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Cara y cruz de Kurdistán Norte
Txente Rekondo
La reciente oferta de iniciar un proceso de paz en Kurdistán, materializada
con el alto el fuego unilateral decretado por el PKK, se ha encontrado con el
rechazo de Turquía, que ha tirado por tierra buena parte de las esperanzas
iniciales de la oferta kurda.
Previo a la declaración de alto el fuego del pasado uno de octubre, diferentes
actores locales e internacionales solicitaban que el PKK diera ese paso de cara
a facilitar la apertura del proceso. Tras el movimiento kurdo, esa medida ha
contado con nuevos apoyos. Así, durante los primeros días de este mes, más de
setenta organizaciones y personalidades saludaron esa medida como "un paso muy
importante. También el consejo ejecutivo del Congreso Nacional Kurdo ha apoyado
el alto el fuego y un grupo de intelectuales ha advertido que las medidas
militares no resolverán el problema kurdo, apostando por iniciativas civiles y
negociaciones entre las partes.
A finales de agosto en la región se sucedieron los rumores en torno a una nueva
apuesta para desbloquear el conflicto que vendría de la mano de un movimiento
del PKK. De esta forma, el uno de septiembre, el líder de la organización kurdo,
Abdullah Öcallan hizo un llamamiento en ese sentido a su organización desde la
cárcel turca donde permanece desde su secuestro. Y en esa misma línea el pasado
uno de octubre la organización kurda declaró el alto el fuego unilateral, "para
establecer una plataforma de diálogo y paz, que reemplace la atmósfera de
violencia resultante de las políticas turcas que niegan y obstruyen la cuestión
kurda y la búsqueda de una solución política y democrática".
Es la quinta ocasión que el movimiento de liberación nacional kurdo ofrece en
Kurdistán norte una tregua, y sus dirigentes esperan que esta ocasión no siga el
mismo camino que las anteriores, cuando la respuesta militar turca acabó con las
esperanzas de encauzar por vías pacíficas el conflicto. Por todo ello, y a la
vista de las experiencias del pasado, el PKK ha señalado que el buen desarrollo
de su propuesta depende en buena medida de Turquía, advirtiendo que evote
"realizar operaciones de aniquilamiento contra su organización" .
La postura turca
La respuesta turca no se ha hecho esperar, tanto el primer ministro Recep Tayyip
Erdogan, al que le pilló la declaración preparando su encuentro en Estados
Unidos con Bush, como los máximos responsables militares del país, ya se ha han
apresurado a rechazar la oferta kurda.
A la vista de los acontecimientos es evidente que Turquía no está atravesando
por buenos momentos. Este mismo mes al menos tres acontecimientos han acentuado
la compleja situación y las contradicciones turcas. El Nobel de Literatura de
Orhan Pamuk, criticado por las fuerzas reaccionarias y chovinistas del país, la
decisión del parlamento francés sobre el genocidio turco contra los armenios, un
tema tabú en Turquía, y finalmente, el envío de tropas al Líbano ha buscado
equilibrar la balanza negativa para Turquía.
Tres de los principales actotes turcos están moviendo las fichas según sus
propios intereses. El presidente actual, Ahmet Necdet Sezer, termina mandato el
próximo año, y desde el partido gobernante actual, Justicia y Desarrollo (AKP),
ya se está manobrando para que su candidato, el actual primer ministro, logre
vencer.
Por su parte, el todopoderoso ejército turco (TSK) ya ha señalado su postura
ante la cuestión kurda, al tiempo que ha avisado al gobierno "lo que podría
ofrecer y lo que no al pueblo kurdo". Finalmente, la opinión pública turca mira
con recelo cualquier signo de "victoria" kurda, mientras atraviesa una
importante crisis de identidad en torno a la ideología kemalista o islamista.
Ello mientras la declarada kurdofobia se extiende en algunos lugares del país.
Turquía se encuentra nuevamente en una encrucijada. El debate sobre el estado
secular, la escalada de expresiones fascistas y los ataques contra los derechos
humanos, la "amenaza" del fundamentalismo, el problema kurdo, el papel del
ejército, el acceso a la Unión Europea, son todos ellos temas que centran la
agenda política de Turquía en estos momentos y que en buena medida condicionará
el futuro del país.
Dificultades
Las próximas elecciones presidenciales tiene una importancia crucial para el
devenir de los acontecimientos en la región. El AKP lleva tiempo preparando esa
cita y moviendo sus fichas, Mientras tanto los acontecimientos son difíciles de
predecir. El estado turco seguirá con su campaña contra el pueblo kurdo, a pesar
de los altos costes que sus propias filas están soportando (más de cien soldados
turcos han muerto entre enero y julio de este año). En esa política represora,
el pasado septiembre saltó a las noticias el atentado de la llamada "Brigada de
la Venganza Turca", que mataron a más de diez personas en Diyarbakir, y que son
un ejemplo evidente de guerra sucia paraestatal.
También el PKK deberá afrontar ciertas dificultades. El descontento de la
generaciones más jóvenes frente a la situación más sosegada de los refugiados
más viejos, las acciones militares del TAK (Halcones para la Libertad del
Kurdistán), a quien los analistas señalan como una organización independiente
del PKK, son algunas disfunciones que se pueden presentar en la actual
coyuntura. A su favor, el PKK tiene un dato histórico, de todas las crisis
regionales anteriores ha salido reforzado, bien por sus propias actuaciones o
bien por la propia coyuntura internacional. El PKK ha sido capaz de "adaptar sus
estrategias a las circunstancias cambiantes" en todas las situaciones que ha
tenido que afrontar.
En ese panorama también tiene su peso y sus propios intereses otros actores que
sin duda también condicionan el desarrollo de los acontecimientos y del futuro
del `pueblo kurdo. Las organizaciones kurdas de Kurdistán del Sur y de la zona
ocupada por Irán tienen sus propias estrategias y en base a ellas defienden unas
posturas u otras. En el primer caso, ante la situación de una realidad de
"independencia de facto", juegan sus papeles aprovechando su situación de
privilegio, mientras que la resistencia kurda en irán sigue aumentando su
presencia y su peso.
En esos casos sobresalen también otros dos actores, Irán y Estados Unidos. El
gobierno de Teherán mantiene un enfrentamiento armado con la resistencia kurda y
rechaza la formación de cualquier entidad kurda al margen del estado iraní.
Washington por su parte, tampoco desea la materialización de un estado kurdo,
pero al mismo tiempo pretende utilizar las organizaciones kurdas para
desestabilizar Irán.
Turquía lleva muchos años utilizando la cuestión kurda para lograr apoyos
internacionales e impedir que los kurdos vean satisfechas sus demandas
democráticas. Por ello es la hora d que la llamada comunidad internacional,
algunos de lo actores mencionados y la Unión Europea, para que sintonicen sus
agendas en la clave de resolución del conflicto y en el respeto a los derechos
humanos del pueblo kurdo. Para ello ante la oferta del PKK tiene una buena
ocasión para presionar al gobierno turco y emplazarle a que desista de su
política reopresora y avance hacia una mesa de negociaciones con los
representantes del pueblo kurdo que ponga fin al enfrentamiento armado y que
deje en manos de la población de Kurdistán su destino y su futuro.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)