Latinoamérica
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Elecciones en Nicaragua
Porqué nos sumamos al Movimiento por el Rescate del Sandinismo
Mónica Baltodano
Rebelión
Nuestro Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el de Carlos
Fonseca, el que conocimos primero por la pintas misteriosas que aparecían en las
paredes de las casas en los inicios de los años 60; ese Frente Sandinista de los
valores, de la mística, que nos convenció, que nos animó al combate y al desafío
incluso de la muerte; el Frente Sandinista de la esperanza, luce ahora
convertido en un partido político más, bajo el usufructo de un grupo económica y
políticamente dominante en las estructuras del partido y cuyo propósito
fundamental es la disputa de espacios de poder. Esta transmutación no se produjo
de la noche a la mañana. Ha sido un proceso largo y continuo que transcurrió no
sin resistencias. Porque hay una militancia de base conciente que aún se resiste
a la pretensión de anular su rol histórico como fuerza de transformación y como
fuerza comprometida con los excluidos.
LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA: CONCIENCIA CRÍTICA Y LUCHA POPULAR
En la lucha por seguir manteniendo la vocación primigenia de esta fuerza
política, nos hemos involucrado muchos, tratando de agruparnos como pequeños
grupos con distintos nombres, como movimientos, como corrientes orgánicas, como
corrientes de opinión al interior del Frente Sandinista. La formación más
persistente en este empeño ha sido la Izquierda Democrática (ID) -cuyo germen
fue el "Grupo de los 29", surgido en octubre de 1993, tres años después de la
derrota electoral, durante el gobierno de doña Violeta- para reclamar el fin de
la política de "cogobierno". Después, la ID se convirtió en una corriente que
disputó la conducción del FSLN en el Congreso de 1994, donde se discutieron
nuevos estatutos, y se eligió una nueva conducción partidaria. Luchamos
convencidos de que había fuerzas interesadas en "moderar" al FSLN para
convertirlo en una fuerza de centro, cuestión que no compartíamos. La Izquierda
Democrática fue entonces también la fuerza principal en la que se apoyó Daniel
Ortega. Hemos de reconocer que ello permitió que su liderazgo -entonces muy
debilitado a lo interno- recuperara fuerzas para afianzarse y establecerse como
lo que ahora es: el mando autocrático de una buena parte del sandinismo.
A partir del congreso del 94, y en un contexto de desmontaje de la revolución y
de la imposición de "paquetes" neoliberales, la Izquierda Democrática insistió
en seguir manteniendo el carácter popular del FSLN, ideológicamente identificado
con las propuestas revolucionarias y apostando a la construcción de una
correlación social de cambio en base al desarrollo de la conciencia crítica del
pueblo y en base a procesos de formación, de resistencia y sobre todo de lucha
popular contra el neoliberalismo galopante y contra la claudicación ideológica,
tan de moda en aquellos años.
Desde la conducción del FSLN también empujamos cambios internos. Estábamos
convencidos que la naturaleza revolucionaria no estaba reñida con la democracia
interna. Aspirábamos a superar la organización de nuestro partido, heredada de
los años de guerra. Nuestras fuerzas empujaron entonces las elecciones de
autoridades internas por medio de procesos democráticos de masiva participación;
propiciamos el desarrollo de alianzas con fuerzas como la Coalición de Mujeres,
que permitía buscar una nueva relación con los movimientos autónomos; impulsamos
la participación de mujeres a través de la "trenza" y los procesos de consulta
de candidaturas, que llevaron a verdaderas elecciones primarias, con más de 400
mil participantes en 1996.
DESCONFIANZAS, MANIOBRAS, ACUSACIONES Y EXCLUSIONES
Esta visión transformadora nos condujo a plantear una nueva candidatura a la
Presidencia de la República. Pocos conocen que en 1995 y desde nuestra
corriente, logramos persuadir al pleno de la Dirección Nacional y a los
principales órganos del FSLN sobre lo inconveniente de repetir una candidatura
de Daniel Ortega. Llegamos incluso a sensibilizarlo temporalmente a él, como
Secretario General, de este punto de vista. Y así, por unanimidad, tomamos la
decisión de que fuese el prestigioso ex-Rector de la UNAN y entonces Presidente
del Poder Electoral, Mariano Fiallos, el candidato presidencial. Sin embargo,
una combinación de maniobras de parte de Daniel y sus más allegados, más ciertas
vacilaciones de Mariano, permitieron que esta voluntad fuese abortada.
Finalmente, concurrimos a las elecciones de 1996 con Daniel Ortega como
candidato. Ganó Alemán.
