Milicianos de Fatah se rebelan
contra la victoria de Hamas
Guerra civil de cara a Palestina
Las protestas recrudecieron ayer de parte de
milicianos de Al Fatah, la facción que perdió las elecciones, contra su
liderazgo, y también sus choques con los fundamentalistas de Hamas, que las
ganaron. Las perspectivas de una coalición parecen débiles.
Donald Macintyre, desde Gaza
The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción de Virginia Scardamaglia
Las esperanzas de los palestinos de una rápida y ordenada transición a una nueva
administración después de la aplastante victoria electoral de Hamas la semana
pasada quedaron debilitadas ayer cuando activistas y hombres armados de la
derrotada organización Al Fatah protagonizaron nuevamente protestas en
Cisjordania y Gaza. Mientras figuras clave de Fatah se reunían ayer para
negociar con el presidente palestino Mahmud Abbas en Ramalá, anoche no estaba
claro cuándo viajará el jefe de Estado a Gaza para una esperada reunión con
Hamas para negociar los detalles de un gobierno de "unidad nacional". Líderes de
Hamas han sugerido que una nueva administración podría ser una coalición con
Fatah, o una conformada por "tecnócratas" independientes.
Disparando al aire, hombres armados de Fatah colocaron una imagen de Yasser
Arafat en el techo del edificio del Parlamento en Ramalá, mientras policías
armados tomaron rápidamente el Parlamento de Gaza para oponerse a cualquier
intento de Hamas de tomar control de las fuerzas de seguridad. Aunque la mayor
parte de Gaza permanecía en calma, se dijo que un policía fue herido luego de un
tiroteo con militantes de Hamas en las primeras horas de ayer. Abbas se enfrenta
al momento más difícil de su ya complicada presidencia, porque busca reconciliar
a los enfurecidos activistas de Fatah con la asombrosa derrota que sufrieron el
miércoles. Algunos culpan al mismo presidente por fallar en expulsar a los
candidatos de la impopular "vieja guardia" de sus filas y prevenir la
fragmentación de la facción.
Ismail Haniya, el principal candidato de Hamas entre los 76 que ganaron bancas
en el Parlamento de 132 miembros, utilizó un sermón en una mezquita de Gaza el
viernes para insistir –contrariando todas las expectativas aquí– con que Hamas
no lanzaría una purga de las fuerzas de seguridad dominadas por Fatah. Pero un
sargento de la policía partidario de Fatah, que dijo llamarse Abu Hayin, dijo
ayer en el edificio del Parlamento de Gaza: "No sabemos qué va a pasar y tenemos
un poco de miedo. Pero de ninguna manera Hamas tomará control de las fuerzas
policiales. Tendremos que estar bajo órdenes del presidente si Hamas toma los
ministerios".
Los problemas de Abbas se ven complicados por serias oposiciones en el interior
de secciones de Fatah a entrar a la coalición que Hamas dice buscar con su
derrotado rival. Ayer en Damasco el exiliado líder de Hamas, Khaled Meshaal,
dijo que Hamas estaba dispuesta a fusionar su brazo militar con otras facciones
armadas "para formar un ejército como el de cualquier otro país... un ejército
para defender a nuestra población contra agresiones". Repitió que la facción
estaba buscando una "asociación" con todos los partidos. Pero en Tulkarem, una
de las tantas ciudades de Cisjordania donde ayer surgieron protestas, un hombre
armado de Fatah, Ibrahim Khreisheh, dijo a Reuters: "A quienquiera que participe
en un gobierno con Hamas, le dispararemos en la cabeza".
Las recriminaciones poselectorales al interior de Fatah ensombrecieron lo que
aún puede probar ser la amenaza internacional más profunda de una crisis de
recursos en la Autoridad Palestina (AP). La AP da empleo a más de 130.000
trabajadores y es responsable de la salud, la educación y muchos otros servicios
en gran parte de los territorios ocupados. A menos que Hamas reconozca a Israel
y renuncie a la violencia, Estados Unidos, los países europeos e Israel amenazan
con cortar los fondos de la AP si incluye a ministros de Hamas. La facción ha
respetado la tregua con Israel lograda por Abbas hace un año, pero en los cuatro
años previos fue responsable de más de 400 muertes israelíes en ataques
suicidas. Haniya dijo ayer: "Esta ayuda no puede ser una espada sobre las
cabezas de la población palestina y no será un elemento para chantajear a
nuestra gente, chantajear a Hamas y a la resistencia. Eso es rechazado". Raji
Sourani, respetado abogado de Gaza y director del Centro Palestino de Derechos
Humanos, dijo que una decisión de cortar la ayuda y "castigar a una nación"
fomentaría inevitablemente odio en el mundo árabe contra Occidente. Agregó:
"Europa y Estados Unidos serían extremadamente estúpidos si cortan la ayuda.
