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El asalto a iraq
Scoop, Independent News
Douglas Valentine
Las fuerzas militares estadounidenses han abierto la veda de la bestialidad
absoluta por todo Iraq y, guiados por los agentes del MOSSAD (los terroristas
más eficaces del mundo), los agentes de la CIA han secuestrado, detenido,
torturado y asesinado a cada iraquí relacionado [según sus consideraciones] con
"la resistencia". Gracias al aplastante apoyo del pueblo estadounidense, que
prefiere mantener sus deportivos a defender la paz, han podido actuar con toda
impunidad.
La ilegal conquista y ocupación de Iraq, y el próximo ataque sobre las
instalaciones nucleares de Irán, nos hace recordar una situación similar que se
produjo hace 24 años, cuando se pensaba que Sadam e Iraq suponían una amenaza
inminente para la paz mundial.
Corría el año 1981 y Saddam estaba construyendo un reactor nuclear fuera de
Bagdad, en una ciudad llamada Osirak. El reactor era un modelo que podía
parcialmente transformarse y elaborar armas nucleares. Pocas naciones deseaban
ver a Sadam lanzando boleas de bombas nucleares hacia Israel, por eso nadie
parpadeó cuando los israelíes bombardearon el reactor. Sin embargo, lo que muy
poca gente sabe es que fue la CIA quien organizó el ataque al reactor nuclear de
Osirak.
A causa de las perfidias de la historia, Iraq (igual que Osama Bin Ladin) era en
aquella época nuestro aliado, y su capacidad nuclear no facilitaba pretextos
suficientemente claros para que EEUU, en solitario, empezara a arrojarle bombas.
Por eso, en aquel momento, se representó el ataque preventivo como algo lanzado
por Israel en función de su propia seguridad y en desafío a los intereses de
EEUU. Pero eso no es verdad. El ataque al reactor nuclear de Osirak fue un caso
de subcontrata de libro, a fin de que un apoderado agradecido hiciera un trabajo
sucio para evitar repercusiones negativas evidentes.
Un agente de la CIA llamado Larry Paulson me contó los detalles de la operación.
La pongo ahora a disposición de Vds. ahora porque Su Alta Señoría el Verdugo ha
adornado muy bien sus razones para invadir Iraq y hacérselas tragar a la gente,
a diferencia de las que se presentaron hace 22 años. Pero ahora hay mucho más en
juego: Como Bush se encuentra en la antesala del dominio mundial, con tan sólo
sus amorales obligaciones –remordimientos morales, quiero decir- conteniéndole
de soltar bombas nucleares por todo el mundo, esta lección de cómo actúa la CIA
es más importante que nunca antes. Es un anticipo de todo lo que puede
sobrevenir.
La historia de Larry Paulson empezó en 1966, en Vietnam del Sur, donde un marine
entusiasta ganó varias medallas al valor, por lo que fue percibido por la CIA
como un "scout con talento". El oficial por el que la CIA se interesó tuvo que
pasar un examen a fondo, que reveló que Paulson era hijo de un matrimonio roto.
Paulson era lo que puede llamarse un huérfano emocional. En el instituto, sus
actividades favoritas tenían que ver con la iglesia local luterana y con la
participación en el equipo de debates del Club Rotatorio. Su sueño era
convertirse en un "cruzado" y seguir los pasos de su héroe, John Wayne.
Paulson se describe a sí mismo, de forma impasible, como alguien que lucha por
"la libertad, el American way of life y la libre empresa". Al haberse tenido que
enfrentar con el Vietcong en combate a muerte, era también un rabioso anti-comunista.
Y eso le hacía aún más atractivo para la CIA.
A Paulson le sucedieron cosas extrañas en Vietnam. Fue seleccionado y sometido a
entrenamientos especiales en buceo, esquí acuático, demoliciones y artes
marciales. Nadie le explicó para qué le estaban preparando y, como era un buen
soldado, tampoco preguntó nada. No fue sino hasta ser herido y enviado a Okinawa
para recuperarse cuando sus preguntas fueron contestadas. Fue allí, en Okinawa,
donde fue captado por la CIA.
