Medio Oriente - Asia - Africa
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Entrevista: Emile Lahud Presidente de Líbano
"Una fuerza internacional sin consenso significaría la guerra civil"
Ángeles Espinosa
El presidente libanés, Emile Lahud, en julio pasado en Beirut. (ASSOCIATED
PRESS)
"Israel no desea un Líbano próspero. Cada vez que nos va bien, nos ponen
patas arriba"
"Queremos que por una vez se condene a Israel por una de sus matanzas"
"Las exigencias de Hezbolá son las exigencias de Líbano. No tienen nada que ver
con Siria"
"Una guerra civil es mucho peor de lo que estamos sufriendo ahora. Ya lo hemos
experimentado antes"
"Las exigencias de Hezbolá son las exigencias de Líbano", sintetiza el
presidente libanés, Emile Lahud, poniendo en evidencia toda la complejidad
política de este pequeño país árabe. Lahud (Beirut, 1936), un ex general
cristiano maronita que unificó el Ejército libanés tras la guerra civil, se ha
alineado con las tesis políticas que desde fuera se califican de islamistas, si
no de terroristas. Pero defiende la necesidad de un consenso nacional para
evitar otra guerra civil. Le duele que le tachen de prosirio "cuando quienes lo
hacen recibían órdenes de Damasco hasta fechas recientes". "Soy un
nacionalista", defiende sin renegar de su amistad con Siria por la ayuda que ese
país le prestó para unificar el Ejército libanés.
Pregunta. Usted y el primer ministro Fuad Siniora representan dos visiones
políticas opuestas. ¿Qué opina sobre su plan para salir de la crisis actual?
Respuesta. No, lo que pasa es que Siniora presentó su plan en Roma sin
consultarlo con el Gabinete. Apoyamos al primer ministro y así lo hemos dicho,
pero ese plan, las ideas del primer ministro, no se ha concretado. Cuando se
concrete, tendrá que volver al Consejo de Ministros para tomar una decisión.
Todos los libaneses estamos unidos.
P. De todas formas, usted ha expresado diferencias sobre el despliegue de una
fuerza multinacional en el sur. ¿Por qué?
R. No, porque aún no se ha discutido. Sólo he expresado mis ideas, que no son
las de Líbano, porque según nuestra Constitución es el Consejo de Ministros el
que debe decidir. Si se me pregunta mi posición como presidente, estoy en contra
de una fuerza multinacional, porque ya tuvimos una en 1982 durante la ocupación
y vimos lo que pasó. No queremos que se repita. También tuvimos un mandato
francés en Líbano; no queremos otro. Estados Unidos está entregando bombas
inteligentes y otras armas a Israel, ¿por qué habríamos de aceptarles? Pero si
se trata de fuerzas de la ONU, al estilo de la FPNUL, con más tropas y mejor
equipadas, los libaneses tendrán que debatirlo, conocer cuál será su misión.
P. ¿Cuál debe ser esa misión?
R. Tienen que decidirlo los libaneses. Hay que alcanzar un consenso. Si una
parte de Líbano no la acepta, tampoco nosotros. Porque eso significaría la
guerra civil y una guerra civil es mucho peor de lo que estamos sufriendo ahora.
Ya lo hemos experimentado antes.
P. Eso significa que Hezbolá tiene que dar su acuerdo...
R. Por supuesto. Todos. No se le puede imponer a la resistencia.
P. ¿La captura por Hezbolá de dos soldados israelíes valió el precio que está
pagando su país?
R. ¿Cree que ésa es la verdadera razón por la que Israel nos ha atacado a
semejante escala? Todo estaba planeado. Israel quería vengarse de su expulsión
de Líbano en el año 2000. Cree que así da una lección a todos los países árabes:
que cualquiera que se interponga en su camino será destruido. Otra razón es que
Israel no desea un Líbano próspero. Cada vez que nos va bien, nos ponen patas
arriba. Les haríamos competencia. La resistencia está ahí porque Israel, desde
antes de [que existiera] la resistencia, solía hacer lo que le daba la gana en
Líbano. Violaba nuestro espacio aéreo, nuestras aguas territoriales, y ahora,
con la ayuda de Estados Unidos, ataca a los civiles porque no puede golpear a la
resistencia, porque no saben dónde está.
P. Sin embargo, parte de los libaneses, las llamadas fuerzas del Catorce de
Marzo, opina que la acción de Hezbolá sirve a los intereses de Irán y de
Siria...
R. Las exigencias de Hezbolá son las exigencias de Líbano. No tienen nada que
ver con Siria o Irán. Está pidiendo cosas razonables: los mapas de minas, la
devolución de [las granjas de] Chebaa, un intercambio de prisioneros (que los
israelíes han aceptado en el pasado, pero ahora han utilizado como excusa para
castigar a Líbano) y que dejen de violar nuestro espacio aéreo. No es pedir
mucho. Que cese el fuego, que cumplan esos requisitos y luego hablaremos de lo
demás, porque hay mucho de lo que hablar. Queremos una indemnización por los
daños que nos han causado. Queremos que por una vez se condene a Israel por una
de sus matanzas. Queremos que se resuelva la cuestión palestina en Líbano. Nadie
se ha preocupado de hacer cumplir la resolución 194 hasta ahora.
P. ¿Cuáles deben ser las relaciones entre Siria y Líbano? ¿Deberían intercambiar
embajadas?
R. Siria está feliz de estar fuera de Líbano y no tener más problemas. Somos la
misma gente, las mismas familias. Más de 200.000 libaneses han encontrado
refugio allí y no están en tiendas de campaña, sino en casas sirias. Por
supuesto que intercambiaremos embajadas. No les importa. Lo han dicho. Pero al
mismo tiempo debemos mantener las mejores relaciones porque si mira el mapa, hay
una pequeña frontera con Israel; el resto es Siria.
P. Tras las discrepancias políticas que hemos comentado, intuyo dos visiones de
Líbano completamente opuestas. ¿Es posible reconciliarlas? ¿Cómo?
R. Debemos aprender de nuestra historia reciente que cada vez que combatimos
entre libaneses, perdemos todos; nadie gana. Desde la independencia de Líbano
siempre ha habido dos enfoques diferentes: unos que miraban hacia Oriente, hacia
el mundo árabe, y otros, hacia Occidente, Europa primero y Estados Unidos
después. Somos un país árabe. No debemos olvidarlo. Especialmente, los
cristianos. Vivimos en un entorno árabe. Para permanecer aquí se deben tener las
mejores relaciones con todos los vecinos árabes. En el pasado, [las potencias
extranjeras] han manipulado algunas comunidades libanesas en su interés, lo que
siempre ha terminado en guerra. Tenemos que vivir en nuestro entorno. Debemos
estar unidos y alcanzar un consenso en los asuntos esenciales. Si no, Líbano
pagará el precio.