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Los métodos alternativos a la incineración de basuras
Jon L. Iturburu y Joxean Alustiza
Los métodos de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) alternativos a la
incineración de basuras son diversos, y tratarían de «atacar la cuestión» en
toda su complejidad y en sus diversos niveles, empezando por sus orígenes, y
partiendo así de la base de que la mejor basura es aquella que no llega a
generarse.
Por tanto, el primer escalón de toda gestión de basuras sostenible será una
efectiva reducción en origen, mediante una adecuada ley de envases que garantice
(como en los países del Norte de Europa), bien mediante fuertes des- incentivos
fiscales y/o por la vía punitiva, la responsabilidad del fabricante, forzándole
a:
1) Reducir embalajes y envases.
2) Reutilizar los que no se puedan evitar, apoyando el envase retornable y
penalizando todo producto «de usar y tirar».
3) Reciclar por cuenta del fabricante todo aquello que no se pueda reutilizar o,
cuando menos, forzarle a Rediseñar sus productos para facilitar el reciclaje
posterior.
La separación en origen y la materia orgánica
No podemos ignorar, sin embargo, que la naturaleza «mezclada» de los residuos
domésticos destruye mucho de su valor de cara al reciclaje. La materia orgánica,
(42% de nuestras basuras), contamina el resto de materiales y arruina las
posibilidades reales de reciclaje, incluso de buena parte de los materiales que
echamos en contenedores separados (cuando no han sido enjuagados). Por tanto,
una adecuada separación y tratamiento de los residuos orgánicos putrescibles,
constituiría el componente clave de un sistema sostenible, económica y
socialmente rentable de gestión de residuos sólidos urbanos. Los residuos
orgánicos son la fracción determinante en cualquier sistema de reciclaje y son,
en sí mismos, el primer y más importante material a reciclar y valorizar. Para
ello, y desde que comenzaron a cerrarse las incineradoras de América y Europa, y
fueron sustituidas por los llamados «Ecoparques» (complejos polifuncionales de
tratamiento y reciclaje de RSU), los dos procedimientos que más se emplean son:
1) La biometanización por fermentación anaeróbica para la obtención de gas
metano.
2) El compostaje por fermentación aerobia de la materia orgánica, recogida
separadamente en origen, para la obtención de un abono orgánico de alta calidad
ecológica, facilitando y abaratando de paso, el reciclaje de todo el resto de la
basura.
Aunque ambos procedimientos pueden «convivir»,es importante resaltar que, una
vez descartados los que se orientan hacia la incineración, como el impresentable
Plan de la Di-putación de Gipuzkoa (PNV-EA), todos los demás sistemas de gestión
de RSU tendrán como «clave de arco», bien la biometanización o bien el
compostaje en sus diversas formas. - La biometanización es menos ambiciosa y
«limitada» por cuanto permite tratar la basura mezclada (aunque no
necesariamente), dejando como residuo un 25% de material, que aunque
estabilizado, inodoro e inerte, habría que verter, y no se podría aprovechar
económicamente. - Los sistemas que giran en torno al compostaje requieren,
necesariamente, una recogida separada, en origen, de la basura orgánica, bien
mediante un quinto contenedor o, mejor aún, mediante el llamado sistema de
recogida puerta a puerta que permite aproximarse al ideal de aprovechamiento
total de la basura, acercándose al «residuo cero» allí donde se ha implantado.
En cualquier caso, lo que la experiencia (y la lógica) demuestra es que si hay
algo esencialmente incompatible con el reciclaje intensivo, esto es la
incineración, por cuanto los materiales que permiten la combustión son
precisamente aquellos que echamos en los contenedores azul y amarillo (papel,
cartón, envases, plásticos...) y que la incineradora necesita para poder fun-cionar
a más de 850º C (puesto que el resto de la basura no arde...)
Y para terminar, la pregunta ingenua
Si sabemos que la UE no subvenciona las incineradoras por ser la alternativa más
cara e insostenible; si sabemos que la UE sí subvenciona la planta de
biometanización de Araba, y a la vista de los serios peligros para la salud
constatados por cientos de estudios de Universidades de todo el mundo, vista su
insostenibilidad e ineficiencia económica, ¿Por qué los partidos que gobiernan
la Diputación de Gipuzkoa se empeñan en imponernos unas incineradoras de basuras
tan absurdas y ruinosas?
La respuesta lógica es que hay poderosos grupos empresariales muy interesados en
embol-sarse una enorme suma de dinero público (de «nuestro» dinero...) por la
venta de un carísimo «engendro» que les resulta imposible «colocar» en otras
latitudes con políticos menos «permeables» que aquí.
Una incineradora (que transforma residuos urbanos en residuos tóxicos) cuesta en
torno a 40.000 millones de las antiguas pesetas; una planta de compostaje (que
transforma residuos urbanos en recursos útiles) sólo del orden de 150 millones.
Por otra parte, dos reportajes periodísticos recientes, uno en el diario "El
País" (18-04-2005) y otro de la revista económica "Capital" (Diciembre 2005)
situaban al PNV como «el partido que más dinero anónimo había recibido en todo
el Estado», seguido por CiU. El PNV destacaba por ser, en el Estado, «el segundo
partido más endeudado, tan sólo por detrás del PSOE»...
¿Estarán «necesitados» de financiación ilegal? ¿Aceptarán acaso comisiones
ilegales algunos partidos? ¿Aceptarán corrupción algunos políticos? Y conste que
no lo digo yo, pero, ¿Puede haber otra explicación que la que sugieren estos dos
reportajes?... ¿Tendrán prisa por aprovechar la ilegalización de Batasuna?
Como dice una canción de Bob Dylan: «la respuesta, amigo mío, vuela con el
viento»..., igual que las dioxinas y, si se diera el caso, debe ser misión del
movimiento social y de la izquierda vasca descubrir y denunciar a todos aquellos
que ponen sus intereses inconfesables por delante del interés general y de la
salud de la población.