Nuestro Planeta
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¿Qué hay detrás de la obsesión de Bush?
Rebekah Ward
Znet
En su discurso sobre el estado de la Unión, George W. Bush aprovechó la
oportunidad para tocar uno de sus temas favoritos: la oposición a la
investigación sobre células madre.
Insistió en que las instituciones científicas deberían "reconocer el valor
inigualable de cada vida"e instó a que se prohibieran una serie de "abusos
atroces de la investigación médica", entre ellos "la clonación humana en todas
sus formas, la creación o implantación de embriones para experimentos, la
creación de híbridos humano/animal, así como la compra, venta o patente de
embriones humanos."
Bush concluyó con un argumento contundente: "La vida humana es un regalo que
recibimos de nuestro Creador; y este regalo nunca deberá desecharse, devaluarse
o ponerse a la venta."
LOS PROBLEMAS que suscitan estas afirmaciones son enormes y numerosos, tanto
desde el punto de vista político como científico.
En primer lugar, la investigación sobre células madre no tiene absolutamente
nada que ver con la creación de híbridos animal/humano ni con crear clones
humanos o llevarlos hasta la edad adulta. Estas alusiones se incorporaron al
discurso a fin de despertar fantasmas estilo Dr. Moreau con los que impresionar
a la gente engañada por las mentiras de la derecha sobre la investigación de
células madre.
Las células madre son células no especializadas que se pueden mantener por
periodos prolongados en el laboratorio.
A modo de ejemplo, las células de nuestros ojos y de nuestro páncreas son
especializadas. Contienen la misma información genética, pero están programadas
para cumplir funciones distintas en nuestro cuerpo. Una vez que una célula se ha
especializado en nuestro cuerpo, no se pueden convertir de repente en una célula
del músculo del corazón o una célula del hígado, por ejemplo.
Los científicos no saben con exactitud qué es lo que les da a las células de un
embrión la capacidad de convertirse en tipos de células tan diferentes (de ahí
la necesidad de investigar). Pero la propiedad general de la flexibilidad de las
células madre depende de su entorno, de las sustancias químicas que las rodean
mientras crecen, y de sus genes: los tramos de ADN que codifican alguna función.
Las células madre se pueden emplear en terapias basadas en células porque son
tan flexibles que tienen el potencial de actuar como sustitutos de tejidos que
ya no funcionan bien. Esta es la razón por la cual la investigación que se está
llevando a cabo sobre células madre abre posibilidades de hallar una cura para
enfermedades que abarcan desde el mal de Parkinson (que hace que las neuronas
dejen de producir las sustancias químicas adecuadas en el cerebro) hasta la
diabetes (enfermedad que consiste en que las células del páncreas dejan de
producir las sustancias químicas apropiadas para la ingestión de azúcar).
Las células madre humanas proceden de dos fuentes: una capa interior de células
de un óvulo de mamífero fertilizado de 4 ó 5 días, llamado blastocito, y las
células de ciertos tejidos de adultos.
Los blastocitos humanos proceden del exceso de óvulos fertilizados creados en
las clínicas de fertilización in vitro, con el consentimiento informado de las
personas que necesitan ayuda médica para la infertilidad. Las células madre
humanas no proceden de óvulos fertilizados en el cuerpo de una mujer.
No hay ningún debate enconado sobre el uso de células madre adultas, aunque se
estudian con los mismos fines. Pero la información que los investigadores pueden
obtener de estos dos tipos de células madre no es idéntica.
Las células madre embrionarias se pueden convertir en cualquier célula del
cuerpo, mientras que las células madre adultas sólo pueden llegar a convertirse
en un número limitado de tipos de células. Por ejemplo, tenemos células madre en
nuestra médula, pero éstas sólo se convierten en las diferentes células
sanguíneas. Las células madre embrionarias son fáciles de obtener, y pueden
crecer y multiplicarse en el laboratorio, mientras que las células madre adultas
son escasas y no se han encontrado buenos métodos para que se reproduzcan.
