Medio Oriente - Asia - Africa
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El cañón suelto en Medio Oriente
Immanuel Wallerstein
La atención de todos está en el sitio incorrecto. La mayor parte de
analistas, periodistas y líderes políticos se preocupan de que algún gobierno
haga en Medio Oriente algo tan desestabilizador que dispare una devastación
regional generalizada. Los sospechosos comunes -según las convicciones políticas
de cada quien- son Irak, Irán, Israel y Estados Unidos. Pero de hecho, por
diferentes razones, es poco probable que alguno de estos países, ahora o en el
futuro próximo, provoque un escenario que pueda conducir a una guerra
generalizada. Irak está muy absorto en su guerra civil y en sus intentos por
poner fin a la presencia estadunidense como para comenzar algo grave. Irán tiene
un régimen bastante estable y su único intento es asegurarse de que Estados
Unidos no le corte las alas. Israel resopla y puja contra Irán pero, después del
fiasco en Líbano, no está en posición de comenzar nada grave. Y el gobierno
estadunidense se lame sus heridas del Medio Oriente y primordialmente busca
minimizar el daño que ya le causaron a sus propios intereses.
El cañón suelto en Medio Oriente es Pakistán. Reflexionen sobre su historia.
Hubo una vez un movimiento político muy secular y muy "moderno" en India
británica que buscó, y logró, que una zona de gran concentración musulmana se
escindiera de India británica y fuera reconocida como un Estado independiente.
Después de la independencia de India y Pakistán, en 1947, de inmediato se fueron
a la guerra, se mataron unos a otros en grandes números y se involucraron en un
intercambio masivo de población. Desde entonces ha existido una tensión continua
entre ambos estados, especialmente desde que en efecto dividieron la extensa
área fronteriza de Cachemira, y ninguno de los dos países reconoce la
legitimidad de la partición.
En más de medio siglo desde entonces, han ocurrido muchos cambios importantes.
Pakistán, que era una monstruosidad geográfica, se partió a su vez en dos. Su
mitad oriental, geográficamente separada, se convirtió en el Estado
independiente de Bangladesh (con el estímulo de India). Pakistán e India se
enfrascaron en más guerras, lo que básicamente no cambió nada. (Y China e India
tuvieron también una guerra fronteriza.) Durante la guerra fría, India se
volvió líder del movimiento no alineado, sosteniendo relaciones bastante
amistosas con la Unión Soviética. El resultado fue que dos países quedaron
bastante descontentos con la política exterior de India: Estados Unidos y China.
Por lo tanto, ambos buscaron mantener relaciones cercanas con Pakistán.
Ni India ni Pakistán firmaron el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares
(el otro que no suscribió el acuerdo fue Israel). Ambos países desarrollaron
armas nucleares. Desde 1948 India ha tenido una complicada y turbulenta historia
política interna. Pero fundamentalmente se ha mantenido políticamente estable,
pese a su supuesto potencial de desintegración. Por una razón, ha sobrevivido a
los múltiples cambios de gobierno sin señales de que el ejército se entrometa.
La historia en Pakistán es muy diferente. Ha sufrido múltiples cambios de
régimen y el ejército ha sido responsable de buen número de ellos. El régimen
actual debe su existencia a un golpe militar. La religión juega un papel muy
diferente en ambos países. En India, el fundamentalismo hindú ha sido muy fuerte
y propenso a la violencia, pero últimamente se expresa a través de un partido
político, el Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés), que en gran
medida juega con reglas parlamentarias, dentro y fuera del poder. Y permanece en
India una población musulmana muy numerosa, cuyos votos importan. En Pakistán,
los fundamentalistas islamitas han proseguido por múltiples senderos a la vez.
Es verdad que crearon partidos que han estado en el poder y fuera de éste. Pero
también conformaron movimientos guerrilleros que (por lo menos al comienzo)
estuvieron muy activos en Cachemira. Yendo más al punto, han infiltrado las
fuerzas armadas, alguna vez puramente seglares, y en especial sus operaciones de
inteligencia. Y han establecido regímenes autónomos de facto en la
llamada frontera del noroeste.
Los gobiernos paquistaníes han tenido que batallar para mantener la cabeza fuera
del agua. Han intentado satisfacer dos diferentes clientelas al mismo tiempo:
los "modernizadores" (es decir, occidentalizantes) por un lado; y los mucho más
"populares" grupos islamitas. No ha sido fácil hacer malabarismos con esta
pelota política. Una de sus técnicas clave fue desarrollar una cercana pero
ambigua relación con Estados Unidos, para intentar conseguir tanto apoyo
financiero y político militar como les fuera posible dándole a Estados Unidos lo
menos posible a cambio.
Uno de los objetivos principales de Osama Bin Laden ha sido derribar los
puntales que sostienen este juego de ambigüedad. Con el ataque del 11 de
septiembre él confiaba en que Estados Unidos presionaría más a Pakistán para
hacerlo un aliado más plenamente comprometido. Y hasta cierto punto Bin Laden
logró esto (debido a la crasa falta de sofisticación geopolítica del régimen de
George W. Bush). Así, se produjo una clara reacción de Pakistán. El intento del
ejército de poner "orden" en las provincias del noroeste (y así capturar a Bin
Laden) fracasó y el ejército tuvo que retirarse. Entre tanto, India logró que
Estados Unidos legitimara sus posteriores desarrollos nucleares, pero Estados
Unidos se niega a hacer lo mismo con Pakistán, no sea que esto desequilibre la
carreta de las manzanas en la mejorada relación Estados Unidos-India. Así que
Pakistán voltea hacia su viejo aliado, China, para llenar el hueco.
No obstante, el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, se asemeja cada vez más
a un fracaso político. Su ejército renovó furtivamente su respaldo a los
talibanes de Afganistán (de quienes Pakistán era el principal patrocinador en
los años 90), lo que irrita más y más a Estados Unidos. Si Musharraf se
tambalea, Pakistán bien puede tener de próximo régimen uno verdaderamente
islamita, que sea bastante hostil a Estados Unidos, esta vez en un país
militarmente poderoso y con armas nucleares. Ahí Osama Bin Laden reside con
impunidad.
Entonces, ¿qué?
* Investigador académico emérito en la Universidad Yale y autor de The
Decline of American Power: The US in a Chaotic World (New Press).
Traducción: Ramón Vera Herrera.