Las mujeres en la guerrilla kurda
El PKK y la mujer kurda
Paul Schemm
Gara
Las montañas qandil, en pleno Kurdistan pero oficialmente en la frontera entre
Irak e Iran. es el refugio del PKK, guerrilla kurda en la que la mujer juega un
papel central. «Nosotras abrimos los ojos a la sociedad kurda», señala orgullosa
la combatiente Arsehem Kurman.
Cuando una mujer abandona su hogar y toma las armas no estamos ante un hecho
anodino. Es una revolución social. Nosotras abrimos los ojos a la sociedad
kurda», asegura Arshem Kurman, mujer y guerrillera del PKK.
En una región del mundo donde también prima la sumisión de la mujer, las
combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) juegan un papel
de primera línea en el movimiento de liberación kurdo, refugiado en las montañas
del norte de Irak, cerca de la frontera con Irán.
Históricamente anclado en el marxismo ortodoxo, el PKK, que lucha por la
independencia del Kurdistán Norte, mantiene una estructura militar que ha dado
lugar a un feminismo guerrillero único. Pero no ha venido del cielo. Ha sido
necesaria, y sigue siéndolo a día de hoy, la lucha constante contra los
prejuicios de la sociedad, de los que participan muchos de sus camaradas
varones, reconocen las guerrilleras.
«Ha sido sobre todo la cuestión del martirio lo que ha dado fuerza a nuestra
causa», asegura Arshem Kurman, insistiendo en que han sido las mujeres caídas en
combate o que llevaron a cabo atentados suicidas las que han forzado a los
hombres de este movimiento armado a tomarlas en serio. «Las mujeres mueren todos
los días, así que, cómo no va a calar nuestro mensaje», señala esta respetada
instructora guerrillera, que recuerda cómo una kurda se inmoló en los años
noventa causando la muerte a medio centenar de soldados de ocupación turcos.
A lo largo de sus años de lucha, el PKK ha llevado a cabo quince atentados
suicidas. Once de ellos fueron protagonizados por mujeres.
En el campamento situado en las faldas del Monte Qandil, la mayor parte de los
barracones muestran una fotografía de Vian Jaf, que se quemó a lo bonzo en
febrero pasado para protestar por la opresión contra los kurdos por parte del
Estado turco. Oficialmente, la dirección del movimiento no aprueba actualmente
este tipo de acciones individuales.
Arrancar el respeto a los varones y lograr que les traten como iguales tampoco
es fácil en las sociedades de Oriente Medio, reconocen las guerrilleras del PKK.
«Una mujer no puede reivindicarse en este contexto. En la sociedad tradicional
kurda, sólo los varones tienen el derecho a la palabra. Si el marido no está en
casa, es el hijo de más edad el que habla, sea cual sea su edad», asegura Reha
Baran.
«En nuestras sociedades retrasadas, las mujeres son confinadas a los márgenes.
Nuestro objetivo es resituarlas en el centro de la vida pública», añade.
Reha Baran muestra a un público compuesto por militantes feministas y
responsables del PKK, en una escuela improvisada sobre la roca, cómo las mujeres
han sido privadas de sus derechos y cómo pueden reconquistarlos.
Ella ha sido encargada por la guerrilla para transmitir estas ideas
revolucionarias en sus aldeas y unidades guerrilleras, a fin de que se extiendan
poco a poco en la sociedad kurda sin perder el inestimable apoyo por parte de la
población.
La vida en el hogar familiar
Para las jóvenes combatientes del movimiento, vivir con el arma en la mano, al
lado de sus camaradas masculinos, es mucho más interesante que la vida que les
esperaba en sus pueblos y aldeas.
Una decena de entre ellas, con edades comprendidas entre los 15 y los 21 años,
beben té contemplando la puesta de sol tras los montes Qandil, coronados por la
nieve. Ellas estallan en carcajadas cuando se les pregunta si no hubieran
preferido quedarse en sus casas y criar a sus hijos.
«Las mujeres que viven en la familia no tienen derecho a recibir instrucción.
Muchas veces, el movimiento ayuda a adolescentes que no se resignan a ese futuro
a escapar de casa y unirse a nosotras, particularmente en Irán», explica Rojbin
Hajjar, una kurda llegada de Siria.
Hay que recordar que el Kurdistán está repartido en cuatro estados: Turquía,
Irak, Siria e Irán.
Pero estas guerrilleras aseguran que su ejemplo va incluso más allá. «No somos
tan sólo un modelo para las mujeres de Oriente Medio, sino para las del mundo
entero», sentencia Sozdar Serbiliz, mujer y comandante guerrillera del PKK. -