Medio Oriente - Asia - Africa
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Hizbulá, Irán y los petroeuros
Alizia Stürtze
Mientras desde la "izquierda adormecida" occidental asistimos desde el sofá
al genocidio palestino y a la brutal e indiscriminada invasión de un país
soberano como Líbano por parte de Israel...
Mientras los medios de comunicación, fervorosos defensores del sionismo y el
imperialismo, siguen presentando a Israel como víctima principal, culpabilizando
de los horrores de la "nueva guerra" a los "terroristas" de Hizbulá y Hamas, y
demostrando, una vez más, que miles de vidas árabes inocentes valen
infinitamente menos que un mercenario sionista o un marine yanki violador y
asesino... Mientras Washington acusa a Siria, y sobre todo a Irán, de estar
detrás de esa captura de dos soldados israelíes que supuestamente está en el
origen de la destrucción sistemática de Líbano y de una gravísima profundización
de la desestabilización en Oriente Medio, de consecuencias imprevisibles...
Mientras el fundamentalista "cristiano renacido" Bush (alcohólico arrepentido)
amenaza con parecidos "paraísos" a cualquier país que no se pliegue a sus
"democráticos" designios... Mientras nos narcotizan la conciencia y el corazón,
repitiéndonos que los miles de niños, mujeres y ancianos destrozados por las
bombas son una especie de tributo a pagar en defensa de la "civilización" y
contra el fundamentalismo terrorista...
Mientras tanto, tras esa sangrienta y aparentemente inextricable cortina, el
imperialismo/sionismo nos hace olvidar, entre otras cosas, que la economía
determina en última instancia lo fundamental de su geoestrategia y que
pudiéramos encontrarnos en una fase de una guerra económica de largo alcance que
bien podría desencadenar una Tercera Guerra Mundial.
No hace falta ser adivina. Basta con interpretar entre líneas lo que dicen y
escriben para percibir que, en estos momentos, en Oriente Medio, Irán es su
principal punto de mira, pero no porque su presidente sea un nuevo Hitler que
ayuda a los "terroristas" de Hizbulá; ni tampoco sólo porque quieran desarrollar
un programa nuclear que podría amenazar la hegemonía militar israelí en la zona.
La agresividad yanki contra Irán obedece en gran parte al hecho de que, yendo
incluso más allá de la "ofensa" de Sadam Husein en 2000 de convertir sus
reservas y empezar a cobrar el petróleo en euros (que, para ciertos analistas,
fue la causa principal de la invasión de Irak), Teherán pretendía tener ya en
marcha su propia bolsa del petróleo, la Iranian Oil Bourse (IOB), lo que tendría
unas fuertes implicaciones macroeconómicas, supondría el establecimiento de un
sistema de petroeuros para el comercio del crudo y la pérdida del monopolio del
dólar como divisa en el mercado internacional del petróleo: petroeuros contra
petrodólares.
EEUU es, con mucho, el país más endeudado del mundo y se lo puede permitir
precisamente porque, desde su situación dominante, lleva años imprimiendo
montañas de petrodólares que los diferentes Estados necesitan para comprar crudo
y energía a los países productores. De este modo, gracias al papel que fabrica
sin respaldo alguno, USA posee el petróleo del mundo gratis, controla su flujo
y, además, maneja la economía internacional: a finales de los 90, más de las
cuatro quintas partes de las transacciones en moneda extranjera y la mitad de
todas las exportaciones mundiales se hicieron en dólares. Hoy en día, el 70% de
las reservas internacionales se guardan en esa moneda.
Pero, ¿qué ocurriría si la OPEP negociara el petróleo en euros y grandes Estados
como Japón, China, India o Rusia vendieran las reservas de dólares de sus bancos
centrales y las reemplazaran por euros? ¿Qué supondría el que la Unión Europea
pasara a pagar en su propia moneda, el petroeuro empezara a desafiar seriamente
al petrodólar y el euro se fuera convirtiendo en la moneda Standard para el
mundo?
Consciente de la importancia de la imagen hasta en temas tan obviamente
materiales como la moneda, la revista Time, en su número del 31 de julio, nos
"enseña la patita" e inicia una campaña de "ensuciamiento" del euro,
relacionándolo con el crimen organizado y "demostrando" que es la divisa ideal
para los delincuentes del planeta, incluidos, claro está, Oriente Medio y los
países del Golfo. Sin embargo, el articulista no puede ocultar lo obvio: el euro
es ya la segunda divisa del mundo; por primera vez, ha sobrepasado el peso
internacional del dólar fuera de las fronteras yankis; y son ya numerosos los
analistas que consideran que esta pérdida de supremacía del dólar sería
gravísima para la economía y el dominio imperial estadounidenses. Por lo que es
algo que Washington no puede permitir que ocurra y contra lo que dispone ya de
toda una batería de estrategias. La primera fue destruir Irak en lo que algunos
llaman "la primera guerra del petrodólar". Ahora, en esta "segunda guerra del
petrodólar" están centrados, entre otras cosas, en impedir que Irán desarrolle
su bolsa del petróleo que cuenta ya con importantes apoyos como el de Venezuela
o Rusia. Para ello, están ejerciendo todo tipo de presiones internacionales,
intentando que el Consejo de Seguridad imponga sanciones a Teherán con el cuento
de su supuesto programa de armas nucleares, preparando el terreno para un
posible golpe de Estado que derroque al régimen actual; y, desde luego,
favoreciendo la división entre sunitas y chiítas y apoyando a Israel en su
criminal invasión de Líbano para, de paso, debilitar a Irán (y a Siria).
El pueblo árabe se encuentra en el centro del huracán, enfrentado al sanguinario
imperialismo gringo que no duda en matar y destruir con tal de seguir dominando
el mundo con la supremacía de su dólar. Nosotros, desde la izquierda occidental,
algo tendremos que hacer para lograr que el siglo XXI sea el del fin de la
hegemonía estadounidense.
Ese algo incluye, entre otros elementos, intentar comprender qué es lo que
ocurre y por qué, aunque para ello nos tengamos que enfrentar a temas áridos
como éste de la pugna entre petrodólares y petroeuros y el peligro que para EEUU
entrañaría el que los petroeuros salieran vencedores de la misma.
Las guerras no sólo ocurren en el campo de batalla.