Medio Oriente - Asia - Africa
|
Elmani Brahim Ahemd, miembro de la Unión de Juventudes de Saguía al Hamra y Río de Oro (UJSARIO)
«La autonomía sólo es un intento para que el ocupante gane tiempo»
Gara
Elmami Brahim Ahemd, miembro de la Unión de Juventudes de Saguía al Hamra y
Río de Oro (UJSARIO), comenta los recientes acontecimientos en torno a la lucha
del pueblo saharaui y nos muestra algunas claves para entender mejor esa
realidad. La UJSARIO se creó en 1985, resultado de la fusión de la Unión de
Estudiantes Saharauis y las juventudes del Frente Polisario. En todo este
tiempo, señala Elmani Brahim Ahemd, han venido desempeñando una importante labor
política y social, «en una extrema escasez de todo tipo de recursos y en
condiciones naturales adversas», en defensa de los derechos de los jóvenes y
niños saharauis por una vida más digna y un futuro diferente.
¿Los cambios en la escena internacional, sobre todo a partir de la década de
los años 90, también tendrán su incidencia en el proceso de liberación que
mantiene el pueblo saharaui?
La coyuntura internacional que se produce tras la caída del muro de Berlín y el
desmembramiento de la URSS, también afectará a nuestra situación. No tardará en
ser reconocido internacionalmente el derecho de autodeterminación de los
saharauis, al tiempo que en La Haya se certifica que no existen vínculos de
soberanía entre el Sahara y Marruecos o Mauritania. Posteriormente vendrá el
acuerdo de paz entre Marruecos y el Polisario. Fruto del mismo se establece la
celebración de un referéndum para que los saharauis definan su futuro.
Paralelamente se debía vigilar el alto el fuego, al tiempo que se elaborara un
censo para ese referéndum.
Pero pasa el tiempo y cada vez se ve con más nitidez el abandono de la
propia comunidad internacional hacia sus compromisos. ¿Cómo se definiría la
actual situación en el Sahara Occidental?
En la actualidad podemos decir que estamos en una situación de ‘no guerra, no
paz’. Marruecos espera que con el paso del tiempo la comunidad internacional
reconozca la política de hechos consumados de Rabat. Sin embargo, en el ultimo
año, sectores de la sociedad saharaui, cansados y hartos de esta situación y de
la postura de esa comunidad internacional, empiezan a rechazar la situación de
impase.
Y en estos momentos nos encontramos lo que en algunos medios se define como
«la intifada saharaui». ¿Cómo se enmarca este movimiento dentro de la situación
general?
La intifada es un hecho real. En ella se han situado en cabeza los jóvenes de
entre 20 y 25 años, nacidos todos ellos después de 1975, y que sólo han conocido
la ocupación marroquí. Están hartos de la situación, por ello exigen una salida,
incluso un retorno a la guerra, como único medio para lograr materializar las
demandas del pueblo saharaui.
¿Cómo ha reaccionado Rabat ante estas movilizaciones populares del pueblo
saharaui?
Marruecos ha vuelto a utilizar la represión, con más fuerza si cabe, ante esa
postura de resistencia pacífica de los saharauis. Rabat ha bloqueado el acceso
al territorio saharaui a los observadores internacionales. Sólo desde el Estado
español, más de diez delegaciones han sido rechazadas. También ha cerrado todas
las páginas web sobre el Sahara, impidiendo el acceso a las mismas desde los
territorios ocupados. Con esta estrategia busca cerrar cualquier ventana al
exterior, impedir que la comunidad internacional reciba de primera mano la
realidad de nuestro pueblo, al tiempo que impide que éste vea la repercusión de
su lucha en el mundo.
En Occidente se presenta al nuevo rey como un paso hacia «la
democratización» de Marruecos. ¿Cómo se percibe esa interpretación desde su
pueblo?
Es cierto que en los medios occidentales se refleja ese supuesto proceso de
apertura democrática del nuevo monarca marroquí. Sin embargo, esos supuestos
cambios incipientes no han llegado al Sahara. Por un lado muestra la cara de las
reformas y nuevos talantes, y al mismo tiempo sigue reprimiendo las demandas de
autodeterminación del pueblo saharaui. En esta línea, Marruecos ha comenzado a
proponer tibiamente la autonomía como techo máximo, basado sobre todo en los
modelos del Estado español e italiano, o los lander alemanes. Rabat compara el
Sahara y la realidad de los pueblos encuadrados administrativamente en esos
estados, pero no hace la comparación de Marruecos con Alemania o Italia, donde
por lo menos existen ‘democracias estándar’.
Sin embargo, el Polisario ha aceptado el llamado plan Baker, donde figuraba
un período de autonomía...
Así es, en busca de una solución pacífica y justa, que permita la convivencia
entre los dos pueblos, se han dado concesiones a Marruecos por parte del Frente
Polisario. En ese sentido, apoyamos el llamado plan Baker, donde tras un período
de cinco años de autonomía se produciría un referéndum en el que el pueblo
saharaui decidiría libremente su futuro. Sin embargo Marruecos tampoco ha
aceptado esto. La oferta de autonomía, como solución final, ya se rechazó en su
día con el anterior monarca marroquí. Para nosotros, la solución es evidente, el
pueblo saharaui tiene derecho a ejercer su autodeterminación, que tiene además
un reconocimiento internacional.
Luego, por ahí no vendrá la solución.
La autonomía, ni siquiera basada en esos modelos puede ser aceptable para
nosotros, porque incluso esas vías son hoy en día cuestionadas por los pueblos
que conviven en esos estados. La autonomía, como solución para ese problema ha
mostrado ser sólo un intento para ganar tiempo por parte de los poderes
coloniales y el ocupante actual.
¿Y el futuro?
El pueblo saharaui sigue firme en búsqueda de su libertad y en la posibilidad de
ejercer definitivamente su derecho de autodeterminación. Marruecos ha podido
dominar el territorio saharaui, pero no ha logrado vencer la voluntad y el
corazón del pueblo saharaui.
Fuente: lafogata.org