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La INTERPOL del tráfico de especies
Zuriñe Vázquez
Representantes de 10 países del sudeste de Asia se reunieron en
Bangkok a finales del pasado año para lanzar una llamada desde el
Wildlife Enforcement Network (Red de ayuda a la Fauna) y combatir las
asociaciones criminales de transporte clandestino de animales exóticos entre
fronteras para su único y exclusivo beneficio.
La agencia, presentada como la Interpol de la fauna, asegura el
intercambio de información entre los diferentes países donde el mercado negro de
artículos como carne de lemúridos (supuestamente afrodisíaca), pieles de
animales, pájaros exóticos y reptiles como animales de compañía, es muy difícil
de controlar. El mercado ilegal de la fauna planetaria se estima en un valor de
al menos 10.000 millones de dólares al año, ligeramente menor que
el tráfico de armas y drogas.
A pesar de las denuncias de la policía, los oficiales de aduanas y las
autoridades de medio ambiente esta red criminal mundial está, tristemente,
aumentando. Más de un año les ha llevado a las autoridades regionales decidir
como colaborar con otros organismos e intercambiar información contra los
contrabandistas y cazadores furtivos. Las irrisorias multas para los infractores
y los famélicos sueldos de la policía forestal y patrullas fronterizas
(vulnerables al soborno), ha supuesto la primera barrera contra la que luchar.
Bangkok está considerada como el centro o eje del contrabando de especies
protegidas porque Tailandia, región famosa por su biodiversidad, tiene
fronteras porosas y un laberinto de caminos marítimos y conexiones aéreas
relacionadas con un lucrativo mercado internacional.
Con representantes de los dos mayores países consumidores: China y
Estados Unidos, los participantes llegan de Burma, Brunei,
Camboya, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur,
Tailandia y Vietnam, todos miembros de ASEAN (Asociación de las
naciones del sudeste asiático).
Activistas como WildAid y Traffic también acudieron
al encuentro. "Cuando el comprador dice no, el vendedor para" afirma Mook
Wongchyakul, portavoz del grupo WildAid en Bangkok.
La idea de la Agencia surgió en octubre del 2004, en una convención de Naciones
Unidas sobre el comercio internacional de especies protegidas de fauna y flora.
El primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, ex policía,
pidió con urgencia la creación de una especie de "INTERPOL de la Fauna" para
combatir el saqueo de las regiones forestales. La amenaza de la fiebre aviar
extendida a través del transporte sin control de periquitos, loros y otras aves
añade más urgencia al cometido.
El gran mercado negro de especies
Primates: Más de cincuenta millones de primates son capturados
anualmente y utilizados en laboratorios de investigación (los menos) o como
animales de compañía.
Elefantes : Unos 150.000 colmillos de elefantes (entre 600 y 900
toneladas de marfil) son esquilmados para fabricar productos artesanales o
decorativos.
Reptiles : Diez millones de pieles de reptil se destinan a la
confección de bolsos, zapatos u otros productos de lujo. Parte de los reptiles
van a parar a terrarios como exóticos animales de compañía.
Aves : Cinco millones de aves son capturadas con destino a los
salones de casas de países desarrollados, restaurantes de lujo y coleccionistas
privados.
Felinos : Unos quince de millones de pieles de mamíferos (nutrías,
felinos, etc.) engrosan cada año lujosas peleterías en EEUU, Europa y Japón.
Ranas : Cerca de 250 millones de ranas (sobre todo, ranas toro)
son capturadas en sus hábitat naturales con destinos a restaurantes.
Peces : Entre 350 y 600 millones de peces ornamentados son
capturados para abastecer acuarios y peceras en todo el mundo.
Cactus : Ocho millones de cactus son recogidos clandestinamente.
Su destino son las casas de los países occidentales.
Orquídeas : Casi nueve millones de orquídeas y flores de los
bosques tropicales son recolectadas con destino a países occidentales.
Coral : Más de dos toneladas de coral se convierten anualmente en
ornamentos y objetos decorativos
Zuriñe Vázquez,