Medio Oriente - Asia - Africa
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A Hablar con Hamas
Uri Avnery
Rebelión
COMO DOS luchadores muy cansados agarrado uno al otro, incapaces de
separarse, las sociedades israelíes y palestinas están pegadas una a la otra.
Las elecciones palestinas han tenido lugar esta semana a la sombra de las
elecciones israelíes. ¿Quién es Ehud Olmert? ¿Ha cambiado realmente el Partido
Laborista? ¿Se preparará el próximo gobierno israelí realmente para negociar?
¿Qué liderazgo palestino levantará una oportunidad mejor de liberarnos de la
ocupación? Las elecciones israelíes tendrán lugar en exactamente dos meses, a la
sombra de las elecciones palestinas. ¿Qué hacer con la victoria de Hamas? ¿
Debemos estar listos para negociar con un gobierno palestino que incluya - ¡Dios
lo prohíbe! - a ministros de Hamas? Los palestinos saben mucho sobre la
democracia israelita. Pero para los israelíes, la democracia palestina es una
incógnita.
Por supuesto, las elecciones, en si mismas, no demuestran que un sistema es
realmente democrático. Hay elecciones de todo tipo.
Acostumbraba a haber elecciones en la Unión Soviética. Un votante entró en un
colegio electoral, le dieron un sobre sellado y le dijeron que lo depositara en
la urna. ¿"Por qué, no me permiten saber a quien estoy votando?², preguntó.
"¡Por supuesto que no,² replicó el funcionario indignadamente, "¡en la Unión
Soviética, respetamos el secreto de voto!" Lo contrario fue verdad en la
población egipcia que visité hace años en un día de elecciones. El lugar estaba
en un ambiente de festivo carnaval. En el colegio electoral, todo estaba abierto
y franco. ¿Qué había que esconder? Los amables policías ayudaban a que las
señoras mayores pusieran el voto correcto (Mubarak) en la urna. No había ningún
otro candidato.
Pero nadie que visitara Cisjordania en las recientes semanas podría dudar ni por
un momento que aquí esté creciendo una democracia real; la primera democracia
árabe de cosecha propia. Es cierto que hubo algunas señales de anarquía, aquí y
allí grupos armados amenazándose. Pero éstos fueron hechos marginales,
enormemente exagerados por los medios de comunicación. La competencia fue real,
los partidos fueron reales, los políticos compitieron por el poder y la
influencia. Cada superficie plana en pueblos y ciudades fue empapelada con
coloridos carteles. De los altavoces ensordecedores salían eslóganes y
canciones. Y, lo más importante, los votantes se enfrentaron con una elección
real entre alternativas y programas claros; algo que en absoluto es cierto en
las elecciones israelíes.
No es fácil dirigir unas elecciones bajo la ocupación, cuando el ocupante está
luchando públicamente contra uno de los principales partidos, arrestando e
incluso matando candidatos, reteniendo a importantes líderes en prisión,
manteniendo bloqueos de carreteras por todas partes. Y, como era de esperar,
cuando una estúpida máquina militar interfiere en materias políticas, los
resultados son los contrarios a los ideados: las declaraciones y acciones del
gobierno israelí contra Hamas han ayudado principalmente a Hamas.
Hablé con uno de los líderes de Fatah sobre las acciones del gobierno israelí
contra Hamas en la ocupada Jerusalén Este, donde se prohibieron mítines, se
arrestaron candidatos y se echaron carteles abajo. El hombre se rió: "¿Qué
piensan ellos? ¿Que las personas de Hamas necesitan mítines y carteles para
saber por quién votar? ¡Todas estas cosas sólo aumentan su atractivo"! Los
resultados muestran que tenía razón.
¿DE DÓNDE procede este anhelo palestino por la vida democrática? En este asunto,
también, allí existe una amplia brecha entre generaciones; una brecha que es uno
de los fenómenos más obvios en la sociedad palestina.
