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Medio Oriente - Asia - Africa

Más allá del SIDA, Lesotho le apuesta a la vida...

Crónicas afro venezolanas

Isrrael Sotillo
Rebelión

De pequeño aprendimos en la escuela primaria que una isla es un porción de tierra rodeada de agua por todas partes. Ese mismo concepto que anda con uno desde la adolescencia sirve ahora para identificar en el mapa político de África al pequeño Reinado de Lesotho, el cual se encuentra ubicado en la región austral africana: "Lesotho es una porción de tierra rodeada por Sudáfrica por todas partes".
Este es el mismo pequeño país que anteriormente se conocía con el nombre de Basutolandia, toda vez que está enclavado en la región histórica donde han vivido desde el siglo XV los llamados basutos, quienes probablemente provienen de la zona central de África; pero es aceptable, también, que hayan emigrado desde la médula del continente negro hacia el sur, para fijarse, finalmente, en lo que se llamó hasta hace algunos años el Estado Libre del Orange.
Lesotho es el redivivo pueblo en el que se inspirara Thomas Mofolo, para escribir en su lengua nativa un libro encantador que es un auténtico himno de heroicidad: "Chaka, una epopeya bantú". Son estos, igualmente, los escenarios de la famosa la guerra de los fusiles que tuvo lugar en los años que van de 1879 a 1881; y vale destacar aquí que los basutos tuvieron un ejercito temible, comandados por el legendario rey Moshoeshoe I, quien resistió con su pueblo a la invasión zulú y europea.
El mencionado novelista se ganó el mérito de ser el primer escritor que consolida el sotho, idioma de la región de Lesotho, como lengua literaria. De allí que sea válido precisar que la forja prosística de Mofolo se concrete solamente a tres novelas escritas en sotho: Moeti oa bochabela (1907); Pitseng (1910) y Chaka (1925). Y sería injusto no destacar, además, que su obra está dotada de una gran fuerza narrativa y un estilo muy particular de considerable autoridad en toda la producción literaria africana posterior.
Lesotho es un Estado bastante joven, hace poco celebró los cuarenta años de su independencia del Reino Unido de Gran Bretaña, cuyo hecho se produjo el 04 de octubre de 1966. Como monarquía parlamentaria constitucional, al mejor estilo de los ingleses, su texto fundamental regula toda su vida política. Pakalitha Mosisili, es actualmente el Primer Ministro y es también el Jefe del Gobierno con amplio poderes ejecutivos.
La figura del rey posee en los lesothenses una arraigada popularidad, pero sólo se concreta a los asuntos protocolares de Estado; en todo caso, él es el símbolo de la unidad nacional. El Rey, de cualquier manera, es altamente respetado por la población, que le considera descendiente de un orgulloso linaje, heredero del legendario rey basotho Moshoeshoe I.
Las agrupaciones políticas más relevantes son el Congreso por la Democracia de Lesotho (LCD), el cual posee en la actualidad la mayoría de los asientos del parlamento, que aquí se denomina Asamblea Nacional o la Cámara Baja; existe, de la misma manera, el Partido Nacional Basotho (BNP); el Congreso del Pueblo de Lesotho ( LPC) y el Partido Nacional Independiente (NIP), que vienen a ser la oposición de este país.
Pero también hay una Cámara Alta o Senado, que se deriva de la práctica política primitiva del país. Sus miembros alcanzan un total de 22 en la actualidad; dicho cargo tiene carácter hereditario y la mitad de ellos son elegidos por el monarca Letsie III bajo las indicaciones que le haga el Primer Ministro Mosisili.
La geografía de Lesotho se asemeja en grandes espacios a los paisajes lunares; así se puede observar desde lo alto del cielo cuando se vuela el trayecto Johannesburgo-Maseru para caer en el Aeropuerto Internacional Moshoeshoe I, que es como se denomina la terminal aérea del país de los que hablan sotho.
