Medio Oriente - Asia - Africa
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Denuncian que Marruecos dispara a matar contra los inmigrantes
Con la complicidad y el dinero de la UE y del Estado español
Fernando Chalmeta
En el último intento de unos 45 subsaharianos de saltar la valla
fronteriza de Melilla, las fuerzas policiales y militares marroquíes dispararon
con voluntad de matar, según denuncian asociaciones.
En la madrugada del 3 de julio, cuatro personas –tres según fuentes oficiales–
morían tiroteadas al intentar saltar la valla fronteriza melillense, y siete
resultaban gravemente heridas. Y esto en plena preparación de la Cumbre de
Rabat, el 10 y 11 de julio, sobre control de los flujos migratorios. El salto
coincide también con la publicación de datos escalofriantes: el 29 de junio, la
Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, cifraba en más de 3.000 muertos
las víctimas, en siete meses, de –un genocidio de proporciones incalculables–
que se produce entre las costas africanas y las de Canarias. Días más tarde,
eran recuperados 26 cadáveres de las costas de El Aaiún, en el Sáhara, víctimas
del naufragio de una patera.
Los intentos de cruce de las vallas fronterizas, a finales del verano pasado,
saldados con 14 muertes de inmigrantes aún sin investigar, tuvieron como
consecuencia, además de la construcción de una nueva valla y un despliegue
militar y policial aún más fuerte, el cierre aparente de esa entrada para los
migrantes. Por ello, el intento de salto de primeros de julio ha vuelto a situar
esta frontera en primera plana. Según José Palazón, de la Asociación Pro
Derechos de la Infancia (Prodein), de Melilla: "En las provincias de Nador y de
Udla, es decir, en todo el norte del Marruecos occidental, no llegaba a haber
antes de esta última entrada en más de 150 subsaharianos. Es poquísimo. En el
bosque alrededor de Melilla, habría unos 70. No se puede hablar de que haya
aumentado la cantidad de gente esperando para saltar".
Sobre estas últimas muertes, Palazón no deja de preguntarse cómo es posible que
un grupo de casi 50 personas pueda acercarse a la valla sin ser detectado antes
"con toda la vigilancia que hay a ambos lados. Incluso con la cantidad de
confidentes que hay infiltrados en los grupos de subsaharianos en territorio
marroquí. Por el número de gente que participó, lo inoportuno del momento y la
dificultad del salto, visto el despliegue de seguridad (hay miles de soldados
marroquíes vigilando la valla), éste era un salto de poquísima envergadura, sin
trascendencia, pero con unos resultados que generan alarma social.
Resultan cuatro inmigrantes muertos, y siete heridos graves". Pero,
paradójicamente, este intento no sorprende. Para José "hay una extraña
coincidencia entre estos tiroteos y las reuniones hispano marroquíes. Cada vez
que hay una cumbre, cada vez que se quiere llamar la atención, un día o dos
antes hay un salto, y matan a gente. Malditas las coincidencias en las que muere
la gente. En cuanto a las vallas, la realidad es que es una maquina de matar,
aunque sólo sea por uno de sus componentes más peligrosos, del que no se habla
nunca, el ejército marroquí. En esta ocasión, el ejército marroquí ha usado
balas explosivas. Uno de los chavales ha muerto de eso: el tiro le entró por el
glúteo y le destrozó el hígado. Tenía esquirlas en toda la parte superior del
cuerpo. Esta munición está prohibida por un sinfín de convenios internacionales.
Se fusila a la gente en la frontera". Pese a ello, las autoridades españolas no
han reaccionado, según resalta Prodein. "El silencio es absoluto, se escudan en
que Marruecos es un país soberano y que los hechos se dan en su territorio. Es
una hipocresía que se aplique una política de muerte, de fusilamientos en la
valla, y que nuestras autoridades digan que no tienen ninguna responsabilidad,
si es la UE y el Gobierno español quienes las financian". Tres días después de
estas muertes, el Gobierno español concedía a Marruecos una subvención de 10
millones de euros para reforzar el control de la inmigración.
Lo mismo apuntan varias asociaciones y ONG andaluzas, melillenses y de Nador,
que en un reciente comunicado denunciaron que "Marruecos no duda en emplear
fuego real de forma cotidiana contra los inmigrantes, ante la pasividad y la
complicidad del Gobierno español y de la UE". También destacaron "que estos
hechos se producen en vísperas de la cumbre euroafricana en Rabat (...) que lo
único que pretende es presionar a los Gobiernos africanos, que finalmente
utilizarán la emigración como mercancía". En ese sentido, el aviso lanzado en
vísperas de la cumbre por el Gobierno senegalés de que hay 15.000 cayucos en sus
costas, y alertando de la creciente llegada de subsaharianos de países vecinos,
es vista como una petición indirecta de más fondos.
La Cumbre de Rabat
La conferencia sobre "inmigración y desarrollo" que el 10 y 11 de julio reunió
en la capital marroquí a 30 países europeos y 27 africanos ha abierto, según
Moratinos, "una nueva visión, una nueva dimensión" en las relaciones entre los
dos continentes. Para el ministro español, el nuevo "espíritu de Rabat" supone
la superación de "los acuerdos de readmisión" y la instauración de una política
migratoria multilateral basada en "un partenariado responsable". Sin embargo,
Argelia, la gran ausente, ha calificado el encuentro de "conferencia-
espectáculo", criticando que se haya dado prioridad a los aspectos securitarios
sobre los económicos y que se haya consolidado la propuesta de Sarkozy de
"inmigración selectiva o a la carta". De hecho, de las 62 recomendaciones
aprobadas en el Plan de acción de la cumbre, solo lo relativo a la seguridad
está perfectamente elaborado.
El documento promueve una mayor coordinación en la vigilancia de fronteras y la
creación de sistemas de alerta y de bases de datos sobre migrantes sin papeles,
a la par que apoya mejorar la información sobre las necesidades de trabajo en
Europa, conectando la oferta y la demanda de empleo. Por su parte, tal y como
han denunciado las ONG de derechos humanos marroquíes, que junto a otros
colectivos europeos y africanos organizaron a principios de julio una
conferencia alternativa, las medidas sobre desarrollo resultan vagas y las
ayudas europeas, claramente insuficientes. Por ahora sólo el Gobierno español se
ha comprometido a aportar 30 millones de euros, 20 de los cuales irán destinados
a ayudas para infraestructuras para países de Africa occidental y 10 a
microcréditos para la creación de empleo. "Ellos endurecen las leyes, cierran
las fronteras, solicitan a Marruecos, Mauritania y Senegal ser sus gendarmes y
vienen aquí para hablar de ayuda al desarrollo, es la hipocresía en estado
puro", declararon.