En estos días estamos viviendo un nuevo desafío de Israel a ese espacio de la
comunidad de naciones que es la ONU. O el Consejo de Seguridad aprueba una
resolución favorable a sus intereses o la guerra será total, ha sido la amenaza
de su gobierno y generales. Pues bien, la resolución se ha hecho pública y en
ella se pide un cese inmediato de las hostilidades y una retirada gradual del
Ejército israelí de Líbano. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha llegado
a decir que considera el texto "satisfactorio en una medida razonable". Pero
horas después Israel ha iniciado una ofensiva de "gran envergadura" sobre el sur
de Líbano. "Las operaciones continúan y se extenderán sin límite de tiempo", ha
indicado el portavoz militar israelí Miri Réguev.
La pregunta es: ¿qué métodos utilizará la ONU para imponer el cese de las
hostilidades de las partes y detener la gran ofensiva israelí? Lo cierto es que
Israel ostenta el record histórico de incumplimientos de resoluciones de
Naciones Unidas, después que terminara el apartheid sudafricano. Son docenas las
resoluciones incumplidas, siendo las más conocidas la 242 que exige la retirada
de Israel a las fronteras de 1967, al considerar inadmisible la adquisición de
territorio mediante la guerra y la 194 sobre el derecho al retorno de los
refugiados palestinos de la guerra de 1948. Otras resoluciones exigen el
desmantelamiento de asentamientos de colonos en los territorios de Cisjordania,
Gaza y Jerusalén; las hay que exigen el fin de la expropiaciones de tierras a
palestinos; algunas condenan la anexión unilateral de Jerusalén al estado de
Israel. Ninguna de las resoluciones ha sido cumplida. ¿Qué pasa entonces con la
autoridad de Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad? ¿Dónde está el celo de
Washington, Londres para imponer al sionismo el cumplimiento urgente de las
resoluciones que le obligan a retirarse de los territorios ocupados?
Llevamos ya meses leyendo en la prensa las exigencias para que Irán no persista
en la vía nuclear. La advertencia parece correcta. Pero, ¿por qué hay tanto
interés en ocultar hipócritamente que Israel posee armas nucleares en
abundancia? El 3 de febrero del año 2000 el diputado israelí Issam Makhoul hizo
historia en el Knesset (parlamento israelí). Makhoul afirmó que Israel es el
sexto país del mundo en lo que concierne a la cantidad de plutonio de alta
calidad en su poder. Añadió: "El mundo sabe que Israel es un gran depósito de
armas nucleares, biológicas y químicas" Makhoul reconoció que Israel tiene más
de 200 bombas atómicas almacenadas en el desierto de Negev. ¿Se ha dirigido el
Consejo de Seguridad a Israel para que destruya sus armas de destrucción masiva?
No. Es claro que Estados Unidos no lo permitiría y vetaría automáticamente dicha
resolución, ya que el asunto que está en juego no es el desarme de Oriente
Medio, sino el desarme de países que resultan díscolos para los intereses de
Estados Unidos e Israel.
Son dos varas de medir que van en descrédito del sistema de Naciones Unidas cuya
crisis exige una corrección urgente, so pena de hundirse irremediablemente. Hay
que tener muy en cuenta que cuando los espacios de diálogo en los que debe
predominar la fuerza de la razón no sólo fallan sino que resultan ser injustos,
ello abre los espacios de la razón de la fuerza en los que se incluyen los
distintos terrorismos. Millones de jóvenes musulmanes ven en la comunidad de
naciones un enorme fracaso y recelan abiertamente de la ONU como organismo en el
que depositar sus esperanzas. Cerca de 40 resoluciones incumplidas por parte de
Israel y la prolongación de una herida abierta son el fermento para el
nacimiento de células dispuestas a vengarse de esa parte del mundo que se burla
de sus derechos. Es verdad que los atentados terroristas no deben ser
justificados, en ningún caso, pero sí deben ser explicados. Y una explicación la
encontramos en el funcionamiento de unas Naciones Unidas que parecen estar de
parte de un imperio y de una potencia colonizadora. O la ONU se democratiza o
cada vez estaremos más cerca del abismo.
En las cercanías del abismo Israel se encuentra cómoda. Cuando hay guerra
siempre gana. A este respecto son sumamente ilustrativas las palabras de Ariel
Sharon en una entrevista que le fue realizada por el escritor israelí Amos Oz en
1982 y publicada por el periódico Davar y poco después en Francia. Dijo entonces
Sharon: "Escuche lo que dice un filósofo y médico de talla internacional,
Maimónides: La razón por la cual perdimos nuestro reino y por la cual nuestro
templo fue destruido, nuestro exilio prolongado, es que nuestros padres pecaron
al no aprender de la guerra y la conquista de los territorios. La conquista del
territorio, amigo. ¡No la simple defensa de las vidas y de los bienes! ¡Ni la
línea verde! (Sharon se refiere a las fronteras de 1967) ¡Ni la guerra al no
haber otra alternativa! Pueden escribir sobre mí que soy el deshonor del género
humano: no tengo inconveniente. Por el contrario os propongo que nos repartamos
el trabajo: yo haré lo que sea necesario para echar a los árabes lo más posible
de aquí, lo que sea para suscitar el antisemitismo, y ustedes escribirán poemas
sobre la triste suerte de los árabes". En la fecha de la entrevista Sharon
estaba acusado de la matanza de Sabra y Chatila, al haber dado cobertura a las
falanges libanesas que asesinaron a cientos de refugiados palestinos, y no duda
en afirmar: "Por mí puede usted calificarme de monstruo o asesino, si le gusta.
Puede otorgar al Estado de Israel todos los nombres de infamia que quiera,
llamarlo Estado judeo-nazi si le apetece. Más vale un judeo-nazi vivo que un
mártir muerto (...) Al primero que levante la mano contra mí o contra mis hijos,
lo destruiré, a él y a sus hijos, sin preocuparme de la sacrosanta pureza de las
armas (...) Aunque usted me demuestre matemáticamente que la guerra que hacemos
ahora en el Líbano (se refiere a la de los ochenta) y que estamos lejos de haber
terminado no es en absoluto una guerra limpia, ni moral, ni digna de nosotros,
me tiene sin cuidado (...) Y si tuviera que suceder que dentro de un año que
Galilea (territorio palestino apropiado por Israel en la guerra de 1948) vuelve
a recibir obuses katiucha , lo que me da un poco igual, haremos otra guerra,
destruiremos y mataremos dos veces más hasta que tengan bastante"
Este tipo, hoy en coma, representa muy bien el pensamiento sionista. Debe
recordarse la resolución de la Asamblea General de la ONU 3379 del 10 de
noviembre de 1975 que califica al sionismo como una forma de racismo. Ehud
Olmert es como Sharon: ha visto secuestrados a "dos de sus hijos" por miembros
de Hizbolá y ha decidido destruir el Líbano. La guerra es la sangre que corre
por las venas de Israel. Y en ella, las víctimas de ayer se han hecho verdugos.
Tanto que han puesto al mundo en jaque y a la ONU de rodillas. Pero de rodillas
y todo la ONU algo tendrá que hacer: creó a Israel en 1948 y es la primera
responsable moral y política de que este país respete su Carta fundacional y sus
resoluciones. De lo contrario más vale que se refunde, y cuanto antes.