Medio Oriente - Asia - Africa
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Entrevista con Tariq Ali
El Islam y el socialismo
Alex de Jong y Paul Mepschen *
Sin Permiso
Traducción para www.sinpermiso.info: David Casassas
Grenzeloos: Sin lugar a dudas, los hechos que más claramente han
llamado la atención en Holanda con respecto al mundo islámico son el asesinato
del cineasta Theo van Gogh y las amenazas recibidas por parte de la
parlamentaria liberal Ayaan Hirsi Ali. Al igual que ésta, usted es no creyente y
procede del mundo musulmán. ¿Se ha sentido alguna vez amenazado?
Tariq Ali: No, nunca. Viajo mucho, tanto al mundo musulmán como al
resto del mundo, y hasta la fecha no me he sentido para nada amenazado. ¿Por
qué? Sin lugar a dudas, ello se debe al hecho de que la gente que no está de
acuerdo conmigo con respecto a la religión sabe que soy un enemigo del
imperialismo. Critico el imperialismo, en todas sus dimensiones, de forma
incesante, incluso en mayor medida que los creyentes. En cambio, Hirsi Ali y
otra gente como ella, en Estados Unidos y en Europa, hacen de sus ataques al
Islam una auténtica profesión de fe.
En el mundo hay otras muchas cuestiones importantes. ¿Por qué, pues, estas
personas se concentran sin tregua en el Islam? De hecho, el modo en que atacan
el Islam muestra que participan de prejuicios existentes. Y es por ello por lo
que son odiadas. No hay excusa o justificación alguna para actos de violencia
contra esta gente. Es necesario entablar una discusión con ellos. Pero estos
actos violentos son un signo de desesperación: las gentes se sienten con la soga
en el cuello hasta tal punto, que recurren a la violencia.
¿No cree usted que la violencia y las amenazas dirigidas hacia estas personas
representan también una amenaza para todas las gentes de origen musulmán que no
respetan las normas, como los no creyentes, las feministas o los homosexuales?
Tariq Ali: Cierto. Pero tienen ustedes que entender que la
comunidad musulmana es muy diversa. La gente está muy desinformada con respecto
al mundo musulmán. La imagen que se tiene de él nace, en buena medida, de las
comunidades de inmigrantes en Europa, las cuales, además, son muy diferentes
entre sí. La vida en el mundo musulmán no es monolítica: hay creyentes, no
creyentes y también ateos.
Obviamente, el que los no creyentes puedan expresarse libremente o no es una
cuestión aparte. A menudo no pueden, pero el hecho de que no puedan no significa
que no existan. Tal y como ocurre aquí, la religión no es el elemento central de
la vida de los musulmanes. La gente trabaja, come, hace el amor, construye
familias. Algunos van a la mezquita; otros no. Exactamente igual que en otras
partes del mundo. La diferencia radica solamente en el hecho de que, en ciertos
países, está prohibido criticar el Islam. Pero éste no es el caso, por ejemplo,
de Turquía. Y en otros países en los que antes era posible, hoy se ha hecho más
difícil.
La religión está adquiriendo cada vez mayor importancia. Para los musulmanes
jóvenes que viven en Occidente, el Islam constituye, en gran medida, una
cuestión identitaria.
Tariq Ali: Así lo creo yo también. Se trata del resultado de
distintos factores, pero, sobre todo, ello responde al vacío que genera el
capitalismo actual: no hay alternativa real alguna. Mucha gente, musulmanes o
no, lo siente así y se aferra a la religión. A lo largo de los últimos 20 o 30
años, gentes que no se habrían adscrito a ninguna religión particular se han
aproximado al Islam, al Cristianismo, al Budismo, etc. ¿Por qué? Porque el
capitalismo lo aplasta todo como una apisonadora, y los seres humanos necesitan
hallar un refugio para sí mismos. Las gentes se aferran a la religión porque ya
no ven ningún tipo de alternativa socioeconómica. Esta es la razón por la que,
en las comunidades de inmigrantes, hay gente que concibe su identidad desde un
punto de vista estrictamente religioso, y no creo que quepa esperar algo bueno
procedente de esta realidad. Pero creo también que todo esto cambiará con las
generaciones venideras. Hoy la gente no se muestra religiosa con la misma
intensidad, y de hecho podemos observar ya distintas religiosidades de formas
bien diversas. No creo que el retorno a la religión sea universal.
Uno de los rasgos de la caracterización de los musulmanes que predomina en la
actualidad es el que los define como gente que sólo es capaz de actuar de forma
acrítica y dogmática con respecto al Corán, mientras que otros creyentes –los
cristianos, sobre todo- se consideran capaces de producir interpretaciones
modernas de su libro sagrado.