De la tensión y luchas constantes sostenidas al interior de la Dirección
Nacional resultó la paulatina convicción de Daniel Ortega de que nuestras
fuerzas no le eran incondicionales como era su deseo. En realidad, nosotros
abogábamos por los principios, por los valores, por una visión de Nicaragua y
del Frente Sandinista. Nuestra corriente no tenía como propósito fortalecer una
figura o gravitar alrededor de una persona.
Así llegamos al Congreso de 1998. Ya para entonces era evidente que el
Secretario General Daniel Ortega había dejado de considerar a una buena parte de
la Izquierda Democrática como una fuerza de su confianza. Los giros más
importantes se percibieron internamente a finales de 1997, cuando, con su aval,
una propuesta de reorganización del partido, cuidadosamente trabajada por una
comisión interna, fue totalmente neutralizada por fuerzas conservadoras
internas. Los argumentos más importantes giraron alrededor de que esa propuesta
escondía el propósito de debilitar la fuerza de Daniel.
Otra señal significativa se observó en la excesiva apertura que por iniciativa
de Daniel Ortega se fue dando al desarrollo en el FSLN de una nueva corriente,
denominada Bloque de Empresarios Sandinistas, una de cuyas figuras era Herty
Lewites. Para el Congreso de 1998, Daniel Ortega brindó todo su apoyo a ese
grupo, para incrementar sus correspondientes cuotas de poder interno. Ya había
ocurrido la denuncia y acusación de Zoilamérica, que estremeció al sandinismo, y
se habían producido las maniobras internas -al clásico estilo estalinista- de
señalar a miembros importantes de nuestra corriente como los responsables de lo
que en ese momento llamaron "calumnias y maniobras imperialistas" para debilitar
el liderazgo de Daniel. Al responsabilizarnos injustamente de las mismas
pretendían descalificarnos como corriente.
Todo ello nos llevó a la convicción de no postularnos para cargos internos en la
Dirección Nacional del FSLN. Además, estábamos convencidos de la importancia de
ocupar espacios en la conducción intermedia, más cercanos a las bases.
Respaldados con la Iniciativa Carlos Fonseca en Managua, buscamos espacios en la
conducción departamental. Todos los caminos internos nos fueron cerrados de
manera cuasi-policíaca, hasta relegarnos de todo cargo partidario. Aun así,
perseveramos sin renunciar nunca a nuestra militancia.
PACTO: PREBENDAS, PROPIEDADES, CORRUPCIÓN, POLITIQUERÍA
El congreso del FSLN en 1998 cerró con una alocución de Daniel Ortega, en
donde dejó sentado de manera unilateral e inconsulta, el camino de la
transacción y los pactos, camino que se había iniciado con la negociación de la
Ley de la Propiedad Reformada, Urbana y Rural en agosto de 1997, meses después
de la toma de posesión de Arnoldo Alemán.
Inmediatamente después del Congreso del 98, se allanó el camino para la
transacción con el PLC. Pactaron reformas constitucionales y acuerdos
prebendarios y su ejecución fue pospuesta sólo porque el huracán Mitch dejó
totalmente en entredicho al gobierno de Alemán. A partir de entonces, fueron
evidentes en el seno de la bancada de diputados sandinistas en el Parlamento,
las diferencias entre miembros de nuestra corriente con las políticas y líneas
transaccionales del danielismo. El pacto del FSLN con Alemán se hizo patente
hasta en las intervenciones del Ministerio de Gobernación contra instrumentos de
trabajo social de miembros de nuestra corriente, como fundaciones, ONG y medios
de comunicación.
Lo más grave del pacto -a juicio de la Izquierda Democrática- fue el compromiso
de desmovilizar a las fuerzas populares. Mediante el pacto, se fueron
desmontando todas las luchas y resistencias a las privatizaciones, a las
políticas del Fondo Monetario y del Banco Mundial, a los planes de ajuste
estructural. La economía de mercado y sus desajustes se desplegaron en Nicaragua
sin resistencia. El pacto se expresó también en una gran cantidad de
negociaciones subterráneas de propiedades. lo que permitió afianzar el emergente
grupo económico sandinista, del que formaban parte ex-dirigentes obreros y
campesinos, que se apropiaron de parte de las propiedades negociadas en los
Acuerdos de Concertación I y II firmados durante el gobierno de Violeta Barrios.
El pacto permitió también que -sin ninguna denuncia y oposición oficial del
sandinismo- se desplegara la corrupción más galopante hasta entonces vista,
mediante la cual crecieron los capitales del grupo económico emergente liderado
por Arnoldo Alemán.
