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El gobierno sudanés, según diversas denuncias, alienta a las milicias árabes Janjaweed (hombres a caballo) que asolan a la mayoría negra de la región y que han matado a 400.000 personas desde 2003
Amnistía Internacional y Africa Action, apoyan la solicitud de sanciones
para el gobierno sudanes
IPS
Algunas de las principales organizaciones internacionales de derechos humanos
reclaman sanciones contra Jartum ante la inminencia de otra crisis humanitaria
ocasionada por el ejército sudanés en la occidental región de Darfur.
El reclamo es resultado de denuncias de observadores internacionales sobre
decenas de personas inocentes asesinadas por el ejército y el bombardeo sobre
áreas civiles en el norte de Darfur, con el consecuente desplazamiento de más
de 1.000 aldeanos.
"El castigo por bombardear indiscriminadamente Darfur es una sanción del
Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que
debería ser adoptada ya", dijo Peter Takirambudde, director para África
de la no gubernamental Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
Otras organizaciones no gubernamentales, como Amnistía Internacional, con sede
en Londres, y Africa Action, localizada en Washington, apoyaron la solicitud de
sanciones.
El gobierno de Sudán negó haber bombardeado áreas civiles y describió esas
denuncias como "exageraciones". Sin embargo, varias agencias de la ONU
reportaron varias muertes de civiles y advirtieron sobre una "catástrofe
mayor".
"Millones de personas están actualmente corriendo graves riesgos",
dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el
portugués Antonio Guterres. "Cientos están muriendo y miles son obligados
a desplazarse".
El gobierno sudanés, según diversas denuncias, alienta a las milicias árabes
Janjaweed (hombres a caballo) que asolan a la mayoría negra de la región y que
han matado a 400.000 personas desde 2003.
Jartum había anunciado que permitiría el ingreso de una misión de evaluación
en el área para planificar el despliegue de cascos azules.
Esto ocurrió luego de la firma, el 5 de mayo, de un acuerdo de paz entre Sudán
y la principal facción del mayor grupo rebelde de Darfur, el Ejército de
Liberación de Sudán. Otra organización insurgente, el Movimiento de Justicia
e Igualdad, se marginó del pacto.
Pero desde agosto, tres meses después de la firma del acuerdo de paz auspiciado
por Estados Unidos y la ONU, la violencia y el caos azotan de nuevo a esta
región del occidente de Sudán, según organizaciones humanitarias y expertos
locales.
En vez de pacificar la región, el acuerdo de mayo entre el gobierno sudanés y
un grupo insurgente fracturó el bando rebelde, cuyas facciones ahora combaten
entre sí.
La semana pasada, el Consejo de Seguridad, de 15 miembros, aprobó una
resolución para enviar a la zona unos 17.000 efectivos de paz (cascos azules),
pero el gobierno de Sudán rechazó la medida de plano argumentando que podía
manejar la violencia de Darfur con sus propias fuerzas armadas.
La resolución, que no fue votada por Rusia, China ni Qatar, no incluía
sanciones, y buscaba el "consentimiento" de Jartum para llevar a cabo
el plan de la ONU de desplegar sus fuerzas en Darfur.
A principios de esta semana, Jartum aclaró que no sólo rechazaba cualquier
fuerza de la ONU en Darfur, sino que también deseaba que a fines de este mes
las tropas de paz de la Unión Africana finalizaran sus operaciones allí.
Ante la gravedad de la situación, el propio secretario general de la ONU, Kofi
Annan, intentó convencer al gobierno de Sudán de aceptar las fuerzas de paz.
Pero sus esfuerzos fueron en vano.
"Los cascos azules estarían allí para ayudar", dijo Annan el martes
4 a la prensa en Alejandría, Egipto. "No vamos allá a invadir. No tenemos
otras intenciones".
Visiblemente frustrado con la respuesta de Sudán, el viernes Annan dejó ver la
posibilidad de tomar medidas punitivas contra los gobernantes sudaneses si
mantenían esa posición desafiante.
"La situación en el terreno es seria, es desesperada", dijo Annan a
IPS.
"La Unión Africana ha dejado en claro que no tiene capacidad para
continuar y saluda el traspaso de la responsabilidad a la ONU. Entonces, si
(Jartum) rechaza la presencia de las Naciones Unidas, desalienta a la Unión
Africana y permite que la situación se vuelva realmente desesperada, con miles
de personas o inclusos muchas más sufriendo o asesinadas", sostuvo Annan.
Los funcionarios sudaneses "se están colocando en una situación en la que
serán responsables, tanto individual como colectivamente, por lo que pueda
suceder a la población de Darfur", añadió.
Annan dijo haber intentado, con apoyo de "unos pocos gobiernos", que
Sudán se "mostrara flexible", pero reconoció su fracaso.
"Estuvimos lejos de lograrlo".
En respuesta a la aseveración de Jartum de que podía manejar la situación con
sus propios medios, Annan agregó que "si el gobierno de Sudán hubiera
sido capaz de hacerlo por sí mismo, no creo que estaríamos hablando de
esto".
El Consejo de Seguridad debe reunirse este lunes para tratar la respuesta del
gobierno de Sudán al envío de fuerzas de paz, y la situación de la misión de
la Unión Africana, cuyo mandato expira a fines de este mes.
Sin embargo, un alto funcionario de la ONU próximo a Annan dijo a IPS que nada
concreto se espera del encuentro de este lunes, dado que los miembros del
Consejo aún tienen diferentes opiniones sobre la crisis en Darfur.
Varias veces en los últimos tres años, diplomáticos de Rusia y de China
expresaron sus reservas a las sanciones contra Jartum, y muchos creen que ambos
países, miembros con poder de veto del Consejo de Seguridad, continúan
opuestos a ese enfoque como medio para detener la violencia en Darfur.
"La única cosa que podemos hacer en este momento es mantener a la Unión
Africana viva", dijo un funcionario que prefirió guardar el anonimato.
"Esta es la única jugada que tenemos".
Las agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales han señalado que en
los últimos dos meses, cientos de personas inocentes fueron muertas en Darfur,
unas 50.000 desplazadas y más de 200 mujeres y niñas violadas.
"Nuestras pesadillas se hicieron realidad", dijo Jan Egeland, jefe de
operaciones humanitarias de la ONU, en una declaración en la que también
advirtió al Consejo de Seguridad sobre una amenaza de desastre humanitario en
la región.