Ni las células madre adultas ni las embrionarias tienen nada que ver con la
clonación. La palabra clonación designa la copia de material biológico. El
término clonación se puede aplicar a cualquier cosa que abarque desde la copia y
el mantenimiento de genes en una bacteria hasta la creación de Dolly, la oveja
clonada.
Dolly constituye un ejemplo de clonación reproductiva. Fue creada tomando el
núcleo (la parte de la célula que contiene el ADN, centralizado y empaquetado)
de una célula de la glándula mamaria de una oveja de raza Finn Dorset y
poniéndola en un óvulo de oveja Scottish Blackface sin núcleo. Luego se colocó
el óvulo en una madre de alquiler, y éste se desarrolló hasta convertirse en la
oveja clonada (Finn Dorset).
Fueron necesarios 276 intentos para lograr el cordero Dolly; el 99 por ciento de
las clonaciones reproductivas fracasa.
Tanto en las células madre como en la clonación intervienen óvulos, pero las
células madre embrionarias tienen un ADN único, mientras que los clones tienen
el ADN nuclear de otro organismo. Para que las células madre llegaran a ser un
clon, habría que retirarles el ADN nuclear y sustituirlo por el ADN de un
donante.
El debate sobre las células madre embrionarias es mucho más fundamental que las
ventajas relativas de estos dos tipos de células madre o su relación con la
clonación. Los que se oponen a la investigación se han referido a las células
madre como bebés humanos en potencia. Es importante señalar que, dado que se
crean en una probeta, para que este potencial llegara a realizarse habría que
contar con una mujer dispuesta a albergar y nutrir el blastocito durante nueve
meses.
El igualar a un blastocito con un bebé humano tiene unas implicaciones obvias
para la lucha política de los mujeres por el control de sus propios cuerpos y
sus derechos reproductivos. Y, sin embargo, la última palabra de Bush sobre las
células madre es que "La vida humana es un regalo que recibimos de nuestro
Creador; y este regalo nunca deberá desecharse…"
Salta a la vista la hipocresía de esta afirmación. Darle prioridad a la salud,
el bienestar y los derechos humanos no es algo que esté en la agenda de
Washington. ¿Cómo puede Bush afirmar que valora la vida cuando está pidiendo al
Congreso miles de millones de dólares para sus guerras imperialistas? ¿Cómo
pueden los miembros del Congreso, tanto republicanos como demócratas, decir que
valoran la vida cuando están recortando la financiación de la atención sanitaria
para los ancianos y los pobres?
Si se aprueba la legislación propuesta sobre células madre, se consagrará la
santidad de un blastocito y se sentarán las bases para seguir privando de sus
derechos a las mujeres. Es la continuación de una larga batalla para reducir el
derecho a la elección, empezando por negarle a las mujeres pobres el derecho al
aborto mediante la enmienda Hyde, y continuando con la reciente Ley sobre seres
humano no nacidos víctimas de la violencia y la confirmación de dos jueces,
contrarios al derecho al aborto, del Tribunal Supremo, John Roberts y Samuel
Alito.
Dada la escasa oposición a la que se ha enfrentado el Gobierno,quiere seguir su
ofensiva con esta nueva propuesta. Cuando la legislación que prohíbe la
investigación sobre células madre llegue al Congreso, probablemente veamos una
demostración más de la rotunda falta de oposición de los demócratas.
Pero la derrota de los derechos reproductivos no es algo inevitable siempre que
un movimiento, semejante en su determinación e independencia al que ganó en
primera instancia el caso Roe v. Wade , asuma la lucha.
Título original: What's Behind Bush's
Obsession? The Right-wing Crusade Against Stem Cell Research
Autor: Rebekah Ward
Origen: ZNet Science; Jueves 16 de Febrero, 2006
Traducido por Anahí Seri y revisado por Felisa Sastre
http://www.zmag.org/spanish/0506ward.htm