Medio Oriente - Asia - Africa
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Empresas pesqueras europeas esquilman a los países africanos
Globalización playera
Europa con sus grandes empresas pesqueras al frente (la noruega Nutreco y la
gallega Pescanova) han dejado agotados nuestros caladeros. En los mares
calientes y agonizantes sólo sobreviven las medusas. En las playas las niñas y
niños se remojan con cuidado de no rozar estos bichos gelatinosos y urticantes.
Los pescadores artesanales de nuestras costas, desde tierra firme, contemplan el
mar con nostalgia.
Las mismas flotas europeas, con sus poderosos barcos, salen a la conquista de
otros mares con el aliento y las ayudas económicas de fondos públicos
estatales y europeos. Las paellas de los chiringuitos de la playa se aderezan en
muchas ocasiones con langostinos de Mozambique de la marca Pescanova que
controla el 40% de los langostinos que se pescan en Mozambique. La presencia de
Pescanova en países empobrecidos es muy significativa: en Namibia, por ejemplo,
se hace con 100 toneladas diarias de pescado. Es decir, en términos nutritivos,
con medio millón de raciones de pescado diario. Pescanova podría estudiar un
nuevo slogan publicitario: lo bueno sale gratis.
A mi gato le he comprado el nuevo producto de Nestle. Las latitas Gourmet
Diamant de láminas de atún en delicado pastel de gelatina con langostinos
enteros y pelados.
El pasado 26 de julio se firmó un nuevo convenio entre Marruecos y la Unión
Europea que permite 119 licencias a la flota comunitaria. De éstas cien serán
para España lo que significa un cupo adicional de 1.333 toneladas para la pesca
industrial pelágica (anchoa, caballa y arenque). A cambio la Unión Europea
pagará a Marruecos una compensación financiera de 36,1 millones de euros al
año (144,4 millones en cuatro años). Por el momento no he podido averiguar que
hará Hassan con este aguinaldo anticipado. Tal vez también le compra latas
Gourmet a su gato. En Marruecos, Namibia y otros países africanos los
pescadores artesanales no pueden ganarse la vida porque su mar ha sido vendido.
Muchos de ellos ya han reconvertido su actividad económica. Ahora venden sus
cayucos para que sus paisanos (o ellos mismos) crucen el Mediterráneo.
* Gustavo Duch Guillot es Director de Veterinarios sin Fronteras