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Medio Oriente - Asia - Africa

Guant�namo: No basta con cerrar ese campo de concentraci�n

Roberto Montoya
El Mundo

Si las federaciones empresariales siguieran la l�gica del contralmirante Harris, comandante del campo de concentraci�n de Guant�namo [quien ayer consider� los suicidios como �actos de guerra�], podr�an concluir que las muertes de trabajadores por accidentes laborales constituyen un simple sabotaje deliberado a la producci�n.

Los argumentos de Harris no son novedosos. Tiempo atr�s, ante la extensi�n que alcanzaban las huelgas de hambre de los prisioneros, que terminaron siendo alimentados por la fuerza, maniatados y entubados, los mandos del centro de detenci�n de la base de Guant�namo aseguraron que los detenidos s�lo intentaban �llamar la atenci�n de la opini�n p�blica mundial siguiendo instrucciones de Al Qaeda�. Los m�s de 200 prisioneros que han logrado ser liberados de Guant�namo, sin cargo ni disculpa alguna tras a�os de cautiverio, han descrito las m�s aberrantes humillaciones sexuales y religiosas padecidas, las torturas y los constantes intentos de suicidio que se producen peri�dicamente. Los 780 prisioneros de 40 nacionalidades diferentes que han pasado por ese centro desde enero de 2002 hasta la fecha, carecen de todo tipo de derecho. Buena parte de ellos no fueron ni siquieran identificados hasta que as� lo oblig� pocos meses atr�s la Justicia de EEUU; no pueden ser visitados por sus familias ni tienen otro abogado [militar] que el de oficio que les fue asignado por un tribunal militar, sometidos a una farsa de juicio en el que el detenido no conoce el propio sumario por cuestiones de seguridad.

Con a�os de retraso, el Parlamento Europeo, la Comisi�n de Derechos Humanos de la ONU y distintos l�deres europeos han empezado a reclamar el cierre de Guant�namo. La respuesta, tanto de Condoleezza Rice como del propio George W. Bush ha reflejado el mismo cinismo que frente a las acusaciones de la tortura en Abu Ghraib y en tantos otros lugares de Irak y Afganist�n, o ante las matanzas de Haditha, Faluya y otras, o los ya tristemente conocidos vuelos de la CIA. Bush y Rice nos dicen: �nos gustar�a cerrar Guant�namo y repatriar a los prisioneros, pero son terroristas peligrosos y no podemos dejarlos sueltos; debemos esperar a que el Tribunal Supremo decida qu� hay que hacer con ellos�. Bush y Rice no dicen, sin embargo, algunas cosas: que los prisioneros liberados con cuentagotas, muchos de ellos ancianos campesinos, otros adolescentes, tambi�n estaban catalogados como �peligrosos terroristas�, al igual que otros que terminar�n saliendo poco a poco... si no se suicidan antes. Tampoco dice Bush que fue �l quien el 13 de noviembre de 2001 emit�a una Orden Militar titulada Detenci�n, Tratamiento y Juicio de ciertos no ciudadanos en la Guerra contra el Terrorismo, por la cual reinstaur�, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial los tribunales militares para aquellos detenidos, en EEUU o en el extranjero, que no sean de nacionalidad estadounidense y que est�n o hayan estado vinculados de alguna forma a Al Qaeda y/o hayan ayudado a cometer atentados contra ciudadanos o intereses norteamericanos.

De acuerdo a esa Orden Militar, tales detenidos, entre los que se incluy� tambi�n a los talib�n, son considerados combatientes enemigos, y a los que no se les reconoce con derecho a acogerse al estatuto de prisionero de Guerra, tal como establece la III� Convenci�n de Ginebra. A partir de esa decisi�n unilateral, EEUU encontrar�a la f�rmula vale todo para sus tropas, agentes de la CIA y sus miles de mercenarios a sueldo del Pent�gono. Luz verde para torturar, luz verde para secuestrar en cualquier parte del mundo y blindaje legal, impunidad total ante los tribunales federales y la Corte Penal Internacional. No basta pedir el cierre de Guant�namo, sino tambi�n que se libere o se juzgue a los prisioneros con todas las garant�as ante los tribunales federales normales.

La ONU y todos los pa�ses aliados de EEUU en Afganist�n en particular, entre ellos Espa�a, tienen una especial responsabilidad, dado que han permanecido mudos y ciegos cuando el Pent�gono decidi� unilateralmente trasladar desde ese pa�s a cientos de prisioneros al infierno caribe�o, como no han alzado su voz tampoco ante Abu Ghraib o los vuelos de la CIA.        

Fuente: lafogata.org

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