Latinoamérica
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La desesperación por saber qué pasa en el mundo social
Iván Gutiérrez Lozano
Crónica Digital
Con la llegada al ministerio del Interior de Belisario Velasco se inicia, al
parecer, una nueva etapa destinada a tomar "medidas" sobre los pasos de los
movimientos sociales y políticos, para adelantarse y solucionar los "problemas"
que puedan existir en el mundo social.
La mandataria recalcó en la víspera que "nos vamos a anticipar" a los eventuales
conflictos usando información de instituciones legítimas, (llámese la Agencia
Nacional de Inteligencia). Las declaraciones de Bachelet salen en apoyo a los
dichos de Velasco quien sostuvo que su cartera no "descarta recurrir a
informantes para adelantarse a los conflictos sociales".
"Obviamente que gobernar significa anticiparse a situaciones que pueden preverse
y en este país, existe institucionalidad que permite que toda la información que
un gobierno tiene que tener para tomar buenas decisiones, y eso es tan claro y
ha sido histórico y permanente en cualquier gobierno democrático en nuestro
país", indicó en la víspera la presidenta a la prensa.
La defensa de Bachelet a la aplicación en toda su dimensión de la ley 19.974
sobre el sistema de inteligencia del Estado y que creó la ANI, se afirma en que
los primeros meses de su gobierno ha tenido que enfrentar diversos conflictos
sociales que han llevado a perder la confianza de la ciudadanía en su gestión.
¿POR QUÉ ACTUAR AHORA?
Las masivas protestas estudiantiles, la huelga de hambre de los mapuches presos,
los conflictos medioambientales, los reclamos de los pobladores sin casa y
deudores habitacionales, las protestas de los transportistas, las huelgas de los
trabajadores, la subida del precio de los combustibles y por derivación del
transporte, incremento de la delincuencia, crisis con Argentina por el gas,
fueron sólo algunos de los problemas.
También se debe sumar, las descoordinaciones y discrepancias entre el gobierno,
los congresistas y los partidos políticos de la coalición de gobierno de la
Concertación que en más de una oportunidad obligó a la mandataria a llamar al
orden y la disciplina en las filas del oficialismo.
Aunque muchos de los conflictos que le ha tocado asumir a Bechelet en estos
cuatro meses, son un legado de los tres gobiernos anteriores, la mandataria y su
gobierno tampoco han mostrado mucha seguridad en cuanto a como van a cumplir con
la agenda prometida durante su campaña.
Las principales definiciones, como las reformas electorales, de pensiones, de
Educación, Seguridad Pública -entre otras-, las puso en manos de pomposas
comisiones, nombradas al parecer sin un criterio claro en cuanto a objetivos y
expectativas.
Salvo pasos alentadores, pero muy cortos, en el terreno social -aumento de las
pensiones mínimas y atención médica gratuita para personas de la tercera edad- y
algunos gestos en el área de derechos humanos, no ha podido anotarse muchos
logros en lo que va de gobierno.
La relación de los gobiernos de la Concertación con el mundo social en estos 16
años ha sido mínima o casi nula. El aporte por parte del Estado al desarrollo de
las organizaciones de la ciudadanía se han reducido a unos pocos proyectos de
bajos montos y no a resolver los problemas que estas levantan y que buscan
soluciones por parte de los gobiernos locales, regionales o nacional.
Ante esta realidad, la medida de aplicar con todo la ley 19.974 es producto de
la desesperación. La Moneda no podría soportar un nuevo estallido como fue la
"Revolución de los Pingüinos", que de una reivindicación sectorial, pasó a ser
reclamo nacional y que además contó con el apoyo de todos los chilenos, y con
ello iniciar un proceso de transformaciones que busque un verdadero cambio en la
educación del país.
Las protestas estudiantiles llavaron a que el viernes pasado, Bachelet anunciara
el primer cambio de gabinete, que incluyó tres piezas claves: el ministro del
Interior y segundo hombre del gobierno, Andrés Zaldívar; y los titulares de
Educación, Martín Zilic, y Economía, Ingrid Antonijevic, y que en sus puestos
fueron nombrados Belisario Velasco (Interior), Yasna Provoste (Educación) y
Alejandro Ferreiro (Economía), con lo que mantuvo en lo fundamental el
equilibrio político dentro de la coalición gobernante y la paridad de sexo en el
equipo ministerial, pero entregó una señal política de debilidad.
QUÉ ES LA ANI
No olvidemos que la ANI fue creada en 2004, y es sucesora de la Dirección de
Seguridad Pública e Informaciones (llamada popularmente como La Oficina) creada
en 1993.
La ley define las funciones, las normas que debe aplicar y el secreto y reserva
con el cual debe actuar la ANI. Su máxima autoridad es el Director, cargo de la
exclusiva confianza de la presidente.
La agencia, según la normativa vigente a 2006, cuenta con una planta aproximada
de 125 personas. Su labor principal es realizar inteligencia política, ya que
dentro del llamado Sistema de Inteligencia del Estado de Chile, cumplen esa
labor las Direcciones de Inteligencia de las Fuerzas Armadas de Chile y la
inteligencia policial las Direcciones o Jefaturas de Inteligencia de las
Policías (Carabineros e Investigaciones).
El antiguo organismo coordinador (la Dirección de Inteligencia de Defensa del
Estado Mayor de la Defensa Nacional) quedó también como organismo colaborador de
las instituciones armadas.
Aunque dicen que la ANI cumple funciones sobre termas económicos, su verdadera
función es la inteligencia política, que no es más que la obtención de
información por parte organizaciones sociales u organizaciones dedicadas a la
política. Esta recopilación de información puede tener diversos fines, tales
como el combate a opositores políticos, control o seguimiento de organizaciones
sociales (ONG, sindicatos, federaciones estudiantiles, grupos de presión, etc.)
con el fin de precaver sus comportamientos, o persecusión de fines "criminales".
Lo que debe hacer el gobierno, no es recurrir a los "informantes", ni llevar a
su policía política al seno de las organizaciones sociales, sino debe estar
junto a ellas, prestando su apoyo y asesoría. La Concertación y el propio
gobierno debe tomar en cuenta que fueron ellas las que lucharon contra la
dictadura, pero también son las que han mantenido los valores democráticos en
estos años, pero sin el apoyo gubernamental.
Más aún, las organizaciones sociales son el motor democrático de la sociedad y
son las que deben estar al frente de las revindicaciones de todos los chilenos.
- Iván Gutiérrez Lozano es director de Crónica Digital.