Presidente Alvaro Uribe profundiza modelo neoliberal
Implicaciones del ingreso de Colombia al Plan Puebla-Panamá
Fernando Arellano Ortiz
Alai Amlatina
Desde este mes de julio Colombia hace parte de un megaproyecto geopolítico
leonino que busca profundizar el modelo neoliberal en la zona septentrional de
América Latina con el fin de privatizar la infraestructura vial, los servicios
públicos y los recursos naturales. Esta estrategia económica y política es
impulsada por Washington a través del presidente de México, Vicente Fox y cuenta
con el aval financiero del BID y el Banco Mundial, y en su ejecución están
comprometidas varias transnacionales. No obstante el impacto que en todos
los órdenes tendrá en el inmediato futuro para el país, el anuncio del
presidente Álvaro Uribe en el sentido de que en su segundo mandato va a vincular
a Colombia en el Plan Puebla- Panamá (PPP) ha pasado desapercibido en la opinión
pública, seguramente por desconocimiento respecto de sus motivaciones y
consecuencias.
Transnacionales en pos de la riqueza de los pueblos
¿Pero en qué consiste el PPP y cuáles son sus objetivos económicos y políticos?
En primer término el PPP, ideado por Washington, fue propuesto en el año 2000
por el presidente Fox y aceptado en 2001 por los mandatarios de Centroamérica en
el contexto del mecanismo de diálogo de Tuxtla. Constituye un elemento
fundamental del plan geoestratégico norteamericano para
complementar los Tratados de Libre Comercio de América que Estados Unidos tiene
con Canadá y México, con los países de Centroamérica (CAFTA) y con los que están
en curso de suscribir con naciones andinas como Colombia, Perú y Ecuador.
El objetivo de este plan es muy claro: facilitar a las transnacionales la
privatización de las terminales aéreas y portuarias, las carreteras, la energía
eléctrica, el agua, el gas y el petróleo y, principalmente, apoderarse sin
restricciones de las enormes riquezas en biodiversidad de la selva Lacandona,
los Chimalapas en Oaxaca en México, y el Corredor Biológico Mesoamericano, que
llega hasta Panamá. Tiene un costo proyectado de $25 mil millones e
intenta abrir América Central y Colombia al libre comercio.
De esta manera, creará un "corredor de desarrollo" desde el estado central
mexicano, Puebla, por seis países centroamericanos hasta Panamá, una región que
abarca 102 millones de kilómetroscuadrados y 63 millones de personas. Esta
área también incluye bienes importantes de petróleo, 34 millones de hectáreas de
madera virgen, reservas espectaculares de agua dulce, 30 millones de obreros a
bajo costo, y el "Corredor Biológico Mesoamericano", creado por el Banco
Mundial, una fuente de biodiversidad muy apetecida.
La importancia de Colombia
A todo ello hay que agregarle los inmensos recursos de un país suramericano como
Colombia que muy pronto y según cálculos del presidente Uribe, se unirá a este
megaproyecto geopolítico. En este país la mira de las transnacionales están
puestos en el Chocó no solo por su diversidad natural sino porque es una
importante fuente de agua dulce y una reserva de petróleo. Adicionalmente en
este departamento se localiza el Tapón del Darién, sector selvático que
permitirá, una vez se construya el tramo de la vía panamericana, unir a
Centroamérica y Suramérica. Y por si lo anterior fuera poco, también existe la
posibilidad de abrir un canal interoceánico a través de cargas atómicas que
puede terminar siendo alterno del canal de Panamá.
Como señala el investigador Miguel Pickard del Centro de Investigaciones
Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC) de México, "el PPP surge
no como estrategia para eliminar la pobreza endémica, como dice el gobierno de
Fox, sino como un complot ingenioso para canalizar enormes cantidades de fondos
públicos a los proyectos de infraestructura que, se espera, inducirán la
inversión privada".
Plan Houston-Puebla-Bogotá
No en vano, el gobierno colombiano viene realizando negociaciones con sus pares
de Centroamérica con el propósito de concretar un Tratado de Libre Comercio.
Más que el intercambio comercial con esta región, lo que anima a la
administración Uribe Vélez es preparar todo el andamiaje jurídico e
institucional que permita viabilizar en forma expedita el ingreso de Colombia al
PPP que en adelante debería denominarse Plan Houston-Puebla-Bogotá, ya que desde
el Estado de Texas en el sur de Estados Unidos, el
Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Departamento de Estado
pretenden controlar económica y políticamente la zona mesoamericana y la parte
de Suramérica que comprende Colombia, Ecuador y Perú
Aunque en su impulso los gobiernos de Bush y Fox juegan un papel importante en
el PPP, su verdadero motor está en la oficina central del BID en Washington, D.C,
pues este Banco fue el que lo diseñó y está en capacidad de financiarlo en una
buena parte. Su presidente, el colombiano Luis Alberto Moreno, encabeza la
Comisión Financiera del PPP. Otros inversionistas financieros son el Banco
Mundial, el Banco Japonés de Cooperación Internacional, la Unión Europea, el
gobierno de España, y otras agencias bilaterales. En cuanto a
corporaciones transnacionales que miran con entusiasmo este rentable negocio de
explotación de recursos del suelo, subsuelo y rica biodiversidad en la región,
se pueden mencionar entre otras las siguientes: International Paper Company,
Boise Cascade, el Grupo mexicano Pulsar, la española Endesa, las estadounidenses
Harken Energy, Applied Energy Services, Duke Energy, Harza, Delasa Prescott and
Follet, Tribasa, Caros, GAN, ICA, Imbursa, Texas Connection, International
Shipholding Corporation, Monsanto, Shell, Dow Chemical, Exxon, y Hutchinson
Holdings.
Muralla contra Venezuela
Desde el punto de vista político el PPP constituye un excelente mecanismo de
Washington para dar apoyo geopolítico, económico y funcional a gobiernos
neoliberales como los de Centroamérica y Colombia y de esta manera oponerse y
hacerle el quite a un modelo alternativo de desarrollo económico y social como
el que vienen impulsando los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales
en Bolivia. En otras palabras, la integración de una comunidad de naciones
bajo la tutela e influencia de Washington y el capital financiero internacional
terminará por consolidar una muralla contra la influencia política evidente que
viene teniendo en Suramérica el gobierno venezolano.
Consecuencias y resistencia
Con la ejecución de este megaproyecto de las transnacionales se pone en peligro
la supervivencia de miles de comunidades porque no solo se atentará contra el
ecosistema sino que, además, se saquearán los ricos recursos naturales de la
región, se aprovechará la mano de obra abundante y barata, y acelerará la
evicción de los indígenas y los campesinos desde sus tierras para que entren a
las maquilas. Igualmente, las grandes corporaciones genéticas como
Monsanto, Syngenta, Diversa, y Pulsar tienen la oportunidad de llevar a cabo la
"biopiratería".
Por todo ello es que muchos grupos campesinos e indígenas tanto de México como
de los países centroamericanos y centenares de organizaciones sociales vienen
ejerciendo resistencia masiva al PPP. Entre tanto, en Colombia aún no hay
conciencia ni se ha abierto el debate en torno de este macroproyecto neoliberal
que apenas y con mucha prudencia ha sido esbozado por el reelecto presidente
Uribe.