Toda su retórica podría tener el resultado contrario. ¿Cómo se atreven a decir
que quieren democracia en Medio Oriente, y luego, cuando encuentran un ejemplo
de democracia real en el mundo árabe lo recompensan con una cachetada en la
cara?". Mahmoud Zahar, el líder de Hamas en Gaza, ha dicho que el grupo nunca
reconocerá a Israel. Pero Ziad Abu Amr, un académico independiente y político
electo para el Consejo con el apoyo de Hamas, y posible ministro del Exterior en
el nuevo gobierno, sugirió el viernes que Hamas puede prolongar y reforzar un
alto al fuego con Israel como un primer paso. El reconocimiento podría esperar
hasta un acuerdo en el establecimiento de un Estado palestino.
La turbulencia poselectoral llegó entre crecientes evidencias de que el mismo
Hamas no esperaba una victoria de esta magnitud. Si fue así, su sorpresa fue
ampliamente compartida por dos ex partidarios de Fatah que votaron por Hamas el
miércoles, pensando que el resultado iba a ser un empate, o Hamas como una
oposición fuerte y muy necesitada. "Cuando vi los sondeos de boca de urna el
miércoles por la noche, que decían que Fatah estaba apenas aventajando a Hamas,
pensé que eso era bueno", dijo el director de escuela retirado Ibrahim Ahmed, de
70 años. Pero a la hora del café en el living de la familia en Gaza, Ahmed y su
hijo Mahdi, de 43 años, maestro en la escuela primaria de la ONU, insistieron en
que de ninguna forma se arrepentían de su decisión. Querían ver que la comunidad
internacional permitiera que un nuevo gobierno apoyado por Hamas tuviera éxito.
"Si no cumplen, entonces no lograrán la reelección", agregó Ibrahim. Ambos
apoyaron los acuerdos de Oslo, y querían ver una reanudación de las
negociaciones. Pero luego del asesinato de Yitzhak Rabin en 1995 y del colapso
del proceso de paz durante la presidencia del Consejo de Benjamin Netanyahu,
dijo Mahdi, "comenzamos a ver el fin de Fatah, y había además un mal olor... a
corrupción".
Hamas, tanto por su parte en la "resistencia" y su distribución equitativa de
los fondos benéficos, "comenzó a acercarse a la gente mientras Fatah se alejó
más y más de ellos". Mahdi estaba en contra de la matanza de civiles, pero
mencionó la conocida defensa de los ataques suicidas: que Israel también mataba
a civiles palestinos, y Hamas no tenía el poder de fuego suficiente para igualar
el poderío militar israelí. La tregua sería mantenida, creía, agregando que le
gustaría ver a los "buenos muchachos de Fatah" como Marwan Barghouti, el
encarcelado candidato número uno de Fatah, y su aliado, Kadoura Fares, unirse al
gobierno. "Ahora espero que un nuevo gobierno pueda negociar con Israel desde
una posición de fuerza", dijo.
Al contrario, Izzeldein Al Hadad, de 50 años, un empresario partidario de Fatah,
dijo que la victoria de Hamas era un "tsunami". No veía razón para que Fatah se
una a Hamas en una coalición: "Cuando estábamos intentando negociar con Israel
ellos estaban lanzando cohetes. Ahora esperaremos a ver cómo les va". Lo que
refiere a la potencial rebelión que puede llegar a enfrentar Abbas en Fatah.
Diana Buttu, ex asesora legal de la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP) y de Abbas, argumentó que la misma cantidad de votantes que se opuso a un
Fatah fragmentado se había volcado a favor de Hamas. Muchos críticos internos
sentían que el presidente no había explotado lo suficiente el mandato personal
que se le había dado en su propia elección en esta misma época el año pasado,
dijo. Un funcionario palestino agregó: "Si Abbas hiciera lo mismo que Sharon y
pasara por alto al comité central formando un nuevo partido, mucha gente dejaría
Fatah con él. Es poco probable que pase, pero es un recurso a los problemas de
Fatah que puede incluso ser discutido".