A partir de ahí pudimos aprender cómo trabaja la CIA. Basándose en el perfil
psicológico de Paulson, la CIA decidió convertirle en un agente "infiltrado". El
equipo de Encubrimientos Central de la CIA, que maneja una red mundial de
agentes infiltrados y compañías independientes de marcas registradas, preparó
una elaborada historia como tapadera. Al estar fuera de la burocracia normal de
la CIA, el equipo de Encubrimiento Central ha sido muy utilizado por todos los
presidentes de EEUU, desde Truman hasta el esquivo Congreso, por eso el
presidente puede hacer un tipo de cosas que la gente desaprueba normalmente –
tales como hacer negocios secretos con los enemigos de EEUU. El equipo de
Encubrimiento Central conforma las cloacas de la CIA.
Sólo unos cuantos oficiales del equipo de Encubrimiento Central, y su oficial de
caso, conocían la historia tapadera de Paulson. La historia era la siguiente: Su
padre había sido un soldado australiano que, durante una estancia en Filipinas
durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo un romance con una mujer cuyo nombre de
soltera era Velesco. Ella era medio española, media filipina y pertenecía a la
clase alta. Se fabricaron los documentos necesarios para probar que su madre
había sido una abogada que trabajaba en Samboaga. Pero ella y el australiano
nunca habían estado legalmente casados, por eso Larry Paulson –ahora Larry
Velesco- se convirtió automáticamente en ciudadano filipino.
Abandonada por el soldado australiano, la madre de Larry sucumbió a los
remordimientos y a la depresión, y cual si fuera una belleza surista de un drama
de Tennessee Williams, nunca pudo recuperarse. Su hijo fue entregado en
adopción, y a la edad de tres años, Larry Velesco, el fantasma, fue llevado a
EEUU, donde tuvo la buena suerte de ser adoptado por una amorosa familia. Sus
acomodados padres le reconocieron como hijo único y nunca mencionaron que no era
su hijo natural. Así llegó a la juventud. Era popular y amable, con una aptitud
especial para la mecánica. Los documentos que fabricó la CIA mostraban que había
recibido una beca del Instituto de la General Motors para hacerse ingeniero
automotriz, y que asistió al Sloan School of Management en el Instituto de
Tecnología de Massachussets.
No olviden que ésta es una historia tapadera. Según dicha historia, se alistó en
los marines y, debido a su aptitud mecánica, fue seleccionado en un
entrenamiento básico para un curso como piloto de helicópteros. Durante el
examen normal de seguridad, los militares descubrieron que era un ciudadano
filipino, ¡no un estadounidense! Eso supuso un "shock" para él, pero también fue
un pretexto para visitar Filipinas y "descubrir sus orígenes", lo que hizo
inmediatamente tras abandonar el cuerpo de marines.
Según se relataba en el guión del equipo de la Central de Encubrimiento, y como
sucedió realmente, Larry aprendió la lengua filipina y decidió instalarse en la
tierra donde nació. En 1968 consiguió trabajo como gerente y traductor en una
compañía japonesa minera. Trabajó bien y fue consiguiendo ascensos. Cuando la
compañía quebró, la Shell Oil (que había suministrado gasolina y otros servicios
relacionados a la compañía minera) le ofreció una franquicia de una estación de
servicio en la isla de Leyte. En 1970, unos estudiantes enfurecidos por las
subidas de los precios de la gasolina le quemaron de arriba abajo la estación de
servicio. Pero Velesco tenía destacadas credenciales y siempre había otro
empresario esperando para contratarle.
En los siguientes diez años, Velesco desarrolló puestos de administración con BF
Goodrich; un contratista de suministros y constructor de la Base de las Fuerzas
Aéreas de Clark; General Motors; tarjeta VISA y Westinghouse, que, casualmente,
construyó el primer reactor nuclear en Filipinas.
Como ocurre realmente en la mayoría de las multinacionales estadounidenses, los
empleadores de Velesco proporcionaban a sabiendas tapaderas a los agentes de la
CIA como una forma para mantener su influencia e intereses en el exterior y en
Washington.