La Izquierda Democrática también advirtió de las nefastas consecuencias del
pacto en el plano político-ideológico. Tempranamente denunciamos que el pacto
profundizaba el deslizamiento del FSLN por el camino de la politiquería, del
electorerismo, de una lógica de poder basada en el reparto de puestos públicos y
negocios personales. Advertimos que por esa vía el FSLN se estaba convirtiendo
en un partido a la usanza de las "paralelas históricas", aquellas que denunció
Carlos Fonseca, aquellas que en los años 60 apremiaron precisamente la
construcción de una nueva fuerza representante de los oprimidos, lo que dio
origen al FSLN.
A CONVENIENCIA COYUNTURAL: PACTO CON BOLAÑOS, PACTO CON ALEMÁN
Alrededor del rechazo al pacto entre el FSLN y Arnoldo Alemán, la Izquierda
Democrática logró aglutinar a centenares de sandinistas. Las encuestas de
opinión demostraron que más del 80% del pueblo estaba contra lo pactado, y que
más de la mitad del sandinismo no compartía el camino escogido, pese al
despliegue propagandístico que se hizo de que las reformas constitucionales y
electorales pactadas garantizarían la victoria electoral del FSLN en las
elecciones del 2001.
Posteriormente, la Izquierda Democrática reiteró nuevamente su oposición al
continuismo de Daniel Ortega como candidato presidencial y en las primarias que
el FSLN celebró en el 2000, miles de sandinistas expresaron este mismo
desacuerdo, en unas elecciones en las que, pese al manejo amañado de las mismas,
los resultados oficiales sumados de los pre-candidatos Víctor Hugo Tinoco y
Alejandro Martínez Cuenca llegaron a más del 40%. Se sabe que realmente fueron
superiores al 50%. Los resultados de las elecciones generales del 2001 no dieron
la razón a los "defensores del pacto" y nuevamente la derecha se alzó con la
Presidencia de la República, con la victoria de Enrique Bolaños.
Los hechos recientes son más conocidos. La conducción del Frente Sandinista, ya
para entonces con una dirigencia oficial y otra real -la de la sombra, la de los
intereses de los grupos económicos, junto con la fuerza evidente asignada a
Rosario Murillo, la esposa del Secretario General Daniel Ortega- escogió el
camino de "jugar a dos bandas": pactar con Bolaños o con Alemán, según la
conveniencia coyuntural. Es así que se explica cómo, a pesar de las grandes
presiones de la base y de la población en general, las posiciones oficiales del
FSLN sobre la corrupción fueron tímidas, ambiguas e irrelevantes. No fue sino
hasta que se consiguieron compromisos del gobierno de Bolaños que el danielismo
dio sus votos para la desaforación y juicio de Arnoldo Alemán.
El injerencismo norteamericano, su odio visceral contra todo lo que huela a
sandinismo y la actitud de lacayo del Presidente Bolaños, rompieron el precario
equilibrio del pacto Ortega-Bolaños, y la vuelta con nuevos bríos del pacto
Ortega-Alemán, para entonces ya condenado a 20 años de "prisión", que cumple en
su lujosa hacienda persona. Hasta esa "prisión" residencial llegaron a reunirse
innumerables veces Daniel Ortega y sus allegados y en la borrachera de su
maridaje firmaron "acuerdos estratégicos" -¡con un reo condenado a 20 años por
robo descarado del erario público!- y hasta registraron esa ignominia en una
odiosa fotografía, prueba imborrable de su contubernio.
EN MANOS DE LA FAMILIA ORTEGA-MURILLO, DESMOVILIZADOS, RESIGNADOS Y
CONFORMISTAS
Estos compromisos van mas allá de lo que aflora a luz pública. Bajo la
perversa lógica de "uno tuyo, otro mío", Daniel Ortega y Arnoldo Alemán se
reparten todos los puestos públicos importantes, las sentencias, los fondos
públicos, las leyes, los jueces. Este proceso ha profundizado la convicción de
que las decisiones de las instituciones del Estado en Nicaragua penden de manera
directa de la voluntad de los dos caudillos.
Simultáneamente, muchos de los dirigentes del FSLN han comenzado a militar en
sectas del fundamentalismo religioso, creando una objetiva confusión entre la
militancia política y la religiosa. Ello ha coincidido, no de manera casual, con
el pacto evidente entre la familia Ortega Murillo y el Cardenal Obando, tejida
luego de que se hizo claro que la corrupción también echaba raíces en varias
instituciones ligadas a la jerarquía católica.
