Territorio indígena invadido y contaminado por petroleras
transnacionales
José Proaño Acción Ecológica
Hace algunos días mantuvimos una reunión con representantes del Pueblo Huaorani
para analizar los problemas de contaminación que afectan su territorio ancestral
y el diagnóstico es preocupante debido a que 5 petroleras transnacionales y 2
empresas nacionales están contaminando su entorno.
Las empresas que han ocupado el territorio son: Repsol de España en el Bloque
16, Encana de Canadá en los Bloques 14 y 17, la francesa Perenco en los bloques
7 y 21, Agip de Italia en el 10, Petrobras de Brasil en el 31 y, Petroecuador y
Tecpecuador en campos marginales; cada bloque petrolero en Ecuador tiene una
extensión de 200 mil hectáreas y la mayoría están ubicados en bosque primario
Amazónico. Y, por si fuera poco, tienen convenios con los militares ecuatorianos
para que cuiden sus instalaciones y repriman cualquier intento de reclamo por
abusos o contaminación que cometen.
En la comunidad de Enkeriro viven 6 familias, está ubicada dentro del bloque de
AGIP, desde hace meses está brotando petróleo de un antiguo pozo perforado por
la empresa Shell, que dicho sea de paso perforó pozos a lo largo y ancho de toda
la Amazonía ecuatoriana. Actualmente estos obsoletos pozos están bajo
responsabilidad de Petroecuador, pero ninguna de las dos empresas ha hecho algo
por remediar este desastre y respetar el medio ambiente sano que garantiza la
constitución nacional.
Ahí les va una foto para que vean lo barato que resulta extraer petróleo en
territorios indígenas...basta una pala y ya¡¡¡
En Guamuno viven 7 familias y utilizaban el río Ushiño para proveerse de agua y
pesca, y ahora está contaminado. La comunidad yace cerca de una carretera que
ahora se conoce como Vía Auca, ya que hasta hace 30 años era territorio
indígena, y es una de las áreas petroleras más importantes debido los
permanentes derrames y desastres petroleros que ocurren. La empresa que opera en
esa zona es Tecpecuador.
Una mujer de la comunidad de Guillero que está ubicada dentro del bloque de
REPSOL YPF, denuncia que hay un lugar donde la compañía bota la basura y viene
el agua sucia y teme que el río Capirón, el único río limpio que les queda, se
contamine: Siempre está apestando este lugar. Yo quiero saber porque la compañía está
mintiendo y bota la basura en el río pequeño y luego va al grande y no tengo
buena pesca no buena caza y ni siquiera tiene mi hijo buena educación mi hijo
también se enferma si se baña en el río. Yo no tengo papá que me defienda. No
quieren ver ni policías ni militares adentro.
La oposición a que ingrese una nueva compañía, como Petrobras, al territorio
Huaorani es general debido a la experiencia que han tenido en los últimos 15
años de vivir al lado de la contaminación. Principalmente de parte de las
mujeres que son las más afectadas por la presencia de petroleros en las
comunidades. Los ancianos también se pronunciaron haciendo memoria de cómo
vivían antes del contacto con esta otra civilización que únicamente entiende el
lenguaje de la violencia y del dinero.
Aquí les va algo de lo que dijo un afectado que vive cerca de la vía Maxus,
dentro del bloque de Repsol:
Yo vivo cerca de la carretera pero no entró la carretera en mi comunidad
porque nosotros le dijimos a la empresa que no queremos que entre la carretera
en nuestra comunidad. No es un hermano la empresa sino que vienen ha hacernos
daño.
Tenemos que cuidar el lugar donde nacimos. Nosotros decimos que deje este lugar
para molestarle.
Hay gente que dice que quiere hacernos un camino con la carretera pero nosotros
no queremos hacer nada, no queremos este camino.
Mi padre era muy guerrero y no quería saber de nadie el siempre mataba. Yo tengo
educación y no tengo que matar a la gente. Pero mi papa tenía razón. Quiero que
mis hijos puedan vivir libres sin que nadie les haga daño. A veces otra gente
quiere hacer daño pero yo no voy a permitir que nos haga daño.
Respeto a mi territorio es lo que tengo que defender.
Tengo un bosque bien grande con animales, agua, etc. Como vamos a vivir como
Huaorani si nos hacen daño.
Estas son algunas de las denuncias que salieron durante los días del encuentro,
y que las empresas y el Estado se niegan a reconocer para evadir sus
responsabilidades y aumentar sus ganancias.
¿Qué hacemos entonces? Hay personas que han sido afectadas por la contaminación
petrolera, donde nos ubicamos para no dar razón a esta civilización depredadora
y que en su pretendido desarrollo perpetúa el etnocidio y la destrucción de la
tierra.
El Pueblo Huaorani apenas ha tenido 30 años de contacto con esta sociedad de
saqueo, a diferencia de otros que rebasamos los 500 años, por eso nuestra
responsabilidad de no permitir un atropello más a los pueblos americanos.
Debemos pensar cómo avanzar hacia una sociedad Postpetrolera y sustentable que
garantice la existencia de todas las especies en este planeta, y exigir mediante
acciones directas y medidas de presión que las transnacionales reparen la
contaminación que han provocado en la Amazonía y expulsarlas de los territorios
indígenas.
El siglo XX ha construido desde su base industrial petrolera una cultura basada
en un patrón de consumo energético y material nocivo y adictivo, que ha
enfermado degenerativamente a cientos de millones de personas, mientras
confrontaba y exterminaba a miles de culturas tradicionales, de usos y
costumbres sanas y ecológicas. Sólo unas cuentas han logrado sobrevivir, de
manera cada vez más aislada, empobrecida e indefensa.
Mirar pasivamente el paso de un futuro incierto para el planeta nos conduce al
fin como especie, tenemos la obligación de posesionarnos para detener esta
máquina ciega, que produce sin atender las consecuencias.