En 1980, Velesco se había establecido como honrado ciudadano filipino. Su
cobertura era impecable y su momento llegó. Un día de diciembre de 1980,
mientras estaba empleado como ejecutivo con Reason Marketing, su oficial de caso
le contactó de la forma habitual. Se le envió un sobre a su buzón en la Oficina
de Correos de Manila; dentro, en un trozo de papel, había una fecha, una hora y
un número de teléfono. Velesco llamó al número desde una cabina. Al otro extremo
del hilo telefónico una voz dijo, "Hola". Larry pidió hablar con "Mama san"
acerca de su fecha. "¿Qué fecha?", contestó la mujer. "Nelly", respondió Velesco.
Cuando la voz dijo, "Nelly es una chica irlandesa", supo que estaba a punto de
recibir instrucciones. Para estar seguro, utilizó un código de confirmación:
preguntó por el número que había marcado y la mujer le respondió repitiendo su
número de identificación militar.
Las instrucciones para Larry fueron encontrar a "Sammi", un abogado palestino y
hombre de negocios, en el lujoso hotel Manila. Sammi tenía también una historia
interesante que contar. Como muchos otros individuos de su oprimida
nacionalidad, Sammi era un refugiado de la diáspora palestina. Había vivido en
EEUU desde 1948. Tenía dos hermanos, uno en Arabia Saudí, el otro en Jordania.
En 1980, ambos hermanos era miembros activos de la Organización para la
Liberación de Palestina (OLP). El hermano que estaba en Jordania era también
miembro del Congreso Palestino.
Sammi, desde luego, era de la CIA. La CIA había pagado su educación en el
instituto y, asimismo, le había facilitado un empleo "fantasma" en una de sus
compañías de patentes. Cuando se licenció en derecho, se le dieron a Sammi los
fondos que necesitaba para establecer su propia compañía. A través de su red de
interlocutores en compañías de patentes domésticas y extranjeras, la CIA le
aseguró una serie de clientes poderosos y éxito financiero. Durante ese proceso,
la Agencia se ganó también su lealtad imperecedera (en el sentido que la Mafia
da a esa palabra).
Financiado por la CIA, Sammi fue colocado como socio y consejero en los negocios
de la Familia Real kuwaití. En pocos años se convirtió en un confidente seguro.
Todo el tiempo estuvo canalizando secretamente información a la CIA desde sus
contactos en Kuwait y desde sus hermanos en Arabia Saudí y Jordania. La
información era de inestimable valor y Sammi fue bien recompensado. Pero empezó
a atormentarle un sentimiento de conciencia culpable –y recuerden esto bien,
queridos lectores- que el remordimiento era el elemento que la CIA utilizó para
ponerse en su contra y echarle.
"Se había puesto en contra de sus hermanos y había vendido su alma a la CIA",
explica Larry. "Y no importaba lo buen abogado que fuese, ni que no hubiera
contrato que no pudiera deshacer".
Eventualmente, la CIA decidió que Sammi ampliara sus propiedades. Se hicieron
amaños para que una de sus compañías recibiera la franquicia exclusiva de los
camiones que General Motors manufacturaba en Corea del Sur y la vendiera en
Oriente Próximo. Sammi construyó gradualmente un imperio de transportes en
Oriente Próximo y ese imperio fue lo que sirvió como plataforma de lanzamiento
para el ataque israelí sobre el reactor nuclear de Osirak en Iraq.
Confluencia
Iraq, como consecuencia de su invasión de Irán en 1981, se convirtió en una
nación cercada. Irán había cerrado el puerto de Basora (que ahora poseen EEUU,
Gran Bretaña e Israel), que hasta entonces había atendido todas las necesidades
de Iraq. Como alternativa, los gobiernos de Jordania e Iraq formaron una
compañía mixta de transporte, la Compañía de Transporte Terrestre Jordano-Iraquí
(CTTJI), para transportar productos desde el puerto jordano de Aqaba hasta
Bagdad. Sammi fue contratado por la CTTJI como asesor gerente y consejero legal.
Entonces viajó a Filipinas para seleccionar al consultor gerente adecuado.