Sobrevolar esa descomunal y emparamada cordillera del Maloti, es traer hasta nosotros la figura central del gran Chaka Zulú, el hombre que reorganizó a todo un pueblo en un sólido ejercito profesional, trastornando con su ejecutoria las estructuras tradicionales de la sociedad de su tiempo.
La vegetación de Lesotho es marcadamente infecunda. Casi en su totalidad sus bosques han sido cortados, muy a pesar de que han existido cualquier cantidad de proyectos para repoblar con árboles las zonas, sobre todo con eucaliptos, cuyo crecimiento se da de forma vertiginosa, pero la insuficiencia de tierras fecundas y la alta demanda de madera que es usada como combustible han conspirado contra la labor emprendida; igual como sucede en Sudáfrica donde los pobres utilizan la madera como carbón para contrarrestar el frío que les tuerce el espíritu mismo.
Esos parajes son testigos de los desplazamientos tácticos y estratégicos de Chaka, quien al frente de sus aguerridos zulúes transitó por aquellas montañas que rodean al reino de Lesotho. Porque este es el único país soberano del planeta tierra que se encuentra en su integridad por encima de los mil metros sobre el nivel del mar; y esa ubicación, por su puesto, les ha dado desde tiempos inmemorables una ventaja estratégica para su seguridad y defensa. Fíjense que el punto más bajo anda por los 1,400 metros sobre la cota marina, y más del 80% del país sobrepasa los 1,800 metros de altura.
Recién hubo aquí un debate en el que Tlohang Sekhamane, Secretario de Estado del gobierno de Lesotho, denunció la necesidad de reforzar los derechos de la mujer en este país de un poco más de 2 millones de habitantes, especialmente para la Princesa Senate Seeiso, a la que se deben reconocer, según él, sus derechos como sucesora del Rey de Lesotho, Letsie III.
Una mujer no tiene tradicionalmente derechos sucesorales a la aureola basotha. Es costumbre y tradición de este pueblo coronar solamente a varones como monarcas; pero Sekhamane dice que a fin de promover la igualdad de género, su propuesta persigue reforzar los derechos de la mujer en el pequeño reino montañoso.
Al actual Rey Letsie III no le han nacido hijos varones y tampoco cuenta con más nacimientos reales. De un tiempo para acá se ha generado un debate en Lesotho sobre si la sucesión debería pasar a la Princesa Senate, o en su defecto, a un hijo varón del Príncipe Seeiso Seeiso, hermano del Rey Letsie III.
Legalmente, el Príncipe Seeiso Seeiso ostenta el título de príncipe heredero de Lesotho. Él ha manifestado con anterioridad que no contrapondría obstáculos a las modificaciones planteadas para reformar la Constitución y favorecer así a una heredera femenina al trono. De entrada, ha señalado que respaldaría esta innovación constitucional.
Las mujeres de Lesotho, en su mayoría, son de baja estatura, de cuerpos voluminosos, con las caderas anchas y poseen grandes traseros. Caminan con lentitud y son sobrias en el vestir; asimismo, se atavían con ropas oscuras, llevan sombrero, que aquí es símbolo de elegancia, sobretodo, en las más entradas en edad; la chaqueta negra es usada abundantemente por la población, tanto femenina, como masculina.
Así como en Lilongwe existe entre las mujeres, la fiebre por aprender a manejar, en Maseru causan furor los casinos. La mejor clientela, las féminas de cualquier edad, especialmente las mayores. Las mismísimas abuelas acuden en grupos de cinco y hasta de mayor número; llegan a la sala de juego y se colocan frente a las maquinitas traganíqueles desde tempranas horas de la mañana para clavarle sus ojos ludopáticos hasta altas horas de la noche.
Los lugares para apostarle al azar y para probar la destreza en el juego, son los hoteles; entre otros, el Lesotho Sun, donde nos hospedamos luego de arrivar el día domingo 3 de septiembre a esta ciudad de más de medio millón de residentes, donde destacan tres o cuatro grandes avenidas, pero de poca longitud. Aquí también la circulación vehicular es a la inversa, como lo fue en Venezuela y en América Latina en el pasado, pero que como todos sabemos, los gringos cambiaron debido a la competencia que tenían con los ingleses. Maseru es sede de dos o tres sucursales de las grandes corporaciones de la banca internacional.
