Nuestro Planeta
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El modelo agrícola occidental es insostenible ¿por qué?
Miguel Ángel Llana
La Haine
La crisis energética lo es más para la agricultura, para la alimentación, que
consume más energía fósil que la vegetal que produce, así EEUU mantiene
invasiones sólo allí donde hay materias primas
La energía de la luz solar se transforma por fotosíntesis en energía química que
sirve para el desarrollo de las propias plantas y para alimento energético de
los animales. Este ciclo se he mantenido en el medio donde se ha desarrollado y
los restos generados y acumulados durante millones de años son el origen de la
energía fósil en la que se ha basado la Revolución Industrial y también la
Agrícola. Desde el inicio de la agricultura en el milenio VIII, se han ido
incorporando paulatinamente la selección de semillas, métodos de siembra, abonos
y demás técnicas de cultivo sin romper el equilibrio mantenido durante estos
diez milenios.
En 1950 comienza la Revolución Agrícola con la mecanización de la agricultura y
la aplicación de nuevas tecnologías a los cultivos, donde la característica
fundamental es la aportación creciente de energía fósil, petróleo y gas, a todos
los procesos agrícolas. Con la industrialización de la agricultura se
incrementan las superficies de cultivo y la producción crece, pero en los 90, en
sólo 40 años, este modelo diseñado de espaldas a la agricultura tradicional y a
sus cultivos, es la causa de que ésta Revolución Agrícola y su sistema
productivo inicien la entrada en el callejón sin salida en el que ahora se
encuentran todas las agriculturas "desarrolladas" y principalmente la
estadounidense, pues los cultivos, cuanto más intensivos requieren una
aportación así mismo más intensiva de nutrientes y de agua, demandando más a la
naturaleza, mucho más de lo que ésta puede dar. Pero a esto aún hay que sumar,
que el uso creciente de pesticidas de todo tipo, acaban depositándose en el
suelo o pasando a los acuíferos y contribuyendo, junto con el propio modelo, a
la destrucción de especies vegetales y animales y propiciando la ruina del
ecosistema del entorno.
La falta de rotación de los cultivos, la presión sobre el incremento de cada
cultivo y otros muchos factores impuestos, acentúa el agotamiento de los
nutrientes y del agua, y así se hace necesario intensificar, más y más, el uso
de fertilizantes y de pesticidas que precisamente se obtienen del petróleo o del
gas natural, y cuyo consumo crece con un incremento mayor que el de la
producción obtenida, en términos energéticos, en una espiral de rendimientos
decrecientes, que se traduce en un mayor consumo de energía, que a su vez
origina una mayor contaminación y destrucción del medio. Todo sin mencionar la
agricultura de los Organismos Genéticamente Modificados, donde lo dicho se
dispara, aparte de los problemas específicos que en sí mismo tienen los OGM.
Ya en 1994, para obtener el equivalente a una caloría en productos agrícolas era
necesario consumir una energía de 0,87 calorías de petróleo o gas, sin incluir
el embalaje, transporte, refrigeración y elaboración del producto obtenido,
según estudios de Giampietro, Pimentel, Allen Pfeiffer y Norman Church. Pero, el
aporte de energía ha tenido que seguir creciendo debido a lo dicho del menor
rendimiento de los cultivos por agotamiento de los nutrientes y del agua que
cada vez es necesario profundizar más o traerla desde mayores distancias, así
que el aporte energético necesario de 0,87 calorías para obtener una unidad,
doce años después, seguramente supera ya la unidad de la energía vegetal
obtenida, y con toda seguridad, si añadimos el consumo de la logística necesaria
para que el producto pueda ser ingerido, ya tengamos que aportar un veinte o un
treinta por ciento más de energía fósil que la obtenida para nuestro alimento.
El consumo de petróleo en EEUU en 1990 para las tareas agrícolas era del 17%, la
mitad para los usos mecánicos de la agricultura, un tercio para fertilizantes y
el resto para pesticidas y otros. Pero estos consumos han de seguir creciendo
dados los menores rendimientos, y mientras, el consumo de la energía fósil crece
más que los nuevos descubrimientos, es decir, las reservas disminuyen desde hace
ya cinco o seis años, cuando además desde hace décadas, no se ha descubierto ni
un solo yacimiento importante, reiterando así la insostenibilidad del modelo
desde cualquier hipótesis.
Cuando se habla de rendimientos energéticos para obtener más energía en forma
vegetal, el precio en euros no es relevante, sólo cuenta la rentabilidad
energética.
Que el petróleo suba ahora o no, supone que se van a encarecer los alimentos
producidos con petróleo, pero sólo mientras haya petróleo, puesto que sin él
sólo con los vegetales que produzcan más energía de la que consumen será posible
su cultivo.
Cuatro cuestiones se han de afrontar. 1) No es posible mantener el actual nivel
de consumo energético ni incorporando toda la energía renovable imaginable. 2)
La necesidad de retomar un modelo agrícola tradicional, con abonos e
insecticidas naturales y laboreo tradicional. 3) Los alimentos han de producirse
en los lugares de consumo, ya que no será posible transportarlos cientos o miles
de kilómetros, pues supone un gasto energético mayor que la energía que contiene
el alimento que se transporta, y 4) Abrir vías de investigación para una
agricultura sostenible donde necesariamente ha de obtenerse más energía en forma
vegetal que la gastada en su obtención, aparte de respetar y mantener el medio
ambiente para que el proceso sea posible.
Y hablamos de la alimentación: la crisis energética lo es principalmente para la
alimentación, pero en mitad de esta crisis dicen que la energía se obtendrá del
biodiesel. Pero ¿dónde y cómo será posible? Serían necesarios más cultivos que
ahora se están obteniendo con un derroche de energía que no es repetible, es
decir, sólo con una agricultura eficaz podrá haber pequeños excedentes de
biodiesel para usos muy limitados.
A raíz de su crisis energética en los 90, Cuba no tuvo más remedio que recurrir
a racionalizar su modelo agrícola. La necesidad, la investigación y un gran
esfuerzo, lo están haciendo posible, a pesar de la gran escasez de recursos y
del bloqueo norteamericano.
Todo esto no es una cuestión aséptica, no es un problema tecnológico, es un
problema político. Mientras, con Estados Unidos a la cabeza, la política
internacional consiste en abrir guerras e invasiones por todos los lados y
viendo enemigos en todos los sitios, pero principalmente allí donde hay recursos
y materias primas, lo que no deja de ser, aparte de un crimen, una huida hacia
delante con la tremenda realidad de que está muriendo demasiada gente inocente
sin que de este modo nada se esté resolviendo.
Marx encontró muchas contradicciones en el modelo capitalista, pero seguramente
no se imaginó que la más implacable sería la energía.