"Exigimos que los culpables, sean españoles o marroquís,
respondan de sus actos"
El Periodico
Arrojando crisantemos rojos contra el olvido. Así comenzaron ayer el aniversario
de la tragedia de las vallas de Ceuta y Melilla un centenar de representantes de
oenegés africanas y europeas que se concentraron en el Arroyo de las Bombas, en
Fnideq, a solo unos 150 metros --la policía marroquí no les permitió acercarse
más-- del lugar donde cinco personas murieron el 29 de septiembre del 2005,
cuando las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes rechazaron un intento
masivo de entrada en Ceuta.
"¿Quiénes eran? ¿Quién disparó?", rezaba una de las pancartas que llevaban los
manifestantes. "Estamos aquí para que se sepa que no hemos olvidado y que
queremos que se haga justicia. Exigimos que los culpables, sean españoles o
marroquís, respondan de sus actos", afirmó Hicham Rachidi, responsable del Grupo
Antirracista de Defensa de los Extranjeros Migrantes (GADEM), una de las más de
20 organizaciones convocantes del acto. En otras pancartas podía leerse "No las
alambradas de la vergüenza" y "La frontera mata, abajo la sirga de la muerte".
No a la criminalización Mientras cinco jóvenes permanecían tumbados en el
suelo y cubiertos con sudarios, simbolizando las cinco víctimas mortales, y los
participantes les lanzaban flores, los organizadores leyeron un comunicado en el
que se reclamaba "una investigación pública e imparcial" de los hechos de Ceuta
y otra sobre la muerte de seis personas más, el 6 de octubre del 2005, en un
asalto a la valla de Melilla, ciudad en la que también se hizo ayer un acto de
recuerdo y protesta. "Las víctimas siguen siendo anónimas, ninguna investigación
oficial se ha hecho pública, ningún responsable ha sido identificado ni
perseguido por la justicia", denunciaron.
Asimismo, hubo un recuerdo para las "muertes cotidianas" en aguas del Atlántico.
El comunicado exige además el respeto incondicional de los derechos
fundamentales de inmigrantes y refugiados y clama contra las políticas
represivas y, en particular, contra "la criminalización de los inmigrantes".
Igualmente, reclama el fin de las presiones de Europa a "estados tampón" como
Marruecos, "subcontratados" para el control de las fronteras europeas.
Al no aceptar los policías marroquíes que ni siquiera una delegación se acercara
a depositar las flores en el lugar de las muertes, los participantes,
representantes de grupos de defensa de los derechos humanos de Marruecos, de
varios países europeos y del África subsahariana optaron por lanzarlas por
encima de la cadena dispuesta por los agentes a modo de barrera junto a una de
las garitas del perímetro. Después se dispersaron sin incidentes, entre cánticos
en árabe y español contra la ley de extranjería y las muertes del Estrecho.
Las flores a los pies de los agentes de las Fuerzas Auxiliares de Marruecos,
fuertemente armados, componían una imagen sobrecogedora, con la muralla metálica
al fondo. "Esta frontera militarizada es una vergüenza. ¿Esto es el diálogo
mediterráneo? Más bien es un paisaje de guerra", clamaba Lucille Daumas, del
secretariado de ATTAC de Marruecos, señalando el despliegue de vigilancia a
ambos lados del perímetro fronterizo.