Con el apoyo de Estados Unidos, Israel espera aislar y derrocar a Siria
mediante el dominio sobre Líbano
Tariq Alí
Sinpermiso
En su última entrevista –después de la guerra de los seis días de 1967- el
historiador Isaac Deutscher, algunos parientes del cual habían muerto en los
campos de exterminio nazis, mientras otros que habían sobrevivido residían en
Israel, dijo: "Justificar o aprobar las guerras de Israel contra los árabes es
hacerle un flaco favor al propio Israel y perjudicar su propio interés a largo
plazo." Comparando Israel con Prusia, dio una advertencia sombría: "Los alemanes
han sintetizado su propia experiencia con esta lacónica sentencia: ‘Man kann
sich totsiegen’ , puedes vencer hasta morir."
En las actuales acciones de Israel podemos detectar muchos de los elementos
propios del engreimiento desenfrenado: arrogancia imperial, distorsión de la
realidad, conciencia de su superioridad militar, la convicción de actuar
rectamente con la destrucción de las infraestructuras de los estados más
débiles, y una creencia en la superioridad racial. La muerte de muchos civiles
llevada a cabo en Gaza y Líbano importa menos que la captura o muerte de un
simple soldado israelí. En esto, las acciones de Israel son aprobadas por
Estados Unidos.
La ofensiva contra Gaza está diseñada para destruir Hamás por la audacia de
haber ganado las elecciones. La "comunidad internacional" se mantuvo al margen
cuando Gaza sufrió el castigo colectivo. Docenas de inocentes continúan
muriendo. Esto no significó nada para los líderes del G8. Nada se ha hecho.
La osadía israelita tiene luz verde por parte de Estados Unidos. En este caso,
sus intereses coinciden. Quieren aislar y derrocar al régimen sirio mediante la
fortificación del Líbano como un protectorado israelí–estadounidense a partir
del modelo jordano. Arguyen que fue éste el diseño original del país. El Líbano
contemporáneo, es verdad, aún representa en gran medida la creación artificial
del colonialismo francés, siendo una banda costera de la Gran Siria amputada de
su interior por París para formar un cliente regional dominado por la minoría
maronita.
El tablero de ajedrez confesional del país nunca ha permitido un censo preciso,
por miedo a que pudiera revelar una sustancial mayoría musulmana (hoy quizás
incluso chiíta), que es negada debido a al modo de representación del sistema
político. Las tensiones sectarias, sobredimensionadas por la difícil situación
de los refugiados palestinos, explotaron en la guerra civil de los 70, mantenida
por la entrada y permanencia de las tropas sirias con el tácito consentimiento
de Estados Unidos (ostensiblemente, como un parachoques entre las facciones
combatientes, y para disuadir de un golpe israelí, como se veía venir con las
invasiones de 1978 y 1982, cuando Hezbolá no existía).
El asesinato de Rafik Hariri provocó grandes manifestaciones de la pequeña
burguesía, pidiendo la expulsión de los sirios, en tanto que las organizaciones
occidentales llegaron para asistir a la evolución de la revolución del cedro.
Washington y París dieron la espalda a Siria, y ello fue suficiente para forzar
su retirada y dejar un gobierno débil en Beirut.
Pero las facciones permanecieron a sus anchas. Hezbolá no fue desarmada, y Siria
no se derrumbó. Washington se empeñó, pero la plaza aún ha de ser sometida.
Estuve en Beirut en mayo, cuando el ejército israelí entró y asesinó a dos
"terroristas" de un grupo palestino escindido, el cual respondió con cohetes.
Los aviones de combate de Israel castigaron a Hezbolá tirando unas 50 bombas en
sus ciudades y barrios cercanos a la frontera. La última ofensiva de Israel está
diseñada para tomar la plaza. ¿Tendrá éxito? Tenemos una guerra colonial
prolongada por delante, porque Hezbolá, como Hamás, tiene apoyo de masas. No
pueden ser consideradas sin más como organizaciones "terroristas". El mundo
árabe las considera como luchadoras por la libertad que resisten a la ocupación
colonial.
Actualmente, hay 9.000 presos políticos palestinos en los gulags israelíes. Por
esta razón los soldados israelíes han sido capturados. El intercambio de presos
era el objetivo buscado. Culpar a Siria e Irán por esta última ofensiva es una
frivolidad. Mientras no se resuelva la cuestión palestina y finalice la
ocupación de Irak, no habrá paz en la región. Una fuerza de la "ONU" para
disuadir a Hezbolá, pero no a Israel, es una idea disparatada.
Traducción para www.sinpermiso.info
: Daniel Raventós