De la misma forma que George Bush perdió votos pero ganó las elecciones, y al
igual que los ataques terroristas del 11-S, los movimientos de Sammi estaban
predestinados: y mientras Sammi se hallaba en el Hotel Manila, tropezó en su
camino con Larry Velasco, nuestro agente infiltrado de la CIA.
Según recuerda Velesco, "Sammi se las arregló para que la compañía filipina que
proporcionaba mano de obra y administración para el proyecto me empleara como
consultor gerente. Steyr Daimler Puch y Mercedes se encargaban de proporcionar
camiones; Freuhal de Francia los remolques; y nuestra compañía filipina
facilitaba la mano de obra y la administración".
Los planes se completaron en el encuentro en el Hotel Manila y Velesco fue
preparado para su misión. Expertos en transporte de la CIA volaron desde los
cuarteles en Langley y se le unieron en un campo de entrenamiento especial;
según Larry lo describe, "una preciosa propiedad en la playa, al norte de Luzon.
Mi entrenador físico elaboró una dieta para ponerme en óptimas condiciones
físicas y mis tutores me convirtieron en un experto en transportes, en Jordania,
en Iraq y en los personajes que iban a estar implicados en la conspiración".
"Cuando llegué a Jordania", dijo Velesco, "fui nombrado por el consorcio gestor
del proyecto. Mi trabajo era sencillo. Tenía que meter en el ordenador todas las
facturas de fletes con la importación de productos. Estaba información se pasaba
a la Embajada de EEUU en Ammán, Jordania. De este modo la CIA pudo seguir
eficazmente el rastro de todos los productos, de guerra y no de guerra, que
entraban en Iraq, así como de los que estaban siendo transportados a Osirak para
construir el reactor nuclear".
El proyecto se desarrollaba con calma y el plan-tapadera de Larry fue
cumpliéndose en todos sus detalles. Fue contactado por el oficial de su caso,
quien le dijo que se encontrara con una Cónsul del Departamento de Estado, la
llamó Jo An Powell, en un "tercer país" cercano. Un funcionario veterano del
Servicio Exterior, el padre de Powell había sido diplomático en Oriente Próximo.
Ella hablaba con fluidez el árabe y, como no era de sorprender, como Larry
cuenta, "también era de la CIA".
"Tuve que ir a Austria para mantener un encuentro especial, cuya razón de ser no
conocí en aquella época. La Cónsul del Departamento de Estado me dio un
pasaporte diplomático el 27 de mayo de 1981, por una validez de seis meses. El
encuentro tuvo lugar en agosto, y de él salieron tres cosas. Primera, mi oficial
de caso me pidió que me quedara en Oriente Próximo. Segunda, como la CTTJI me
obligaba a trabajar muchas horas, decidió que empezaría con una franquicia de
VISA en Jordania para otro hombre de la Agencia, un colega que era dueño del
Banco Petra. Tercera, se me dijo que volviera a Jordania, donde fui contactado
de nuevo por la misma Cónsul del Departamento de Estado. Me dio una serie de
instrucciones que consistía en encontrarme con agentes israelíes y de la CIA en
Petra, que es un enclave en Jordania donde acude mucho turismo israelí. En aquel
encuentro fue cuando conocí los planes de la CIA para bombardear el reactor
nuclear de Osirak. Fue asimismo en aquel encuentro cuando me entregaron una
valija diplomática llena de transmisores electrónicos. Los F-16 israelíes tenían
que despegar de Elat y seguir a nuestro camión de la CTTJI en ruta hacia Bagdad.
Para asegurar su navegación, yo tenía que colocar los transmisores en mis
camiones, por eso sus aviones podrían seguir a los camiones hasta el blanco".
Velesco volvió a su oficina de la CTTJI en Aqaba y cuando llegó el momento
previsto, acopló los transmisores debajo de los camiones que iban a Osirak con
piezas para la construcción del reactor. La misión fue un éxito. Cuando los
camiones regresaron, Velesco quitó los transmisores y los tiró en el Golfo de
Aqaba.
