Medio Oriente - Asia - Africa
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Afganistán: La ofensiva aliada se enfanga en Kandahar
GaraAviones de la OTAN bombardearon el pasado martes en Kandahar, al sur de
Afganistán, causando, según las denuncias realizadas ayer por las autoridades
locales, una nueva masacre de civiles. De acuerdo a las primeras informaciones,
más de 60 personas murieron en un ataque que, según la Alianza Atlántica, se
dirigía a atacar posiciones de los talibanes. En referencia a ese bombardeo, la
OTAN reconocía ayer que varios civiles perdieron la vida, aunque sin dar cuenta
en ningún caso de la dimensión de la matanza.
Desde el pasado setiembre, las fuerzas de seguridad afganas apoyadas por los
militares de la fuerza multinacional que ocupa el país llevan a cabo una vasta
operación dirigida a tratar de recuperar el control de la situación en el sur.
Kandahar, y en concreto el distrito de Panjwai, ha sido desde entonces escenario
de cruentos combates. Sin embargo, la denominada «Operación Medusa» no ha dado
hasta la fecha los resultados apetecidos por la Alianza, y el hecho de confiar a
la fuerza aérea el peso fudamental de la misma pone en evidencia las
dificultades crecientes para bajar al terreno. Sin duda, con los bombardeos
masivos los aliados pueden revertir temporalmente las derrotas encajadas en esta
zona estratégica y «compensar» las bajas diarias de soldados en emboscadas, pero
ello no oculta un hecho que hoy señalan todos los analistas: las milicias
islamistas se han reconstruido y oponen una resistencia sólo comparable con los
primeros meses de la invasión de octubre de 2001.
El rearme islamista, al que no es ajeno el descontento de una población que no
ha visto mejorar sus perpectivas tras el derrocamiento del Gobierno talibán y
que ve como las ayudas de reconstrucción son engullidas por los planes de
seguridad, es una realidad. Cada vez son más frecuentes los ataques a civiles,
como el referido bombardeo, pero también abusos que golpean a los valores de
cualquier pueblo, también el afgano, como el último episodio denunciado por la
prensa alemana sobre la profanación de tumbas por soldados de este país.
Cuando se cumplen cinco años de una invasión orquestada como respuesta en
caliente al 11-S, el balance es del todo negativo. Los afganos y las afganas,
antes tan mediatizadas y hoy tan olvidadas no son más libres, la OTAN no ha
llevado la democracia y menos aún puesto coto a la ruta del opio que sufraga una
guerra interminable. En lo que va de año han muerto más de 3.000 personas. -