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Petróleo y elecciones en Ecuador
Gustavo Duch Guillot
El pasado 15 de mayo el ministro de Energía de Ecuador declaró la caducidad
del contrato con la empresa petrolera occidental Oxy y la ocupación inmediata de
las instalaciones de los pozos petroleros operados por esta trasnacional
estadounidense, sin ninguna indemnización por parte del Estado ecuatoriano.
Seguramente la decisión tiene que ver con las adoptadas en Bolivia, pero también
responde a las movilizaciones sociales de un sector del país consciente de la
riqueza colectiva que no repercutía en su población. De hecho, la mayor
organización indígena del país, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuador, ha advertido ya al gobierno que es momento de que el país asuma la
responsabilidad histórica de nacionalizar su industria petrolera y dedicar los
recursos a la reactivación de la producción y a programas de equidad social.
La decisión lleva añadida una repercusión muy importante, que también exigían
los movimientos sociales y ha llegado de rebote: Estados Unidos, molesto con la
decisión, ha decidido romper las negociaciones del Tratado de Libre Comercio
(TLC) con Ecuador.
El impacto del TLC sería muy negativo, sobre todo para los campesinos. Un
estudio de la FAO señala que algo más de un millón 660 mil habitantes del campo
dependen de productos amenazados por el TLC y que los más golpeados serían los
productores de maíz suave y duro, papas, arroz, productos avícolas, frijol,
soya, carne, leche en polvo, cítricos, etcétera, productos que se producen en
gran medida en las medianas y pequeñas parcelas. La invasión de productos
agrícolas, altamente subsidiados provenientes de Estados Unidos, significaría la
ruina de los pequeños productores agrícolas.
En México, ustedes -lamentablemente- saben bien de lo que estoy hablando. En
Ecuador las elecciones son en octubre y, además de los partidos clásicos,
incluida la candidatura del hombre más rico de Ecuador, Alvaro Noboa, el rey del
banano (la marca Bonita) -dueño de empresas navieras, un banco y dos
aseguradoras-, es probable que se presente en candidatura propia, un
representante de los robustecidos movimientos indígenas. Indigenismo hoy no es
sólo la defensa de los derechos de estos pueblos por mantener su identidad o su
educación intercultural bilingüe, sino que se están convirtiendo en abanderados
de un combate real al pensamiento único del neoliberalismo.
Gustavo Duch Guillot es director de Veterinarios sin Fronteras