Tariq Ali: Se trata de una representación que, si bien ha sido muy
difundida, es a todas luces errónea. Esta es la razón por la que insisto en la
diversidad del mundo musulmán. En Polonia, la Iglesia jugó en su día un papel
muy significativo en la lucha contra el régimen estalinista. Dicho papel fue
acogido en Occidente con gran entusiasmo. ¿Por qué juzgamos las cosas con esta
doble vara de medir?
Mucha gente en el mundo musulmán considera cualquier ataque contra el Islam como
algo inaceptable. Muchas personas, aun sin ser religiosas –y conozco a varias de
éstas- dicen: "Sí, soy musulmán". Esto es el resultado del hecho de que los
Estados Unidos, en cierto sentido, hayan convertido el mero hecho de ser
musulmán en algo inaceptable. Ustedes viven en un país, Holanda, en el que la
religión ocupó una posición extremamente dominante. El fundamentalismo
protestante es una de las peores formas de fundamentalismo. El fundamentalismo
protestante, de origen inglés o neerlandés, fue el responsable de un auténtico
genocidio en Norteamérica: exterminó a la población indígena en nombre del
progreso. Esto es algo que los musulmanes todavía no han hecho.
Dondequiera que se observe este revival de las religiones del que
habla –por parte de musulmanes en la Europa Occidental, por parte de los
cristianos en los Estados Unidos, etc.-, se descubre también que
representaciones de la sexualidad de tipo conservador juegan un papel
importante.
Tariq Ali: Esto siempre ha sido así. Yo no creo que el capitalismo
trate por todos los medios de que los seres humanos hagan representaciones
conservadores de la sexualidad; pero sí pienso que el capitalismo quiere
confinar a las personas en familias nucleares aisladas las unas con respecto a
las otras. Y, cuando en este contexto, la religión ocupa un lugar central en la
conformación de las identidades de las personas, entonces éstas tratan de
diferenciarse con respecto a los demás, razón por la que se adhieren a ciertos
códigos morales y toman posición en contra de la homosexualidad, a la vez que
afirman que las mujeres poseen un valor inferior al suyo.
La cuestión de la sexualidad juega un papel central en la conformación de la
identidad de cada persona. Los seres humanos buscan constantemente
diferenciarse, y lo logran de forma muy sencilla en los preceptos religiosos.
¿Cree usted que el movimiento feminista en el mundo musulmán y en las
sociedades musulmanas occidentales tiene futuro?
Tariq Ali: Por supuesto que sí. Por ejemplo, en Pakistán se
desarrolló un eficaz movimiento contrario a la legislación islámica que se
introdujo durante la dictadura, en 1977. En todo el país las mujeres se
organizaron, se manifestaron y criticaron la Sharia. Asimismo, países
como Egipto, Marruecos, Nigeria o Túnez han visto florecer movimientos
feministas. Las autoridades estatales reaccionaron ante este reto, en unos
casos, creando movimientos fundamentalistas –éste es el caso de Pakistán-; y, en
otros, colaborando con ellos –así sucedió en Egipto-. A cambio de estas
políticas conservadoras y hostiles hacia las mujeres por parte de las
autoridades, los fundamentalistas se comprometieron a dejar de atacar el estado.
En Occidente, los movimientos feministas deberían explicitar posiciones
claramente antiimperialistas. Sólo así será posible que, en el futuro, puedan
ganarse a los jóvenes musulmanes para su causa. Por desgracia, en Occidente el
feminismo ocupa un espacio reducido en tanto que corriente política.
En el marco de su insistencia acerca de las diferencias, habla usted, en
El choque de fundamentalismos (Cruzadas, yihads y modernidad), de la
existencia de un multiculturalismo oficial.
Tariq Ali: Sí, de ahí arranca la búsqueda de las diferencias.
Cuando uno echa un vistazo a la realidad británica, se da cuenta de hasta qué
punto la religión ha sido sostenida por parte del gobierno –sobre todo, por
parte de Blair-. Incluso tras el 11 de Septiembre, la fundación de instituciones
religiosas, que reúne, por ejemplo, a las escuelas religiosas, fue apoyada. Bajo
el prisma del multiculturalismo oficial, las diferencias entre las personas son
consideradas una buena cosa. En parte es así: la gente es diferente. Pero como
socialista soy consciente también de lo difícil que resulta fraguar unidades. Y
soy de la opinión de que, entre la gente joven, hay más puntos de convergencia
que diferencias. En cualquier caso, soy optimista: en Europa, la importancia de
las religiones como fuente de divisiones no durará mucho tiempo más: quizás 30 o
40 años.