Ese domingo de septiembre colocaron un televisor encima de un piano de cola al cual le habían puesto un paño de soporte para evitar maltratarlo; cuyo hecho, seguramente, le hubiese ocasionado un infarto a la pianista venezolana Teresa Carreño. Después, fuimos desplazados, prácticamente de las sillas que ocupábamos en el bar del hotel, allí se fueron agolpando frente a la caja de embobamiento para jugarle al bingo; todos y todas se hicieron de sus cartones de apuesta y comenzaron a salir por un parlante colocado allí, para tan especial jornada, las letanías cabalísticas de las que nos habla Jorge Luis Borges en su célebre relato "La lotería de Babilonia".
Aun se recuerda vivamente entre la población más pobre la terrible crisis alimentaría que afectó a Lesotho en años recientes, al igual que perturbó a otros países del África austral como Malawi, Swazilandia, Zimbabwe y Mozambique. La hambruna de entonces contribuyó al firme deterioro de la salud de una buena parte del pueblo lesothense, pero lamentablemente, muchos fallecieron a consecuencia de inanición, y que como siempre, se pudo campear el temporal de alguna manera por la caridad de varios países amigos.
El potencial económico de Lesotho reposa fundamentalmente en la producción agrícola y en el recurso humano, debido a que miles de ciudadanos basothosenses salen del país a trabajar como braceros en las minas de Sudáfrica, y es justamente, esta diáspora la que le suministra a Lesotho, a través de los envíos, robustas remesas de dinero. También absorbe ingresos, estimados en miles de millones de euros por la venta de agua saludable a Sudáfrica, ya que le cubre en gran medida la demanda de agua potable al coloso del sur africano cuando éste enfrenta ciclos de verdadera carestía.
Es noticia en la prensa de aquí que unos altos funcionarios se compraron diversos vehículos aprovechándose de los mejores precios dados al Estado por la adquisición de una flotilla de automóviles. La denuncia viene de la oposición política al gobierno de turno, lo que llevó a Monyane Moleleque, Ministro de Relaciones Exteriores, un inteligente político formado en la ex Unión Soviética, a salirle al paso a esos señalamientos.
Los adversarios dicen que hay mucho ruido en Lesotho por esa conducta de los hombres del gobierno y Moleleque ha dicho que él adquirió su coche con dinero de su propio peculio y que ruido de verdad hacía el cacharro que antes tenía. El hombre de la geopolítica de Maseru, por cierto, se ganó un premio cuando estudiaba bachillerato, el cual consistió en una biografía de Simón Bolívar, por quien nos manifestó una gran admiración. Igualmente compartió su residencia en Moscú con un venezolano.
De otro lado, el Sida parece representar un difícil problema para este país, si nos atenemos a los informes publicados por instituciones mundiales de salubridad. A la fecha de hoy, casi un tercio de la población es portadora del virus o se le ha desplegado la enfermedad. Datos de organismos internacionales, que por cierto, no se precisan muy bien, estiman que el porcentaje subirá hasta en un 5% más en los años por venir.
El corolario más doloroso de esta manifestación de la pobreza sería la sensacional caída en la expectativa de vida hasta apenas 37 años. Pero que conste que detrás de estas cifras hay mantos de duda en el seno de la población, la cual lo expresa con preocupada voz; la gente con que uno habla en la calle considera que esa es una realidad enmascarada para beneficiar a los mercaderes de la salud, tanto nacionales como extranjeros.
El gobierno nacional ha reconocido la existencia del problema, y también ha tomado medidas para frenar las consecuencias de dicha enfermedad, lo vienen instrumentando desde 1999, pareciera un poco tarde, pero más vale tarde que nunca. En ese año de los tres nueve, organismos gubernamentales finalizaron su plan estratégico contra el Sida, reforzado posteriormente en los lapsos venideros con nuevas propuestas, tanto en el ámbito de la educación, la prevención o el tratamiento. A este inconveniente, debe sumársele la falta de especialistas en este tipo de enfermedad. Se aceptan voluntarios con un corazón solidario, sin codicia.