La generación más vieja, y sobre todo los líderes que volvieron casa con Yasser
Arafat después de los acuerdos de Oslo, nunca ha vivido en una sociedad
democrática. El propio Arafat pasó su vida errante entre dictaduras árabes:
Egipto, Kuwait, Jordania, Túnez. Líbano, también, donde cada persona es
políticamente encarcelada en una o otra de las autoritarias y sectarias
facciones, está ciertamente lejos de ser una democracia real. (Arafat siempre
escuchó atentamente cuando yo hablaba de cambios en la política oficial israelí
mediante cambios en la opinión pública, pero no obtuve la impresión de que él
tuviera mucha fe y que realmente me creyera.) El modelo sobre el que las
personas más viejas estaban pensando era una muy limitada "democracia" al estilo
de Jordania.
La generación media tiene ideas bastante diferentes. Decenas de miles de ellos
han estado en prisiones israelíes durante largo períodos, Allí han aprendido
hebreo, escuchado a la radio y visto la televisión israelí. Han visto cómo
funciona la democracia israelí. Ése es el modelo que les gustaría adoptar. (Mi
amigo, Sirhan Salameh, ahora alcalde de a-Ram que ha pasado un total de 12 años
en prisión me dijo: " Con lo que más disfrutábamos era con las escenas en la
Knesset, donde todos le gritaban al primer ministro.
Comparamos esto a la situación en los parlamentos árabes. Decidimos que queremos
un parlamento así".) Debe decirse claramente: Estas elecciones son un gran logro
para la sociedad palestina, una insignia de honor para un pueblo que sufre bajo
ocupación, cuyo estado independiente todavía es un sueño. Todo el que tenga
sombrero debe quitárselo.
EN ISRAEL esta semana, las elecciones palestinas eran el centro de atención
política. Ehud Olmert, siempre perspicaz para aprovecharse de su posición como
Primer Ministro Interino para presentarse como un líder de la Seguridad, convocó
una reunión del manojo usual de generales y tipos del Sin-Bet que, como siempre,
miraban la situación a través de un punto de mira y expusieron su usual falta de
visión política. Qué hacer siS Cómo comportarse cuandoS Lo que surgió de todo
esto fue que Israel no negociará con un gobierno palestino que incluya a Hamas.
"No pueden pedirnos que negociemos con un grupo que llama a la destrucción de
Israel" etc. etc.
Éso es una tontería en salsa de tomate, como decimos en hebreo. O, en un caso
así, más bien, una tontería en sangre.
Israel debe negociar con cualquier liderazgo palestino elegido por el pueblo
palestino. Como en cada conflicto a lo largo de la historia, uno no elige el
liderazgo del oponente; primero, porque el oponente no lo aceptará, y,
precisamente tan importante, porque un acuerdo hecho con semejante liderazgo no
se sostendría.
Cuánto más amplio sea el liderazgo, mejor. Si un acuerdo se alcanza, es
sumamente importante que se comprometan todas las secciones del pueblo palestino
a él. Y es esencial incluir las facciones más extremas. Si Hamas no hubiera
decidido tomar parte en las elecciones, debía de haberse obligado a que lo
hiciera.
Un grupo que está listo para negociar con Israel, ya reconoce el Estado de
Israel por ello. Y si no está listo para negociar, el problema no surge. Un
asunto de lógica simple. Pero los generales y políticos no son profesores de
lógica, ni al parecer saben mucho sobre negociaciones y acuerdos.
En el lado palestino: el mismo hecho de que Hamas está participando en
elecciones que están basadas en los acuerdos de Oslo demuestra que el sistema
político palestino está entrando en la dirección de la paz. A primera vista, la
victoria de Hamas parece ser mala para la paz. Pero el resultado real puede ser
bastante diferente: puede moderar el movimiento radical y asegurar que cualquier
acuerdo alcanzado será sólido y permanente.
En el lado israelí: el desmembramiento del Likud, la creación de Kadima y el
cambio en la dirección del Partido Laborista muestra que el sistema político
israelí está entrando en la misma dirección general. El movimiento puede ser
grande o pequeño, pero la dirección es clara.
Después de que ambos lados formen sus nuevos gobiernos deben hablar uno con el
otro.