¿Por qué?
Tariq Ali: Déjenme decirlo con ciertas dosis de cinismo: porque el
capitalismo es ciego en lo que concierne al sexo, al color de la piel o a la
religión. En la medida en que expande y extiende todas y cada una de las
particularidades de los seres humanos, las va dejando de lado, las va
desechando. Así ha ocurrido siempre.
¿Cree usted que la izquierda es capaz de mostrar que existe una alternativa?
Tariq Ali: En la actualidad la izquierda es muy débil. En lo que
respecta a la izquierda radical soy poco optimista. No milito en el Respect
británico. No estoy de acuerdo con ellos en varios puntos. De hecho, creo que el
modo en que los acontecimientos van sucediéndose en Respect es totalmente
oportunista. Por supuesto, soy partidario de trabajar con grupos musulmanes,
pero creo que el objetivo de los socialistas debería ser atraer a simpatizantes
de grupos religiosos a la causa del socialismo en lugar de dejarlos atrapados en
sus intrincados puntos de vista.
Así, ¿debemos trabajar juntos en un sentido menos acrítico?
Tariq Ali: Claro. El modo en que Respect está actuando no
conduce a parte alguna. Hemos de encontrar un terreno neutral que ofrezca un
espacio para la discusión. No cebemos encubrir nuestro propio punto de vista
escondiéndolo debajo de la manta. Varios de los grupos (musulmanes) con los que
Respect ha colaborado tienen raíces muy conservadoras y reaccionarias. En
los países de los que proceden, como Egipto o Indonesia, por ejemplo, siempre
han sido los enemigos de la izquierda.
Este es uno de los problemas ante los que los antirracistas y los socialistas
se encuentran. Por un lado, queremos extender la solidaridad para con minorías
que sufren discriminaciones. Por el otro, hemos de mantener una posición crítica
con respecto a las conservadoras formas de razonar que, en parte, predominan en
el seno de tales minorías.
Tariq Ali: Para los socialistas la tarea es clara. Las comunidades
musulmanas deben ser protegidas de la tendencia a convertirlas en chivos
expiatorios, así como de la represión que sufren y de la representación de las
mismas, ampliamente difundida, como comunidades próximas al terrorismo. Es
preciso luchar enérgicamente en esta dirección. Pero, al mismo tiempo, debemos
mantener los ojos bien abiertos afín de detectar el conservadurismo social que
reina en el seno de estas comunidades y, en ningún caso, encubrirlo. Debemos
tratar de atraer a estas gentes a nuestra causa.
Me gustaría poner un ejemplo de ello. El último capítulo de mi libro es una
carta abierta a un joven musulmán. Casi un año después de haber escrito esta
carta, recibí una respuesta de varios jóvenes musulmanes. Decían que mi carta
hablaba de ellos porque hallaron en ella planteamientos que ellos mismos se
habían formulado y habían discutido. Estaban sorprendidos de ser tomados tan en
serio. El resultado fue que dos de ellos se unieron al Partido Socialista
Escocés.
Nuestro objetivo debe ser fortalecer la posición de los más jóvenes, quienes
están haciendo un giro hacia una perspectiva progresista y secular. Esto es algo
muy importante. En las comunidades musulmanas pueden encontrarse muchas personas
progresistas que, debido a la atmósfera que reina en dichas comunidades, no
pueden afirmar sus posiciones abiertamente. Estas personas, las que poseen
recursos que las habilitan para construir fuerzas seculares, deben recibir
nuestro apoyo. Las mujeres jóvenes tienen aquí un importante papel que jugar.
Tenemos un largo camino que recorrer con estos grupos sociales si, a diferencia
de lo que tiende a hacer la extrema izquierda francesa, no los ignoramos. De
hecho, la extrema izquierda francesa constituye el reverso del oportunismo
británico. Prácticamente no tiene contacto alguno con la comunidad musulmana, y
no considera que tender puentes hacia ésta sea una prioridad. Ambas actitudes
son erróneas: debemos, pues, encontrar un camino intermedio.
Tariq Ali, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es autor de
un libro reimpreso recientemente Street Fighting Years (Años de lucha
callejera) y, en colaboración con David Barsamian, Speaking of Empires &
Resistance (Diálogo sobre Imperios y Resistencia).
*La siguiente entrevista con Tariq Ali fue conducida por Alex De Jong y Paul
Mepschen, en el Simposio Ernest Mandel celebrado en Bruselas en Noviembre de
2005. Fue publicada en la edición de Marzo-Abril 2006 de la revista holandesa
Grenzeloos (www.grenzeloos.org), y reproducida en International Viewpoint (www.internationalviewpoint.org).