Latinoamérica
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Joao Pedro Stedile: La lucha de los Sin Tierra en Brasil
Luke Stobart
El MST organiza a miles de pobres del campo en Brasil. João Pedro Stedile, de la
ejecutiva del MST, habló con el semanario británico de izquierda Socialist
Worker. "El objetivo es construir la fuerza de un movimiento y realizar cambios
estructurales en la sociedad para avanzar hacia el socialismo"
LS: En los últimos años hemos visto una explosión de luchas en América Latina.
Junto a los trabajadores y pobres de las ciudades, los movimientos rurales han
jugado un papel clave. El MST es el mayor y más exitoso ejemplo, organizando
muchas y espectaculares ocupaciones de tierras. ¿Qué ha logrado el MST mediante
estas luchas?
JPS: El más importante logro del MST ha sido organizar a los pobres del campo.
En Brasil hay cinco millones de trabajadores sin tierra, la capa más pobre de la
sociedad rural.
Nosotros ganamos tierras para 500.000 familias, unos tres millones de personas.
Estas familias están aún luchando en otros frentes –por la soberanía alimentaria
[el control sobre la forma en que los alimentos son producidos y vendidos], por
la educación y por un cambio del modelo agrícola vigente. También hay 150.000
familias que actualmente están ocupando tierras o están acampadas. Están en
conflicto permanente con los grandes terratenientes y con el gobierno.
La elite brasileña acepta que la gente suplique y consiga votos para ellos. Lo
que temen es que los pobres actúen con sus propias ideas. Si los sin tierra no
se organizan ellos mismos, nadie les resolverá los problemas, ni siquiera un
gobierno de izquierda.
¿El MST trabaja estrechamente con otros sectores y movimientos sociales?
Hemos aprendido de aquellos que lucharon antes que nosotros que debemos ser más
unitarios y generosos, y menos sectarios. Hemos aprendido que nuestra fuerza no
viene de proclamar que nuestras ideas son mejores, sino de nuestra habilidad
para organizar a la gente por un objetivo común de cambio de la sociedad. Por lo
tanto, en Brasil, Vía Campesina (la red internacional de campesinos) está
compuesta de varios movimientos. También participamos en los movimientos
sociales y en los grandes foros, como el Forum Social Mundial.
Muchos esperaban que cuando el gobierno del Partido de los Trabajadores con el
Presidente Lula llegó al poder en el año 2003 habría un cambio. Pero el MST ha
denunciado que la difícil situación de los que viven de la tierra apenas ha
cambiado.
El pueblo votó por Lula porque pensaba que él estaba contra el neoliberalismo.
Sin embargo, para garantizar que sería elegido, Lula se alió con los sectores
neoliberals de la burguesía brasileña y creó un gobierno ambiguo. Por una parte
hay ministros neoliberals derechistas. También hay, por otra parte, algunos,
como el ministerio de la reforma agraria, de izquierdas. El resultado ha sido
una lucha constante en la sociedad y con el gobierno.
Algunos trabajadores sin tierra pensaban que la solución de sus problemas
vendría rápidamente después de la elección de Lula, pero esto no ha sucedido.
Solamente la organización social y la lucha pueden lograr cambiar Brasil o
cualquier otro lugar. Esperamos que después de las próximas elecciones habrá
fuerzas de izquierda más fuertes. Si Lula no trae el cambio, pensamos ver el
crecimiento de la lucha de masas de nuevo.
En Bolivia el presidente Evo Morales nacionalizó hace poco el petróleo y el gas.
¿Ha tenido esto un impacto en Brasil?
La nacionalización es una medida muy positiva porque prueba que otro camino es
posible. Es un derecho del pueblo boliviano el uso de sus recursos naturales
para combatir los problemas sociales.
Al mismo tiempo, no deberíamos olvidar el contexto en el que tuvo lugar la
nacionalización. Constato que en Europa la gente habla sobre los cambios que
están sucediendo en América Latina. Sí, están habiendo cambios, pero no son tan
profundos como la gente imagina.
Afortunadamente, los gobiernos de Evo Morales en Bolivia y de Hugo Chávez en
Venezuela han dado indicios de esperanza para el pueblo de América Latina. Pero
no tenemos aún delante una movilización popular a gran escala ni en Venezuela ni
en Bolivia.
¿Pero no hay movimientos en países como Bolivia que derrocan presidentes?
