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No patentar sin consentimiento
Haider Rizvi
IPS
Delegados de los países en desarrollo en la octava Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP-8) demandan cambios en las normas de la OMC sobre patentes de recursos genéticos como semillas, plantas y animales.
La reunión, que finaliza este viernes, se viene realizando en la meridional
ciudad brasileña de Curitiba desde el 20 de marzo.
El reclamo de los países en desarrollo se origina en el temor de que las leyes
existentes sobre propiedad intelectual puedan infringir los derechos de las
comunidades indígenas sobre su conocimiento y uso tradicional de varias especies
vegetales y animales.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), adoptado en 1992, requiere claramente compartir los beneficios de
los recursos biológicos de modo "justo y equitativo". Todas las partes
coincidieron en que el convenio debe estar implementado para 2010, pero no en
cómo hacer esto.
Grandes países en desarrollo --entre ellos India, Brasil y Pakistán--
propusieron que las compañías interesadas en tener acceso a material genético
revelen su país de origen y busquen el consentimiento informado de la población
local antes de obtener derechos para patentar.
"Esta es una condición mínima", dijo Henrique Choer Moraes, funcionario del
Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, en una reunión de expertos. "No
estamos negando los contratos (a las empresas). Sólo queremos conformidad".
Pero Estados Unidos, que alberga una gran cantidad de firmas biotecnológicas y
farmacéuticas, mira con desdén la propuesta de crear reglas internacionales que
sujeten los derechos de patente al previo consentimiento de las comunidades
indígenas, y la condición de que el origen de la fuente del producto sea hecho
público.
"Estados Unidos está muy interesado en la flexibilidad", dijo Douglas Neumann,
funcionario del Departamento de Estado que se encarga de asuntos biológicos y
ambientales, a los delegados de un encuentro organizado por el Consejo de la OMC
(Organización Mundial del Comercio) para Aspectos de los Derechos de Propiedad
Intelectual Relativos al Comercio, conocidos por sus siglas en inglés Trips.
Desde el punto de vista de Neumann, la condición de revelar el origen causaría
incertidumbre a quienes desarrollan los productos y "desalentaría la
innovación". El sistema de patentes "ayudó a personas en todo el mundo a mejorar
sus vidas", dijo.
Pero los autores de la propuesta no abrazan este argumento. "¿Vamos a matar la
innovación? No, no vamos a hacer explotar el sistema de patentes. Nuestra
propuesta protege positivamente el conocimiento tradicional", dijo Moraes,
agregando que la "carga de la prueba" es depositada en los buscadores de
patentes.
Estados Unidos no objeta las leyes nacionales, pero rechaza un mecanismo legal
internacional porque, como sugirió Neumann, podría afectar las negociaciones de
los contratos. Ese país también busca una clarificación de la definición de
"conocimiento tradicional".
Cómo jugará este enfrentamiento entre derechos de propiedad intelectual y
protecciones sociales y ambientales es una pregunta que deben contestar los 149
miembros de la OMC y las 188 partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica,
según observadores.
Brasil, quien tomó la delantera en cumplir con los requisitos de implementación
planteados por el Convenio, alega que las leyes de propiedad intelectual y el
tratado deben ser "mutuamente compatibles".
Aunque fue debatido en reuniones previas, el asunto fue abordado formalmente por
la Comisión sobre Comercio y Ambiente de la OMC en 1995. Ganó impulso durante la
conferencia ministerial de 1999 en la noroccidental ciudad estadounidense de
Seattle, donde estallaron enormes protestas contra las políticas del organismo.
En diciembre del año pasado, durante la sexta Conferencia Ministerial de la OMC
en Hong Kong, los países en desarrollo nuevamente plantearon el asunto. Allí
alegaron que las reglas de los Trips debían ser enmendadas para obligar a todos
los miembros del organismo a cumplir el principio de que las formas de vida y
sus partes no sean patentables.
El acuerdo Trips permite patentar u otorgar otras protecciones a la propiedad
intelectual de material genético sin asegurar el cumplimiento de las
disposiciones del Convenio sobre la Diversidad Biológica, incluyendo los
relativos a un "consentimiento previamente informado" y a una distribución
equitativa de los beneficios.
Los países en desarrollo dicen que, si esto no es posible, por lo menos las
patentes para los productos basados en el conocimiento tradicional o indígena
deben ser excluidas.
Alegan que el artículo 16 del Convenio reconoce un conflicto entre los objetivos
de proteger la propiedad intelectual y la conservación de la biodiversidad,
declarando que "las patentes de las partes contratantes y otros derechos de
propiedad intelectual pueden tener influencia en la implementación de este
Convenio, (y) cooperarán en esta materia sujetos a la legislación nacional e
internacional para asegurar que tales derechos sirvan de apoyo y no vayan contra
sus objetivos".
Los países también están divididos en cuanto a qué foro es más apropiado para
debatir el tema, la OMC o la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
Por el momento, la OMC parece determinada a intensificar las consultas. Está
previsto que su Ronda de Doha de conversaciones comerciales finalice este año,
pero no está claro si el conocimiento tradicional será abordado en alguno de sus
aspectos.
"En este momento no estamos discutiendo el conocimiento tradicional", dijo un
funcionario de la OMC a los delegados en una reunión en Curitiba.