Washington, 22 jul (PL) Estados Unidos envió a Israel bombas de
alta precisión para que sean empleadas en la agresión militar contra Líbano,
pese a estar consciente la Casa Blanca de la irritación que ello generaría en
naciones árabes.
Fuentes gubernamentales citadas hoy por el diario The New York Times dijeron que
el armamento fue despachado por mar, como parte de un negocio multimillonario
entre Washington y Tel Aviv.
Según los funcionarios, la venta había sido pactada desde hace un año, pero las
autoridades israelíes exigieron de manera apresurada en días recientes que se
consumara el envío de las bombas, las cuales pueden ser guiadas por satélites y
sistemas láser.
La secretaria norteamericana de Estado, Condoleezza Rice, admitió la víspera que
el gobierno del presidente George W. Bush rechaza un cese al fuego inmediato en
el conflicto, pese al llamado de la comunidad internacional a que finalice la
agresión.
"Un alto al fuego evitaría eliminar la amenaza que representan los militantes de
Hizbolá para Israel y dejaría abierta la posibilidad de más violencia en el
futuro", alegó la diplomática, al intentar justificar la controversial postura
de Washington.
Expertos aseguran que la negativa de la administración Bush a promover el fin de
los bombardeos contra el pueblo libanés responde al interés de que Tel Aviv
disponga de mayor tiempo y finalice con éxito su ofensiva.
Rice anunció que mañana viajará a Medio Oriente para sostener conversaciones con
líderes israelíes y palestinos sobre la crisis en esa región.
Este jueves, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, exigió el
inmediato cese de hostilidades entre las partes en conflicto.
En un breve discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el máximo dirigente
del organismo internacional criticó el uso excesivo de la fuerza por las
autoridades de Tel Aviv.
Los ataques contra Líbano, iniciados hace 11 días, provocaron más de 350 muertos
y unos mil 200 heridos.
La inminencia de una invasión israelí a gran escala tomó fuerza en las últimas
horas con la concentración de miles de soldados en la frontera sur y el desgaste
de posiciones de la milicia Hizbolá mediante la aviación y la artillería.
Más de 70 objetivos libaneses fueron bombardeados, incluidas instalaciones
militares de los guerrilleros islámicos, puentes y carreteras que unen a este
Estado árabe con Siria.