Estos
elementos, fitatos, inhibidores de tripsina, impiden la absorción de minerales
como el hierro y el zinc, entre otros. Si consideramos que en los barrios
periféricos de la ciudad de Paraná, más del cincuenta por ciento de los "gurises"
padecen anemia por déficit de hierro y a ello agregamos un alimento que inhibe
la absorción de este elemento es fácil suponer cuáles serán las consecuencias.
Mucho peor cuando sabemos que la anemia durante los dos primeros años de vida
provoca alteraciones irreversibles en el desarrollo intelectual. También el
poroto de soja es rico en estrógenos vegetales: genisteína y diadzeína (isoflavonas).
El ingreso de estas hormonas vegetales en el organismo infantil, en un momento
que algunos científicos han descrito como "tormenta hormonal", en el que se
define la personalidad del niño según su sexo, puede provocar severas
alteraciones de feminización en varones y pubertad precoz en niñas con alto
riesgo de cáncer sobre los órganos hormonodependientes como tiroides, útero,
ovarios, mamas por el bombardeo hormonal".
El Foro de Nutricionistas en Julio de 2002, alertó al gobierno nacional (que los
había consultado junto a especialistas de distintas instituciones como la FAO;
UNICEF; Universidades Nacionales; Ministerios; INTA, Sociedad Argentina de
Pediatría, Caritas, otros) que "En cuanto al uso de la Soja, se recomienda
puntualizar cuál es su real valor nutricional, su uso adecuado como
complementación en el marco de una alimentación variada y completa, y la
recomendación de no denominar a la bebida obtenida de la soja (jugo) como
"leche" [leche de soja], pues no la sustituye de ninguna manera. (...) es
deficitaria en muchos nutrientes, y por su alto contenido de fitatos interfiere
en la absorción del hierro y del zinc; tampoco es una buena fuente de calcio.
(...) La utilización de soja debe contemplar el impacto ambiental y social, los
requerimientos de capacitación para su adecuada utilización, la dificultad de su
incorporación en el contexto de la cultura alimentaria y las consideraciones
nutricionales que desaconsejan el uso en niños menores de 5 años y especialmente
en menores de 2 años".
Este fue el consejo que recibió el gobierno nacional . Jamás fue difundido
públicamente. Muy por el contrario, se celebró el plan "Soja solidaria" ,
consistente en la distribución de soja para alimentación en comedores infantiles
y para pauperizados, sometiendo a las personas a una dieta empobrecida y
riesgosa.
Alimentando a la gente con comida para ganado. ¿Por qué esta sucediendo esto?
La Argentina, como país agrícolo-ganadero de cosechas récord, no puede alimentar
a sus pobladores. Esto es posible gracias a un modelo agroalimentario implantado
en las últimas dos décadas, en el que las grandes empresas transnacionales y la
industria semillera dependiente de agrotóxicos llevó al país a "producir para
exportar" commodities sin valor agregado, operación que no se traduce en
alimentos de calidad suficientes para alimentar a nuestra población.
Un esquema de producción que reduce la mano de obra y degrada el ambiente hasta
el límite de dejarlo estéril.
En resumen, como dice el Grupo de Reflexión Rural y el Foro de Ecología
política: una agricultura sin agricultores, deforestadora de bosques, montes y
selvas nativas, con expulsión de comunidades campesinas, en el afán de extender
la frontera sojera hacia regiones que no resisten muchos ciclos de cultivo sin
degradarse.
Paradojas del "día después"
En Argentina, la soja se produce en el marco institucional de AAPRESID,
Asociación Argentina de Siembra Directa. Allí recurren los productores de todo
el territorio, y desde allí se sigue promoviendo este modelo sojero
insustentable.
El avance de la frontera agropecuaria que está llegando a 17 millones de
hectáreas sembradas de soja, ha aniquilado miles de hectáreas de monte nativo y
bosque natural. La región nor-occidental de la ciudad de Santa Fe, en la
provincia homónima, desnudó sus suelos de cobertura, atentos a la siembra de
esta oleaginosa, quedando desprovista de protección natural, por cientos de
kilómetros al norte y al Oeste. Esto provocó un escurrimiento que colapsó el río
Salado, inundando la ciudad en un episodio histórico, con una gran cantidad de
víctimas fatales y una pasmosa lentitud del suelo para reabsorber el agua
estancada. Fue allí cuando AAPRESID se presentó en forma urgente a ofrecer soja
como alimento para los inundados.
Como un dragón que se muerde la cola, el modelo sojero está asfixiando a todo un
país. Miles de campesinos e indígenas desarraigados acuden a las villas de
emergencia de las zonas urbanas, adonde se insertan en un cordón de pobreza del
que ya no podrán salir. Aquella soja que los expulsó de un campo que antes los
alimentaba, es la misma que hoy reciben como comida, en los centros de atención
a los más pobres, en comedores comunitarios.
La misma soja que enriqueció a un pequeño grupo de empresarios que lograron
sobrevivir el colapso económico del año 2001 en Argentina (cuando los insumos
agrícolas y el propio poroto triplicó su precio al triplicarse el dólar) es la
soja que está mellando irreversiblemente la salud de los más débiles y
empobrecidos.
Este modelo no se percibe desde el exterior. Quizás llegue a conocimiento del
mundo la enorme pérdida de biodiversidad que Argentina ha sufrido en estos
últimos años. Pero la biodiversidad comprendía a las personas, en tanto la soja,
expulsa a los habitantes instalándose como un silencioso desierto verde.
Lic. Silvana Buján
Bios