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Sida en América Latina: Prejuicio e ignorancia, la alianza mortal
Mario Osava
IPS
La falta de información y los prejuicios, factores que afectan a la sociedad y a
los propios interesados, traban el avance de la prevención y el tratamiento del
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
El modo de superar tales barreras fue estudiado en la Consulta Regional, una
reunión finalizada este sábado en Brasilia y que se realizó con el patrocinio de
la Organización Panamericana de Salud (OPS) y la coordinación del Grupo de
Cooperación Técnica Horizontal de América Latina y el Caribe, cuya secretaría
está a cargo de Brasil.
"Hacia el acceso universal a la prevención del VIH y tratamiento de Sida en
América Latina y el Caribe Español" fue el asunto central del encuentro de tres
días, en el que participaron cerca de 100 representantes de 18 países,
organizaciones sociales y organismos internacionales.
La insuficiencia de recursos humanos capacitados, la débil decisión de los
gobiernos y la sociedad en combatir la pandemia y el alto costo de los medios de
prevención, diagnóstico y tratamiento fueron destacados como dificultades
comunes en los distintos países de la región.
Ofrecer el acceso universal a la prevención, asistencia y tratamiento en
relación al VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y el sida es el objetivo
acordado mundialmente para 2010.
En América Latina y el Caribe, donde el sida cobra la vida de 300 personas cada
día, si alcanzada esa meta se evitarían 1,4 millones de nuevas infecciones y
300.000 muertes en los próximos cinco años, según la OPS.
La Consulta Regional en Brasilia señaló también la falta de integración de los
distintos sectores de salud pública y entre tratamiento y prevención como otros
problemas que traban el combate al sida. La falta de recursos y la oposición
religiosa al uso de condones representan otras barreras de mayor o menor
incidencia según los países.
Los prejuicios constituyen el "obstáculo más grave", evaluó para IPS Carol
Vlassoff, jefe de la Unidad de VIH/Sida de la Organización Panamericana de
Salud. Muchos no quieren someterse al diagnóstico o tratarse "por temor al
estigma", explicó.
La homofobia es generalizada en la región. Aún hay países caribeños que tienen
leyes en vigor que condenan la homosexualidad y los que practican el
bisexualismo se resisten asumirlo, diseminando el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH) entre las mujeres, destacó.
Esa dificultad contribuye a que en el Caribe la prevalencia del VIH en la
población adulta sea muy elevada, de 1,6 por ciento, superando el dos por ciento
en varios países, en comparación con 0,6 por ciento del promedio de América
Latina.
En países pequeños y pobres, numerosos en la región, es difícil avanzar hacia el
acceso universal de los medicamentos, reconoció Vlassoff. También indicó que en
la zona andina, con mucha población aislada, la falta de informaciones agrava el
cuadro.
Pero observó que en esos países se puede hacer mucho si los gobiernos y la
sociedad deciden promover la información y combatir los prejuicios. Un ejemplo
de ello es Suriname, que avanzó mucho en prevención y en reducción del estigma
que afecta a los portadores del VIH.
La capacitación de recursos humanos es clave en la prevención y tratamiento del
sida, opinó Jahel Vidal, coordinadora adjunta del Programa de Enfermedades
Transmisibles Sexualmente y Sida de Uruguay.
Pero es necesario también promover una "cultura de trabajo asociativo",
integrando las acciones de salud con educación y la participación de la sociedad
civil, acotó la experta, tras destacar que en este último aspecto radica el
éxito del programa brasileño de tratamiento del mal.
Brasil es reconocido por la distribución universal y gratuita de los
medicamentos antirretrovirales, a través de los servicios públicos de salud, con
movilización de muchas organizaciones no gubernamentales, redes de personas que
conviven con el VIH y movimientos sociales.
Actualmente, cerca de 170.000 enfermos de sida reciben los medicamentos. Pero se
estima en 600.000 los portadores de VIH y la prevención debe mejorar, admitió el
coordinador del programa, Pedro Chequer.
En Uruguay, como en Brasil, Argentina, Chile y algunos países caribeños también
ya se ofrece el acceso universal al tratamiento, pero no todos los que necesitan
lo reciben a causa de los prejuicios que llevan a muchos afectados a evitar el
diagnóstico, admitió Vlassoff.
Una dificultad en Uruguay, que está en camino a solucionarse, era la
multiplicidad de los tipos de tratamiento, que ahora pasan por un proceso de
"protocolización", que reducirá a tres o cuatro modelos, informó Vidal.
La reunión de Brasilia, cuyas conclusiones serán presentadas en mayo en la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, recomendó que los
países de la región definan indicadores para evaluación del acceso a los insumos
de prevención, asistencia y tratamiento.
Una batalla del mundo en desarrollo, en particular de América Latina y el Caribe
es abaratar los precios de los insumos, como condones, pruebas de diagnóstico y
especialmente los medicamentos antirretrovirales.
Para eso se acordó actuar en conjunto en las negociaciones, hacer compras
unificadas, buscar aliados para que los acuerdos económicos internacionales sean
favorables a esa reducción de costos, crear una red de transferencias
tecnológicas y buscar soluciones favorables para las patentes que encarecen los
productos.