Cierto, pero es muy fácil derrocar a un presidente. Lo que es difícil en
construir un proyecto de desarrollo nacional basado en los intereses del pueblo
y en oposición al neoliberalismo y el imperialismo.
Necesitamos los movimientos sociales para construir fuerzas permanentes
organizadas. Esto aún no existe en los países de América Latina. Chávez ha hecho
un llamamiento para la discusión de un proyecto que describe como "desarrollo
endógeno". Él se da cuenta que no basta con las proclamas contra los gringos.
Necesitamos un proyecto que trate de responder a cuestiones tales como la forma
en que vamos a construir nuestra economía alternativa. ¿Cómo vamos a encontrar
puestos de trabajo para todos? ¿Cómo vamos a distribuir la renta? ¿Qué
produciremos? Si solamente haces discursos no engañarás al pueblo mucho tiempo.
El proyecto que está describiendo ¿es socialista?
No, no aún. Esto es un reto para nosotros en Brasil. No estamos en el escenario
de un proceso histórico. El objetivo es construir la fuerza de un movimiento y
realizar cambios estructurales en la sociedad para avanzar hacia el socialismo.
Hemos aprendido de la experiencia de la Europa del Este y de China que el
socialismo es más que tener un gobierno socialista. Socialismo significa cambios
profundos en las estructuras económicas, las relaciones sociales y la ideología.
Estamos lejos de conseguirlo. Pero iremos a la construcción de un proceso que
nos lleve al socialismo.
En el movimiento internacional contra el neoliberalismo hay gente que argumenta
que podemos cambiar la sociedad sin tomar el poder. ¿Es posible cambiar la
sociedad de esta forma?
No, no es posible, pero el poder no es solamente el estado. El poder está
diluido dentro de múltiples formas empezando por el hogar, y extendiéndose por
la comunidad y la sociedad. Está en las escuelas, en las iglesias, en los medios
de comunicación, también en el estado. Esto es algo que aprendimos de Antonio
Gramsci.
Los cambios deben ser hechos en la base de la sociedad. La crítica que hacemos a
los partidos ortodoxos de izquierda es que ven el poder como si solamente
estuviera en el palacio presidencial. Pero cambiando sólo el inquilino del
palacio no se resolverán los problemas fundamentales de la sociedad.
Al mismo tiempo, no podemos caer en la trampa de ver el problema solamente en la
propia familia o pueblo y que no nos debemos preocupar del gobierno. Necesitamos
gobiernos del pueblo socialistas pero basados en la conciencia política y la
participación. Morales tiene ahí una ventaja sobre Chávez. La principal fuerza
que Chávez tiene detrás es el ejército y movilizaciones ocasionales de masas.
En Bolivia, sin embargo, ha habido 15-20 años de poder popular de base entre los
campesinos, pueblos indígenas y mineros. Esta experiencia garantizará que el
gobierno de Morales involucrará la participación y el control del pueblo desde
abajo. Esto hace posible que el cambio sea exitoso.
La organización que creció con las luchas de masas de los pobres del campo
Brasil tiene la más desigual distribución de la tierra del mundo, con el 2 por
ciento de los propietarios que controla el 64 por ciento de la tierra cosechable.
El MST surgió de las luchas de masas contra la dictadura militar del general
Geisel a finales de los 70 del siglo pasado. Oficialmente fue fundada en 1984.
Sectores progresistas de la iglesia católica jugaron un papel clave en su
creación.
Los activistas del MST han ocupado tierras no cultivadas para establecer granjas
cooperativas y construir escuelas y clínicas. Ahora existen 1.800 escuelas en
los asentamientos del MST.
El movimiento en Brasil ha ayudado a lanzar la primera red internacional de
movimientos de trabajadores del campo de la historia, Vía Campesina, que ahora
organiza a 87 países.
El MST ha tenido que hacer frente a ataques feroces de la policía, la judicatura
y los medios de comunicación. Cerca de 1.600 trabajadores del campo han sido
asesinados en los últimos 20 años, incluyendo a 100 activistas del MST. En 1996,
el premiado fotógrafo brasileño Sebastião Salgado fotografió la masacre de
granjeros en el estado de Pará.
El MST ha ampliado sus actividades con marchas a la capital, ocupaciones
urbanas, la destrucción de las cosechas genéticamente modificadas y la creación
de una universidad para los activistas rurales.
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós