La muerte de Herty Lewites
Sandinismo SI, danielismo NO
Alfonso Gumucio D. * Bolpress
La muerte inesperada de Herty Lewites, el candidato presidencial del Movimiento
de Renovación Sandinista (MRS) ha dejado a los nicaragüenses sumidos en el
desconcierto. Lewites se había constituido en la cabeza visible de la esperanza
en las próximas elecciones generales de noviembre, frente a la candidatura de
Daniel Ortega, quien a pesar de haber traicionado los ideales del sandinismo
continúa encumbrado en el histórico Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Para quienes no siguen de cerca la política de Nicaragua, las próximas
elecciones de noviembre aparecen como una nebulosa en la que solamente se
distingue la disputa de siempre entre la derecha liberal del somocismo, y la
"izquierda" (entre comillas), que representa Daniel Ortega. Nada más alejado de
la realidad que ese análisis simplón. La perspectiva de que gane Ortega, este
político mañudo y corrupto quien durante años ha estado entendiéndose con la
derecha somocista de Arnoldo Alemán, no significaría para el pueblo nicaragüense
sino una nueva derrota. Ortega sólo representa el "danielismo" corrupto,
mientras el sandinismo original está representado por el Movimiento Renovador
Sandinista (MRS) que encabezaba hasta ayer Herty Lewites. Es una pena que Evo
Morales, tamborillero local de Hugo Chávez, se declare como éste a favor de
Daniel Ortega, sin saber lo que eso significa para el pueblo nicaragüense.
Por desgracia la muerte de Lewites le deja el camino abierto a Daniel Ortega y a
sus aliados de la derecha, a menos que el MRS logre encontrar rápidamente un
candidato de peso que sustituya a Lewites. No faltan nombres prestigiosos
en la opción de renovación del sandinismo, ya que la gente más honesta, más
comprometida con los ideales y principios del sandinismo, se alejó de Ortega y
del FSLN. Se apartó Sergio Ramírez, el escritor que fue vice-presidente de
Nicaragua, así como numerosos comandantes guerrilleros y comandantes de la
revolución, como Henry "Modesto" Ruiz, ex ministro de planificación, Luis
Carrión, Dora María Téllez, Mónica Baltodano, Omar Cabezas, entre otros. En el
Movimiento Renovador Sandinista están también el poeta Ernesto Cardenal, ex
ministro de cultura, cuyos escritos contra de Daniel Ortega han sido lapidarios.
Ortega ha perdido las últimas cuatro elecciones. Es un hombre que se
aferra al poder a través de todos los medios, sin el menor sentido ético.
Durante los años en que ha estado en la oposición el Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN, una sigla que hoy carece de significado), su conducta
ha sido lamentable. Sus acuerdos con Arnoldo Alemán, la cabeza visible del
liberalismo somocista (hoy preso por ladrón, Ortega lo visita con frecuencia),
han significado una traición sistemática de los principios y la ideología del
sandinismo, y ha hecho que la mejor gente, los sandinistas íntegros, se aparten.
Quedan con el danielismo los "piñateros", enriquecidos a la mala como
Bayardo Arce y el decrépito (pero con veleidades de sátiro) Tomás Borge.
El propio hermano de Daniel Ortega, Humberto Ortega, ex jefe del Ejército
sandinista, se ha apartado de la política, pero por razones más "pragmáticas":
se enriqueció con el tráfico de armas y se fue a vivir a Costa Rica, donde es
"empresario" con una fortuna personal superior a diez millones de dólares.
Frente a ese descalabro de valores, los sandinistas de verdad, los que son
coherentes con la ideología revolucionaria y quieren una Nicaragua libre y
soberana, se aglutinaron en el Movimiento Renovador Sandinista, que en estas
próximas elecciones tenía como candidato presidencial a Herty Lewites, quien fue
junto a Henry Ruiz, uno de los mejores ministros del sandinismo cuando
estuvieron en el poder (1980-1990). Más recientemente, como Alcalde de Managua,
había mostrado su capacidad de gestión y su honestidad. En la formula
electoral está como vice-presidente Edmundo Jarquín, un economista de primera
línea, con una larga y exitosa carrera en organismos internacionales, un hombre
respetado por su integridad y su sentido ético. Juntos podían ofrecerle a
Nicaragua una posibilidad de cambio para romper el círculo vicioso entre
liberales y danielistas que, en realidad, en el gobierno o en la oposición, han
estado co-gobernando.
Ahora reina el desconcierto y no se sabe todavía lo que va a pasar. El MRS
tendrá que buscar un nuevo candidato, pero ya no será igual. El problema
adicional es que el MRS no tiene recursos para hacer su campaña. Como sus
dirigentes no robaron de las arcas del Estado, son casi invisibles en los
medios. Por otra parte, Chávez y Fidel cometen el error de apoyar al
corrupto Daniel Ortega, solamente porque se pinta como el caballo ganador y
puede retribuir los favores más adelante.
La población rural, mal informada, sigue creyendo que Daniel Ortega y el FSLN
representan aquel movimiento revolucionario que acabó con la dictadura de los
Somoza y cambió en diez años la historia de Nicaragua. No saben que ese
movimiento ya murió, se transformó en un partido clientelista y de rapiña.
Recuerdo que en los años 1980 nos ofendimos cuando un diario de Estados Unidos
reveló que Daniel Ortega, quien era aún presidente, compró en New York
unas gafas de 3 mil dólares. Nos pareció un ataque bajo al un líder
sandinista. Hoy nos damos cuenta que desde entonces esa voracidad por el
dinero y por el poder, empezaba a despuntar en el dirigente del FSLN que dirige
de manera vertical y autoritaria su estructura partidaria. Por eso, quizás, la
identificación de Chávez y de Evo Morales con él.
La muerte prematura e injusta de Herty Lewites allana el camino para que gane en
las elecciones de noviembre Daniel Ortega. El danielismo es el cáncer del
sandinismo, y como todo cáncer es invasivo y porque no fue extirpado a tiempo ha
terminado por apoderarse del organismo político, el FSLN, que antes de 1990
representaba los anhelos del pueblo nicaragüense por una vida mejor.
* Escritor, cineasta, periodista, fotógrafo y especialista en comunicación para
el desarrollo. Es autor de una veintena de libros y películas documentales, y ha
trabajado en seis continentes en proyectos de comunicación participativa para el
cambio social. Es Director Ejecutivo del Consorcio de Comunicación para el
Cambio Social. Fue miembro de la redacción del Semanario "Aquí" hasta el golpe
de 1980, y ha publicado en diarios y revistas de Bolivia, América Latina,
Europa, Norteamérica, África y Asia.