El año pasado se reunieron en Maseru, los responsables de las políticas nacionales contra el Sida de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC), con la idea de discutir las mejores prácticas a seguir en la lucha contra esta calamidad. Las autoridades nacionales de la región del mundo más golpeada por el SIDA han estado acercándose y poco a poco vienen sistematizando lo aprendido por cada uno.
Los garantes de las políticas nacionales contra el SIDA de los países de África Austral discutieron, entre otras cosas, "la consolidación de la coordinación nacional para el VIH y el Sida. En ese congreso hablaron de la caracterización y pasaron el minutario de las "mejores prácticas" en la región africana.
Aprobaron la creación de redes regionales entre las autoridades y las organizaciones que trabajan para luchar contra la pandemia. En África hay amplios conocimientos sobre políticas contra VIH y SIDA, pero la mayoría de los responsables actúan generalmente a nivel nacional o local. Todo la acordado está en marcha y se esperan resultados satisfactorios.
Las reseñas periodísticas señalan que el reino montañoso de Lesotho tiene uno de los índices más altos de VIH/SIDA del mundo, además de tener que enfrentar una feroz lucha contra la pobreza y frecuentes penurias por la escasez de alimentos. El gobierno de Mosisili así como un buen número de organizaciones han invertido algún dinero en campañas educativas y de conocimiento, pero la conducta sexual de un pueblo no es fácil cambiarla de la noche a la mañana.
¿Cuál es la situación real del Sida en Lesotho, en estos momentos? Esa fue una de las interrogantes que no pude despejar; el tiempo allí se fue volando, como en aquella famosa línea aérea que maliciosamente quebró la clase política venezolana de entonces, y cuyos trabajadores fueron burlados y a la que todavía no le han podido cobrar sus acreencias.
Sea cual fuere la gravedad del problema, este pueblo no se ha paralizado por ese mal que le aqueja y tampoco se ven fracasados. No arrastran el fardo pesado de la frustración, por el contrario, cantan, ríen, tal cual lo hacían los gran desde la salsa Ismael Rivera y Héctor Lavoe cuando cantaban sus ritmos caribeños; la gente de Lesotho tiene en la conversa un ejercicio cotidiano, juegan bingo, van a los templos y llevan una vida con total normalidad.
Fue breve nuestra estadía en Maseru, apenas de unas veintiocho horas, pero antes de dejar a Lesotho, preguntamos por el Festival de Arte y Cultura Morija, el célebre festival de música sotho, que reúne a lo mejor de los cultores, no solamente de la plástica y de la música, sino también de la danza, el teatro, de la cocina, etc.. Nos comunicaron que el mencionado festival está muy vinculado a la historia del pueblo de Morija, donde llegaron los primeros misioneros y que se lleva a cabo a finales del mes de septiembre de cada año.
Son muy queridos aquí el cantante Mantsa, quien hizo un disco compacto titulado "Mampuli", que se traduce como el "El Máximo", el mayimbe, pues; el otro es Sefako y su grupo, quien junto con sus hijos grabó un buen trabajo discográfico, y que entre otras canciones, incluye a "Moroallo oa Metsi" y a "Letsatsi", entre otras, y que ahora forman parte del patrimonio colectivo venezolano.
También pretendimos indagar acerca de la versión que da cuenta acerca de que los basothos cuando advierten que un niño se ha dormido fuera del horario acostumbrado, deben averiguar si hay alguno de los parientes durmiendo. Y que si es así, se le despierta inmediatamente, ya que es por su culpa que el niño se ha dormido. Pero no pude encontrar la respuesta, y quedé para mis adentros en regresar en otro momento de mi vida para obtener la información, y , además, aprovechar extasiarme viendo las montañas cubiertas de nieve, como sucede en el invierno, según nos contaron. Algún día Lesotho, algún día. 

Fuente: lafogata.org