Este otro pacto también ha tenido expresiones en las instituciones públicas. Fue
evidente que el PLC demandaba la presidencia del Consejo Supremo Electoral para
uno de sus militantes, y fue el danielismo quien dio la presidencia al
cuestionado Roberto Rivas, protegido de Obando. Este otro pacto también se ha
expresado en la defensa pública que ha hecho el danielismo del Cardenal Obando,
a través de campañas de radio, televisión, mantas, papeletas, con lemas tales
como Obando: príncipe de la reconciliación, el FSLN te apoya. O en las
mantas alusivas a la Virgen María, firmadas todas oficialmente por el FSLN. O en
la mezcolanza con actividades privadas, como el matrimonio religioso
Ortega-Murillo oficiado por Obando y difundido profusamente por la televisión
desde la secretaría de propaganda del Frente Sandinista, como si se tratara de
un acto partidario.
El FSLN oficial está cada vez mas controlado por el círculo familiar
Ortega-Murillo y su grupo económico, el cual, junto a sus íntimos aliados del
poderoso Bloque de Empresarios, no sólo ha despojado al pueblo del FSLN como un
instrumento de cambio, sino que lo ha deslizado por el camino del conformismo y
la resignación -similar al que inducen ciertas corrientes religiosas- por el
opio del electorerismo y de la competencia insana de puestos de poder.
EL FSLN HOY: UN PODER AUTOCRÁTICO RODEADO DE CORTESANOS
La autocracia es el poder en manos de una sola persona. Es el extremo
opuesto de la democracia. Es nociva para el desarrollo de cualquier fuerza
política o social, mucho más si ésta se reivindica como fuerza de
transformación. Desde el Congreso de 1998, la conducción del Frente Sandinista
ha dejado de ser una dirección política fruto del debate, los análisis y las
decisiones conjuntas, y ha involucionado de la conducción colectiva a una
auténtica autocracia.
Así como sucede con la ciudadanía, sucede con la militancia. No es pasiva, sino
que se ejerce en la práctica y acción cotidiana. No debe ser sumisa, porque la
subordinación no es ciega. Tenemos el derecho y el deber de ser críticos,
auto-críticos, pensantes, beligerantes y tomar parte activa en las decisiones de
nuestro partido. El poder autocrático promueve una militancia pasiva. Una
militancia que deposita toda su soberanía en el autócrata. Eso no es militancia,
eso es ser vasallo. El poder autocrático quiere reducir la militancia al
vasallaje. Por eso desde hace muchos años miles de militantes nos hemos venido
rebelando e insubordinando ante este estado de cosas en nuestro partido.
En nuestra Nicaragua, junto a la pobreza crece la desesperanza. Y el sandinista
no sólo ha sido despojado de una fuerza de cambio que le representaba, también
ha sido sumido en la enajenación. Porque el autócrata no educa, no da
herramientas para la construcción de sujetos, capaces de sentirse dueños de su
propio destino. Al autócrata no le interesa el debate, la diversidad de
pensamiento, la información alternativa y la formación política.
Para mantener su poder, el autócrata necesita de un contingente compacto de
cortesanos del poder. No hay autocracia sin corte y sin cortesanos que
garanticen su poder. El autócrata se sostiene en su corte, los cortesanos
dependen del poder del autócrata. Se necesitan mutuamente. El poder autocrático
necesita poner de su lado al poder religioso. Convierte lo espiritual en un
instrumento de dominación, y hasta la magia y a los astros quiere alinearlos en
función del sostenimiento de su poder.
En la corte danielista todo gira alrededor de la cercanía al poder y de las
luchas por puestos dirigentes y cargos públicos. Periódicamente, sus principales
cuadros se trenzan en luchas intestinas para ser incluidos en las listas
prebendarias y sistemáticamente muchos cuadros intermedios en el desempleo se
doblegan por alcanzar algún espacio que les permita recibir migajas salariales
desde las mesas del poder servidas desde el control cortesano de las
instituciones.
No obstante, sabemos que al interior de las estructuras actuales del partido
existen muchos compañeros revolucionarios que hacen denodados esfuerzos por
mantenerse fieles a la herencia de Carlos Fonseca, por la educación política,
por mantener la orientación popular del Frente. Por sanos y meritorios
esfuerzos, inspirados en los colores de nuestra bandera, en una comprensible
preocupación por preservar la unidad del partido y con la esperanza puesta en
que Daniel Ortega algún día rectificará.
RESISTIENDO Y LUCHANDO CONTRA UN CAPITALISMO INHUMANO
Como corriente de opinión, en la Izquierda Democrática hemos mantenido de
manera sostenida la demanda al danielismo para que retorne a los postulados
originarios del FSLN. Desde la militancia histórica en nuestra organización,
hemos demandado rectificación una y otra vez, advirtiendo de la capitulación
de facto contenidas en todas estas actitudes y decisiones.
La Izquierda lo ha hecho utilizando medios políticos, escribiendo a través de
los medios de comunicación, desarrollando actividades con sectores de las bases
sandinistas, participando en todos los espacios de resistencia que se han podido
abrir, con una agenda legítima en la cual se incluye el rechazo total a las
políticas imperialistas y a la guerra contra Irak, la solidaridad militante con
el pueblo, la revolución y la dirigencia de la Revolución Cubana, de manera
especial con Fidel Castro, y nuestro respaldo militante a la lucha del pueblo
palestino y a la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Hemos estado participando en los foros de resistencia a los Tratados de Libre
Comercio, al Plan Puebla Panamá, y nos hemos movilizado particularmente contra
la ratificación del TLC, contra la privatización del agua y, en general, por la
defensa de los derechos populares. También hemos estado solidariamente apoyando
la lucha de los trabajadores afectados por el Nemagón, y las justas demandas de
los consumidores contra las alzas de las tarifas de los servicios públicos.
La Izquierda Democrática ha apoyado desde los distintos espacios que ocupan sus
miembros en la sociedad civil, en los movimientos sociales alternativos, en las
organizaciones de base, los esfuerzos del pueblo para dotarse de algunas
respuestas sociales y hemos desarrollado esfuerzos de capacitación a la
ciudadanía. A la misma vez que el danielismo ha ido des-construyendo al FSLN
como fuerza de cambio, nosotros no hemos dejado de luchar a lo interno y desde
otros espacios de la sociedad por re-construir el sandinismo.
EL UNICO CONFLICTO DEL FSLN CON EL ACTUAL GOBIERNO
A lo largo de todos estos años el neoliberalismo ha logrado desmontar casi
todas las transformaciones sociales logradas por la Revolución y ha instalado un
capitalismo voraz e inhumano: ha privatizado los servicios públicos, abriendo
espacios para el fortalecimiento del control transnacional de nuestra economía,
ha cedido el territorio nacional en concesiones mineras y forestales, ha
impulsado la privatización del agua con toda suerte de fines, incluyendo grandes
represas. Florecen por todos lados los comercios de capitales extranjeros y las
gasolineras, pero para la gran mayoría del pueblo no ha quedado más recurso que
los precarios empleos que ofrecen las maquilas, la emigración hacia Costa Rica y
otras tierras o el desfallecer en la más absoluta pobreza.
La política económica actual ha favorecido únicamente a un grupo oligárquico. El
actual gobierno es absolutamente vendepatria. Todo es para los capitales
extranjeros: las mejores tierras, los más jóvenes y los mejores trabajadores, la
legislación económica, la energía, las comunicaciones, las minas, las mejores
costas, los productos exportables, el agua. Y el FSLN, al optar por el pactismo,
preocupado solamente por repartirse los puestos públicos, ha entrado por ello en
conflicto con el gobierno, pero sin cuestionar a fondo sus políticas -fuera de
la retórica-, porque también ellos participan de esos negocios.
"ES PREFERIBLE PERDER CON DANIEL QUE GANAR CON CUALQUIER OTRO"
A principios del año 2005, un numeroso grupo de sandinistas iniciaron un
proceso político que pretendía la postulación de Herty Lewites como candidato a
la presidencia por el FSLN. Correspondía resolver este diferendo en las
elecciones primarias internas según lo establecen los Estatutos. La respuesta de
la dirigencia oficial fue la expulsión de Víctor Hugo Tinoco y del propio
Lewites de las filas partidarias, sin que mediara ningún procedimiento
estatutario legítimo; la eliminación de las primarias y la nueva postulación
arbitraria e inconsulta de Daniel Ortega como candidato presidencial del FSLN.
Lanzaron toda suerte de descalificaciones para los compañeros postulantes. Entre
las más comunes: agentes del imperialismo, infiltrados de la derecha y enemigos
de los intereses populares.
Nosotros, como Izquierda Democrática, nos pronunciamos de inmediato reclamando
el derecho de la militancia a elecciones primarias, y la apertura de un proceso
político de debate que permitiera una escogencia informada y madura. Estábamos
conscientes de que la figura de Herty Lewites representa posiciones de centro y
que no compartimos con él su discurso sobre diversos temas, pero sí compartíamos
su preocupación por una renovación en el sandinismo, y sobre todo, por una
ruptura de la línea pactista que se venía manteniendo oficialmente.
Rechazamos las descalificaciones porque además eran inconsistentes: Lewites ha
sido a lo largo de los años uno de las personas de más confianza del propio
Daniel Ortega y lo fue hasta que osó desafiarle en su candidatura presidencial.
Este doble discurso, esta doble moral, se ha convertido en el modus operandi
del danielismo.
Denunciamos entonces que la obcecación de Daniel por la candidatura presidencial
sabiendo que existe un voto duro y amplio -repetidamente probado- contra su
postulación, sólo es entendible por la lógica explícitamente declarada de que
"es preferible perder con Daniel que ganar con cualquier otro", que expresa el
pragmatismo y los propósitos del grupo de poder que gira alrededor de su figura.
Para ellos el status quo no se altera aunque ganen o pierdan las
elecciones. Su meta es la defensa de sus intereses. Y visto desde la lógica del
pacto, un PLC arnoldista en el gobierno no les significa riesgos, y un PLC
arnoldista fuera del gobierno sólo significaría más de lo mismo.
NO SE TRATA SÓLO DE GANAR ELECCIONES
Hemos declarado una y otra vez que los cambios que requiere Nicaragua exigen
modificaciones en la correlación social de fuerzas. No sólo ganar elecciones
sino hacerlo basados en un programa atractivo de cambios que cuente con respaldo
popular consciente. Por ello hemos apostado al trabajo popular y a la
construcción de movimientos sociales autónomos y beligerantes, a la organización
propia de la ciudadanía alrededor de sus intereses y al desarrollo de la
conciencia ciudadana.
Nuestra convicción ha sido alimentada por innumerables ejemplos en América
Latina. No basta que un partido declarado de izquierda llegue al poder. Debe
hacerlo con un programa que signifique rupturas reales con el modelo económico
imperante, basado en el Consenso de Washington. No basta la voluntad declarada,
se requiere correlación popular construida a base de creación de conciencia
crítica, organización popular y movimiento social autónomo, capaz de presionar
al mismo gobierno de izquierda por cambios sociales.
Por eso, propugnamos por esfuerzos de organización y articulación del sandinismo
que vayan más allá de expectativas electorales, y venzan la tendencia de hacer
girar los movimientos alrededor de personas, sean éstas caudillitos o
caudillotes. Por eso hemos trabajado todos estos años, independientemente de los
procesos electorales.
NO PODEMOS PERMANECER AL MARGEN, O ES ACEPTABLE LO OCURRIDO
No podemos, sin embargo, permanecer al margen de los procesos políticos
reales que ocurren actualmente en el país. Si hacemos un análisis frío del
estado de opinión que percibimos a través de las encuestas, a través de la
participación directa de la población en los medios de comunicación, y a través
de nuestros contactos directos con el sandinismo de base, miles de compañeros
consideran que no podemos concurrir a unas elecciones presidenciales con una
camisa de fuerza puesta sobre el sandinismo, basada en la lógica de que no
importa qué hagan los dirigentes, qué intereses favorezcan, cuán cuestionables
sean sus conductas, porque supuestamente, y eternamente, el sandinista al final
"cierra filas" y vota por los candidatos que la cúpula danielista haya impuesto
violentando cualquier procedimiento democrático.
Para nosotros esto ya no es aceptable. En las elecciones nacionales del 5 de
noviembre el sandinismo amplio debe tener la posibilidad de otras opciones. Es
un derecho democrático elemental. El continuismo de Daniel Ortega es una forma
de autoritarismo que limita los derechos políticos más elementales, en
particular de los sandinistas, y es contradictorio con los anhelos de libertad y
democracia por los que hemos luchado toda una vida y por los que entregaron su
vida tantos compañeros y compañeras.
HERTY LEWITES ES UNA OPCIÓN SANDINISTA
Herty Lewites es una figura sandinista y el respaldo y simpatía que está
recibiendo del pueblo, mas allá del sandinismo, debe analizarse como una
oportunidad para el sandinismo en su conjunto. Si la cúpula danielista pensara
realmente en los intereses del pueblo y en la importancia de ganar el gobierno
para modificar el modelo imperante, debería haber aprovechado la figura de
Lewites como candidato y haber apostado desde el FSLN a la construcción de una
beligerante correlación social, popular y orgánica, que permita sacar el máximo
de ventajas sociales, para la gente y desde un gobierno sandinista.
No es posible que, basados en procesos de exclusión, en procesos amañados de
utilización de los espacios en el Poder Electoral, se impidan otras opciones
ligadas al sandinismo. Creemos que, en esta ocasión, el abanico electoral debe
abrirse para dar a los electores la oportunidad de elegir realmente entre
distintas opciones, sin la polarización que ha favorecido el actual estado de
cosas y para superar los efectos del pacto que estamos sufriendo los
nicaragüenses.
PRETENDEN SUMIRNOS EN LA POLARIZACIÓN
La polarización en la que pretenden sumirnos las dos cúpulas partidarias es
solo útil para mantenernos sometidos. Fingen contradicciones a muerte, casi
todas de palabra, llevan a las bases a la disyuntiva de "cerrar filas" para ser
consecuentes con sus banderas históricas, pero en la realidad, ellos comen en el
mismo plato, en el Parlamento, en la Corte Suprema de Justicia, en el Consejo
Supremo Electoral, en la Contraloría, en la Procuraduría de Derechos Humanos y
en sus propias sociedades mercantiles. Todo se lo reparten, mientras las bases
deben creer el cuento de que son distintos.
Para nosotros, es un legítimo derecho de los militantes del Frente Sandinista
apoyar a otros candidatos sandinistas, aún cuando no vayan ahora en la casilla
oficial, secuestrada por una minoría que controla el aparato del partido. La
democracia interna ha sido castrada y restringida hasta límites inaceptables
para una gran mayoría, excluida de la participación y de la toma de decisiones.
MÁS ALLÁ DE LO ELECTORAL Y POR UNA NICARAGUA MÁS JUSTA
Desde nuestra militancia en el Frente Sandinista, hemos decidido respaldar
los esfuerzos que el Movimiento por el Rescate del Sandinismo ha venido
realizando desde el año 2005 por construir una opción que aglutine a todos los
sandinistas que no estamos de acuerdo con las políticas oficiales que impulsa la
cúpula danielista y que han llevado a Nicaragua a un callejón sin salida.
De manera particular, hemos decidido respaldar el esfuerzo por cohesionar a
todos los sandinistas que no estamos de acuerdo en la eterna candidatura
presidencial de Daniel Ortega, que nos llevaría sin duda a una nueva derrota
electoral del sandinismo.
Al expresar su respaldo a este movimiento, la Izquierda del FLSN está consciente
de que el énfasis que se ha puesto hasta ahora es al impulso de una alternativa
electoral sandinista. Esto no significa que nuestra adhesión sea incondicional y
a todos los planteamientos y postulados que han enarbolado Herty Lewites y demás
compañeros fundadores del Movimiento.
Como izquierda, reivindicamos el derecho a aglutinar alrededor de puntos
comunes, sobre la base del respeto a las diferencias que obviamente tenemos.
Consideramos que no es posible la unanimidad absoluta del sandinismo amplio,
pero que es urgente construir consensos sobre la base de la tolerancia, tomando
en consideración que para Nicaragua, es prioritario hoy el actuar para romper la
lógica del pacto, que sólo ha profundizado la falta de verdaderas alternativas a
los graves problemas que vive la nación nicaragüense.
UNA OPORTUNIDAD DE TEJER ENCUENTROS
Consideramos legítimo -como militantes sandinistas- llamar no sólo a la
conformación de un consenso de carácter electoral. Mejor aún es ver este
movimiento como una oportunidad de tejer encuentros que posibiliten juntarnos de
manera más permanente alrededor de una propuesta integral para la nación,
construida desde un sandinismo que aún mantiene viva la convicción de la
necesidad de construir una Nicaragua más justa, más equitativa, más humana, más
democrática, más honesta.
Es necesario aglutinar a quienes no han renunciado al sueño de un mundo más
solidario, de un sandinismo fiel a los valores y postulados de nuestros héroes y
mártires, de un sandinismo fiel a la ética del bien común, de un sandinismo que
no busque prebendas ni puestos y cuya función sea la de hacer valer genuinamente
los intereses de los excluidos, misión que requiere de mística, de renuncia, de
abnegación y trabajo cotidiano con el pueblo, no con afanes caudillescos, sino
con el propósito de desarrollar el único sujeto capaz de las más grandes tareas.
Ese sujeto es el propio pueblo adueñado de su destino, consciente de las causas
de su precaria situación, y dotado por tanto de las herramientas para su propia
emancipación.
Al incorporarnos desde nuestra militancia orgánica en el FSLN, y desde nuestra
corriente de Izquierda al Movimiento por el Rescate del Sandinismo, lo hacemos
con la seguridad que los esfuerzos de unidad del sandinismo amplio que hasta
ahora se ha mantenido disperso, permitirán después del proceso electoral el
despliegue de nuevos esfuerzos desde el gobierno que se conquiste, o desde la
oposición, en función de los genuinos intereses populares.
REFUNDAR EL SANDINISMO CON LAS BANDERAS DE AYER Y LAS DE HOY
La única posibilidad de refundar el sandinismo como fuerza transformadora de
izquierda es la construcción de un proyecto histórico de emancipación, y el fin
del monopolio danielista que ha pretendido adueñarse de la historia de lucha del
pueblo, de sus símbolos, de sus efemérides y hasta de sus muertos. Al
integrarnos al Movimiento por el Rescate del Sandinismo lo hacemos desde
nuestras banderas, aquellas que siempre hemos defendido y han inspirado cada
rebelión contra el status quo:
- La lucha por la paz y por la vida y por la construcción de un mundo justo,
humano, pacífico, en donde los conflictos se decidan por las negociaciones y
atendiendo de forma equitativa a todas las partes.
- La creación de una nueva economía que ponga fin a la exclusión de las grandes
mayorías a sus derechos de acceder al progreso, al bienestar, a la educación y a
una vida mas humana.
- La igualdad para los ciudadanos y las naciones y la lucha contra la
discriminación, la marginalidad y el atraso.
- La libertad, la independencia nacional, y la soberanía y la lucha contra la
opresión y la dictadura.
Además de éstas nuestras banderas tradicionales, asumimos las que miles de
hombres y mujeres del planeta han levando con valentía en los nuevos movimientos
sociales y en las organizaciones civiles:
- La honestidad y la transparencia en la gestión pública, la lucha contra la
corrupción.
- La plena igualdad de derechos entre los sexos y el diálogo y la
democratización de las relaciones familiares, la lucha contra la dictadura de
los hombres sobre las mujeres y de los padres sobre los hijos.
- La tolerancia, la convivencia entre las razas y el respeto a las diferencias,
la lucha contra la doble moral y la discriminación.
- La consecuencia y la sinceridad, la lucha contra el oportunismo y la mentira.
- La defensa de la Naturaleza y del medio ambiente, la lucha contra la
dilapidación de los recursos y el maltrato a las otras especies.
- La autonomía regional y municipal, la lucha contra el "capitalcentrismo".
ESTO NO ES SÓLO UNA APUESTA ELECTORAL
De manera especial consideramos que es urgente construir en nuestra Nicaragua
una nueva democracia comprometida con la equidad social, que libere a los
ciudadanos de la esquizofrenia de la democracia formal y real. Una cosa es lo
que se dice en las leyes y otra la que se hace. Una cosa es la que prometen los
partidos y otra lo que realmente hacen. Una cosa es la justicia y otra lo que
hacen los jueces y tribunales. Queremos construir una nueva democracia que
resuelva la creciente disociación entre derecho y realidad; que armonice la
doctrina y la práctica de la democracia; que erradique la crisis de legalidad e
institucionalidad, de representatividad y legitimidad; que reinstale en un plano
de igualdad a representantes y representados; que ponga fin a la odiosa
imposición de los delegados de las mayorías electorales sobre las minorías. Una
nueva democracia que promueva seguridad y alimente de nuevos valores y
esperanzas a la mayoría de los nicaragüenses.
En los esfuerzos por la construcción de ese "otro mundo posible", estamos
convencidos que el adversario principal es el imperialismo, ubicado entre los
poderosos de la tierra y dominando el mundo: el gobierno de los Estados Unidos y
todos aquellos que respaldan la mundialización e imposición del modelo
capitalista, ahora bajo su forma neoliberal. Desde ahí se organizan las medidas
de protección de los intereses de las grandes corporaciones, la propagación y
defensa de sus intereses comunes, la conquista de nuevos mercados, la
recolonización de naciones enteras. Estas relaciones de dominación luego las
imponen a nuestros países por múltiples rutas, siendo la más conocida por
nuestra gente la de las condicionalidades de los programas del FMI y del Banco
Mundial.
Pero también sabemos que la subordinación a tal modelo se realiza en cada uno de
nuestros países con la complicidad de gobiernos dóciles, subordinados a los
grupos económicos que se benefician de estas políticas excluyentes y que, por
tanto, es urgente el desarrollo de propuestas alternativas nacionales, que
construyan poder popular y otra correlación social, y que apuesten por gobiernos
independientes, soberanos.
Nuestra apuesta no es sólo una alternativa electoral más. Es a la construcción
de un movimiento político verdaderamente alternativo, identificado con el
ideario del cambio social. Ciertamente, necesitamos una victoria electoral
alternativa, pero más importante será construir una mayoría social por el
cambio, más allá de las elecciones.
Mónica Baltodano es Comandante Guerrillera del FSLN. Municipalista. Fue
miembra de la Dirección Nacional del FSLN y Diputada del FSLN