Así de sencillo fue, si es que la palabra sencillo es la adecuada. En cualquier
caso, nadie se enteró de nada.
Post Script
Dos años antes del ataque, los revolucionarios iraníes habían depuesto al Shah
de Irán y habían tomado la Embajada de EEUU en Teherán. El pueblo estadounidense
se vio sometido al humillante calvario de contemplar cómo sus funcionarios del
Servicio Exterior eran atados, con los ojos vendados, golpeados, permaneciendo
en situación de riesgo. El presidente Jimmy Carter intentó rescatar a los
rehenes, pero el asalto del comando de fuerzas especiales fue desastroso: los
helicópteros se estrellaron en el desierto, los soldados murieron y los
republicanos escondieron sus risas. El presidente Carter trató desesperadamente
de negociar un acuerdo, pero la crisis de los rehenes se arrastró durante toda
la campaña de 1980, costándole las elecciones. Los rehenes fueron liberados una
vez que el exaltado Ronald Reagan juró su cargo.
Algunas gentes piensan que había tenido lugar una "Sorpresa de Octubre"; "que el
director de la campaña de Reagan, William J. Casey, y el candidato para la
vicepresidencia de Reagan George H.W.Bush, habían hecho un trato con el Ayatola
Jomeini y su régimen fundamentalista y, a cambio de mantener los rehenes durante
las elecciones y dejar a Carter en ridículo, el próximo (e ilegítimo) régimen de
Reagan prometió apoyar a Irán en su guerra contra Iraq.
Al igual que ahora, había una situación complicada: la CIA y los espías
israelíes estaban operando por toda la región, trabajando con los kurdos y
reclutando musulmanes fundamentalistas como Osama bin Ladin para luchar contra
los rusos en Afganistán, mientras Reagan lanzaba bombas sobre los niños de
Khadafi en Libia y Ariel Sharon estaba tramando la sangrienta invasión del
Líbano. EEUU e Israel estaban haciendo todo lo posible para picar a Irán contra
Iraq, con la esperanza de que se destruyeran el uno al otro, desestabilizaran la
región y asegurar así la situación de Israel.
Veinticuatro años después, Iraq continúa estando en el centro de la política
exterior de EEUU. Y aunque apropiarse de los campos petrolíferos de Iraq y
proteger a Israel parecen ser los objetivos principales de la ocupación, estas
cuestiones no se discuten en los medios por motivos patrióticos, mientras se
trata de exterminar a la resistencia. Muchos estadounidenses todavía se creen
que la invasión de Iraq fue diseñada para eliminar las no existentes armas de
destrucción masiva de Sadam Husein. O que Husein (más que la CIA o el MOSSAD)
fue responsable de los ataques terroristas del 11-S que lograron que el
impresentable presidente se salvara de los grilletes por haber robado las
elecciones presidenciales del 2000. Bajo la excusa de proseguir la "guerra
contra el terror", una serie de falsedades le han permitido destruir nuestras
Libertades Civiles, imponer de facto la ley marcial y reorganizar totalmente la
sociedad estadounidense de forma y manera que pueda asegurar el dominio político
de su camarilla en el futuro.
Con un coste tremendo para el contribuyente estadounidense, Su Alta Señoría el
Verdugo ha golpeado a Iraq con tan sólo una fracción de su aplastante poderío
militar. Podría eliminar a cualquier nación con ataques atómicos preventivos. A
muchos estados les repugna esa perspectiva pero, al igual que el pueblo
estadounidense, permanecen silenciosos. Hasta hoy en día, gran parte del pueblo
estadounidense sigue apoyando a Bush. ¿Por qué?
¿Quieren saber lo que sucederá a continuación? Obviamente, Israel y EEUU han
posado sus ojos –a corto plazo- en Irán y Siria y, a largo plazo, los pondrán
sobre cualquier estado musulmán que suponga remotamente una amenaza para Israel,
o se asiente sobre inmensas reservas petrolíferas o sobre otros valiosos
recursos naturales. La cruzada de Larry Paulson continuará siempre.
Cuando el Presidente es Dios, todo está predestinado.
Texto original en inglés: