VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

¿Y Arica, presidente García?

Herbert Mujica Rojas

En su recientísima visita a Tacna, el jefe de Estado Alan García, firmó documentos referidos a la posibilidad de un 'megapuerto' en la Ciudad Heroica. Más aún, las noticias dan cuenta que inversionistas chinos estarían dispuestos a arriesgar algo así como U$S 2 mil millones en esa infraestructura. Muy interesante, Pero, hasta donde se sabe y porque así lo dice la historia, el único puerto natural de Tacna ha sido -y es- Arica, donde el Perú tiene derechos en virtud del Tratado del 3 de junio de 1929 y su inseparable Protocolo Complementario de la misma fecha.

Escribe en su opus magna El tratado de 1929. La otra historia, el embajador e historiador Félix C. Calderón:

'c) Alcances del derecho del Perú

Si nos atenemos a las características de un puerto libre o zona franca, lo primero que habría que hacer cuando hablamos del derecho portuario concedido al Perú, compatible con el estatus de la independencia propia del más amplio puerto libre, es definir la zona portuaria sujeta a ese régimen. En el caso del Tratado de 1929, es obvio que dicha zona debe estar referida, sin solución de continuidad, a los establecimientos y zonas a los que se refiere taxativamente el Artículo Quinto, esto es el malecón de atraque para vapores de calado, la agencia aduanera y la estación de ferrocarril a Tacna, dentro de un marco geográfico que debería ser conforme con el plano de remozamiento total del puerto de Arica que el embajador Figueroa, en nombre de su gobierno, presentó al presidente Leguía, el 24 de abril de 1929, durante la decimocuarta reunión.

Como hemos visto, la decisión del Perú de aceptar el concepto del más amplio puerto libre en Arica tuvo como marco de referencia el proyecto del nuevo puerto, propuesto por Chile, en el que un molo proyectado oblícuamente desde la isla del Alacrán debía formar entrada con el molo peruano que, básicamente, estaba llamado a ocupar la posición histórica que siempre tuvo el muelle del ferrocarril (véase figura No. 9). Hasta donde se ha podido determinar, desde febrero de 1929 el gobierno chileno trató de venderle al Perú la idea de la restauración del histórico y antiguo puerto de Arica, destruido por el terremoto de 1868. De acuerdo con ese proyecto, Chile debía construir por su cuenta un muelle peruano que comunicaría con la línea del ferrocarril Tacna-Arica. Por ese entonces más de uno tuvo en mente en ambas capitales el símil que ese proyecto portuario podía tener con el puerto de Colón dividido en dos: Cristóbal, estadounidense, y Colón, panameño. Y, en menor medida, el paralelo que podrían ofrecer los puertos de Panamá (panameño) y Balboa (estadounidense), situados en la misma bahía.

…Vistos ahora con la ecuanimidad que da el tiempo, ambos planos lejos de ser incompatibles constituyen un fiel reflejo del compromiso de las partes respecto a la forma cómo debía interpretarse ese derecho portuario, sobre todo en lo relativo al muelle peruano y a la zona del más absoluto tránsito libre. De allí que no sea tirado de los cabellos examinar la cuestión de los cambios habidos en la geografía portuaria de Arica y la forma como esto puede haber desnaturalizado, en estricto derecho, las obligaciones inequívocas de Chile sobre un aspecto fundamental del Tratado de 1929 (véase figura No. 13)', pp. 297-298-299 ob. cit.

Por lo tanto, muy bien que en Tacna, Ciudad Heroica se busquen o procuren identificar iniciativas respecto de un 'megapuerto'. Pero de lo que no hay duda, reafirmados los derechos que competen al Perú sobre Arica en virtud de un Tratado internacional que NO puede ser desnaturalizado, es oportuno preguntar al mandatario Alan García: ¿y Arica, señor presidente? Caer en las estridencias toledistas que a cualquier supuesta inversión le agregaban ceros para hacerlo más espectacular, es repetir la historia. Y ya se sabe a qué conducen los caminos de la demagogia y el engaño a los pueblos.         

Fuente: lafogata.org